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Isagén y el pulso por la Presidencia

La polémica está al rojo vivo y quienes protagonizan son dirigentes y partidos políticos con claros intereses en la contienda de 2018.

Hugo García Segura
17 de enero de 2016 - 02:00 a. m.

En torno a la venta de Isagén al fondo canadiense Brookfield, y más allá de la discusión sobre si fue o no legal haberlo hecho teniendo un solo proponente o si el precio fue el adecuado, se vive un duro pulso de fuerzas políticas cuyo trasfondo tiene que ver con la elección presidencial de 2018. En las redes sociales hay mensajes de todo tipo: uribistas atacando al Gobierno; otros diciendo que el gran beneficiado fue el vicepresidente Germán Vargas Lleras y que estaría abonando el camino para su futura aspiración; algunos acusando al expresidente Álvaro Uribe de oportunista y recordándole que también quiso privatizar la empresa y muchos cuestionando al ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, por insistir y liderar la negociación.

Ataques, acusaciones e insultos que marcan desde ya el clima tempestuoso que tendrá la lucha por la primera magistratura del Estado dentro de dos años y medio, pues quienes protagonizan son dirigentes y partidos políticos con intereses en esa contienda. Y con una opinión pública que en su mayoría se mostró contraria a la venta, qué mejor escenario para plantear posiciones y hacerse notar.

De hecho, la postura adoptada por Cambio Radical a favor del negocio ha sido vista como una “estrategia” a favor de su jefe natural: Vargas Lleras. Como se ha dicho, los recursos que recibirá el Estado servirán para financiar la construcción de las llamadas autopistas 4G, proyectos que son liderados desde la Vicepresidencia. Por eso, los críticos creen que lo que se está haciendo es “pavimentar su candidatura”.

Vargas Lleras no se ha metido en el avispero político, aunque ha dicho que esa plata servirá para llevar a feliz término nuevas carreteras, ante la coyuntura actual de la caída de los ingresos minero-energéticos. Quien sí ha entrado en la discusión ha sido el presidente de Cambio Radical, representante Rodrigo Lara, quien considera que la venta de Isagén fue acertada debido a que la apuesta que debe hacer el país es a la infraestructura como promotor de desarrollo y crecimiento económico.

En cuanto a los cuestionamientos por el supuesto favorecimiento al vicepresidente, para Lara se trata de simples insinuaciones de “mala leche”: “Es como decir que el Polo Democrático se opuso a la venta para sabotear las grandes obras que Enrique Peñalosa tiene planeadas para Bogotá o que Álvaro Uribe lo hizo sólo por defender los intereses que él considera antioqueños, pues las Empresas Públicas de Medellín son accionistas de Isagén”, le dijo a El Espectador.

Lo cierto es que quienes han enfilado baterías en contra de la decisión de vender la empresa son, precisamente, los que pintan como rivales de Vargas Lleras en 2018: el uribismo, los liberales, el Polo, Marta Lucía Ramírez y el exalcalde de Bogotá Gustavo Petro. De ahí que uno de los comentarios más persistentes es que el tema logró unir fuerzas totalmente opuestas. Tan es así que en el liberalismo, uno de los partidos de la Unidad Nacional, ya están pidiendo salirse de la coalición de Gobierno.

“Vamos a tener unos retiros la primera semana de febrero, en ese tiempo vamos a tomar la decisión”, indicó la senadora Viviane Morales. Bien es sabido que los rojos hace rato notificaron que le van a dar la pelea a Vargas Lleras y ya le han mostrado los dientes: cuando el senador Horacio Serpa, su codirector, lo acusó de haber utilizado recursos del Estado para favorecer a los candidatos de Cambio Radical en las pasadas elecciones locales y regionales.

En el uribista Centro Democrático —sin importar que a sus espaldas cargue el haber planteado en 2009 la posibilidad de vender a Isagén para cubrir parte del déficit fiscal de la nación— el tema se ha convertido en un conveniente caballo de batalla para hacer oposición, que se suma al del proceso de paz con las Farc. Desde el expresidente Uribe hasta el último de sus congresistas han dicho que el negocio apunta es a que el Gobierno obtenga recursos para la “mermelada”, es decir, para ganar y pagar favores políticos. Es claro que el uribismo, como principal fuerza política opositora a Santos, buscará recuperar el poder en 2018.

Por los lados del Polo Democrático, su senador “estrella”, Jorge Robledo, ha expresado que quiere ser candidato presidencial. Y sí que ha sido uno de los críticos más acérrimos de la venta de Isagén. “Estamos hablando del detrimento más grande de la historia (…) asqueado quedó el país con Santos, Cárdenas y Vargas Lleras, por usar Isagén para enriquecer a Brookfield y a comisionistas colombianos”, es su opinión.

Por su parte, el exalcalde Petro, quien ya habla de la intención de llevar a nivel nacional su proyecto de la Bogotá Humana, escribió en su cuenta de Twitter: “El activo fundamental de Isagén es el agua embalsada. Lo que hizo Santos fue vender el agua de los colombianos”. Y Marta Lucía Ramírez, la excandidata conservadora y quien, según dicen, buscará nuevamente la Presidencia, ha calificado irónicamente como el “negocio del siglo” la compra de Isagén, pues quienes la adquirieron lo hicieron “a un precio barato, en devaluados pesos colombianos y ahora sacarán superdólares”.

Por cierto, hablando de efectos adversos sobre posibles candidaturas presidenciales, hay quienes creen que el ministro Mauricio Cárdenas quemó todas sus naves al jugársela por el negocio. Desde hace algún tiempo su nombre aparece en la lista de posibles aspirantes en 2018. Incluso hasta se ha llegado a hablar de un pulso interno en el Gobierno con Vargas Lleras.

Cabe recordar que en mayo del año pasado el vicepresidente dijo estar “fatigado” por la “indecisión” del Ministerio de Hacienda al no resolver el tema de recursos para financiar la tercera ola de las vías 4G, especialmente en Santander y Norte de Santander. Recientemente, en una entrevista con RCN Radio, Cárdenas dijo que todo era especulación y que sus actuaciones no están supeditadas a cálculos políticos sino a los intereses del país.

La discusión seguirá por varias semanas. Si bien falta mucho para la campaña presidencial, es claro que esta coyuntura ha servido para comenzar a advertir el pulso político-electoral que vivirá Colombia en esa pelea por el poder, donde además de la paz y el posconflicto, el tema económico será prioritario. Para este año se habla de mayor inflación, precios internacionales del petróleo a la baja, dólar al alza, exportaciones cayendo, reforma tributaria con nuevos y más impuestos y un pobre crecimiento en el Producto Interno Bruto (PIB), calculado en sólo un 2,8%. Quizá dentro de dos años la tormenta haya amainado, pero sus efectos serán inevitables.

Investigación y moción de censura

El representante a la Cámara del Centro Democrático Edward Rodríguez pidió esta semana investigar de oficio al presidente Juan Manuel Santos por las presuntas irregularidades que pudieron haberse presentado en el proceso de venta de Isagén. “Pudo existir un presunto detrimento patrimonial en contra de la Nación y se debe investigar si existieron o no irregularidades contractuales en el proceso”, dijo.

Mientras tanto, en el Congreso comienza a caminar una moción de censura en contra del ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, impulsada por las senadoras liberales Viviane Morales y Sofía Gaviria. Según cálculos iniciales que hacen las dos legisladoras, hay mayorías para sacar adelante este propósito. Son los efectos políticos que, por ahora, deja la venta de Isagén, a la cual, además, ya le llueven demandas.

Por Hugo García Segura

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