En manos de un empresario social

Obtuvo casi el 40% de los votos y se impuso sobre Roberto Ortiz (24%) y Angelino Garzón (21%). Su reto: replicar en la ciudad su éxito como empresario.

FABIO POSADA RIVERA
25 de octubre de 2015 - 09:00 p. m.

A pesar de su apellido, que suena a extranjero, Maurice Armitage se describe a sí mismo como más caleño que el pandebono y el chontaduro. Este hombre, que frisa los 70 años, se dio a conocer ampliamente en Colombia el año pasado cuando la revista Semana lo condecoró junto a otros 29 líderes por su labor como empresario y su trabajo social.

Algunos también lo conocen como el “cacao de la reconciliación”, debido a que luego de sufrir dos secuestros, uno en 2002 por el frente 57 de las Farc y otro en 2008 a manos del mayordomo de su finca, perdonó a este último, pagó los abogados para que lo defendieran, se hizo cargo del estudio de sus hijos mientras estuvo preso y, al recuperar la libertad, lo ayudó a conseguir un nuevo empleo.

La historia de su reacción ante el segundo plagio llegó a oídos del presidente Juan Manuel Santos, quien lo invitó a ser parte del último grupo de víctimas que visitó La Habana (Cuba), en diciembre de 2014, para conversar con los negociadores de la guerrilla y el Gobierno.

Definir al nuevo alcalde de Cali no es una tarea sencilla y los matices que hacen única su personalidad pueden verse mejor reflejados en las cosas que ha hecho durante su larga trayectoria. Aunque ha trabajado por largas temporadas como empleado, Armitage se destaca por su espíritu emprendedor.

Su primer intento de independizarse fue gracias a un negocio de papas fritas que vendía puerta a puerta en su propia moto. Vehículo que toda la vida lo ha apasionado. No en todos sus emprendimientos tuvo suerte. Armitage confiesa que no le fue bien con una empresa de corte y transporte de caña y después con una fábrica de tableros de bagazo de caña.

En 1969, ingresó a laborar en la Siderúrgica del Pacífico (Sidelpa), donde aprendió los secretos del mercado del acero. Para 1986 se aventuró de nuevo y compró, junto con su primo Augusto López, una empresa en quiebra que se llamaba Fundente, que luego transformó en la Siderúrgica de Occidente (Sidoc), con la cual se estableció y amasó una gran fortuna.

Gracias al éxito económico con Sidoc, el nuevo alcalde de Cali pudo ser parte en otras compañías como Cementos San Marcos y el Ingenio de Occidente.

Pero tal vez la mayor particularidad de Armitage es precisamente su postura ante el éxito económico, el cual describe así: “Una empresa no es de sus dueños sino de quienes trabajan en ella y contribuyen a la generación de riqueza, creo que es de la mano de su gente que un líder puede sacar adelante la más difícil de las causas, siempre que el equipo esté motivado, empoderado y bien retribuido. Por este motivo, cada 90 días en Sidoc distribuimos las utilidades con nuestros colaboradores, en igualdad de proporciones, sin importar el cargo. Creo que la plata la debemos hacer con el capitalismo, pero la debemos gastar con el socialismo”.

Esta generosidad se ha convertido en la paradoja de su vida, pues es muy bien vista en los sectores sociales con mayores necesidades, pero no siempre es bien recibida por una parte del sector empresarial, al que su actitud deja en evidencia.

La campaña y el triunfo de Armitage por encima de dos contendores de peso como el exvicepresidente Angelino Garzón, avalado por el Partido de la U y el excongresista liberal Roberto Ortiz, que representaban a los sectores políticos tradicionales de la región, es tal vez un fuerte mensaje de la madurez a la que ha llegado el electorado caleño que llevaba dos décadas polarizado.

“Creemos con Armitage”, el movimiento cívico que avaló su candidatura, tiene el reto de continuar la senda de recuperación de la administración municipal de Cali, que comenzó en el gobierno del médico Rodrigo Guerrero.

La terquedad y su mal genio, características que también definen a este líder, serán tal vez su talón de Aquiles, pues para alguien que toda su vida trabajó en el sector privado el manejo de la cosa pública puede ser desesperante.

Hay expectativa por saber cómo va a administrar la nómina del municipio toda vez que durante la campaña sumó algunos apoyos de grupos políticos como José Luis Pérez y Nicolás Orejuela, de Cambio Radical, artífices de la estrategia ganadora en los sectores populares, y hasta de Álvaro Uribe, del Centro Democrático.

Por FABIO POSADA RIVERA

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