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"Me duele que mi mamá se angustie por mí"

Nuevamente fue amenazada por los violentos. Sin embargo, sus denuncias siguen dando de qué hablar.

Felipe Morales Mogollón / Juan David Laverde Palma
28 de septiembre de 2014 - 03:54 p. m.
La senadora de la Alianza Verde, Claudia López, en diálogo con El Espectador  el pasado viernes.   / Óscar Pérez - El Espectador
La senadora de la Alianza Verde, Claudia López, en diálogo con El Espectador el pasado viernes. / Óscar Pérez - El Espectador
Foto: Oscar Perez

Ni siquiera cuando dejó escurrir algunas lágrimas durante la entrevista se quebró su voz. Las dejó caer justo cuando le contaba a El Espectador la tragedia de vivir en permanente zozobra por las amenazas de los violentos y la angustia que le ha provocado a su madre esta situación. Aun así la senadora Claudia López no se arredra y en este diálogo sin rodeos, como ya es costumbre, no se guardó ni una crítica contra el fiscal, las cortes, la justicia, las Farc y el Gobierno. Así se despachó con este diario.

P: ¿Por qué ha suscitado tanta controversia el supertribunal que busca juzgar al fiscal y a los magistrados de las altas cortes?

R: Para que una democracia tenga equilibrio de poderes nadie se puede sentir por encima de la ley. Lo que está ocurriendo con los aforados —el presidente, el fiscal y los magistrados— es que tienen impunidad de facto. Una piedra fundamental del reequilibrio de poderes es que el fiscal y los magistrados tengan un tribunal ante el cual respondan si violan la ley.

P: Pero el fiscal anda muy molesto. El viernes habló de un “revanchismo” del Congreso contra la justicia. ¿Qué pasa?

R: No entiendo. Debe ser un poco de temor infundado: a nadie le gusta que le cambien su forma de juzgamiento. No sé si también se tratará de arrogancia. Pero no es un revanchismo. La propuesta la he hecho yo, que estoy viva gracias a la Fiscalía y a la Corte Suprema. ¡Cuál revanchismo! Si en las investigaciones de la parapolítica o las denuncias que he hecho contra narcotraficantes como Kiko Gómez ellos me hubieran dejado colgada de la brocha, yo estaría muerta o exiliada. Nos interesa acertar en esta reforma. Mire, el fiscal acusa y los magistrados juzgan con base en la ley. ¿Por qué el derecho nos cobija a todos menos al fiscal y a los magistrados? Hace poco le dije al ministro de Justicia, Yesid Reyes, que su papá, un hombre incólume y valiente (muerto en el Palacio de Justicia en 1985), seguramente se sentiría muy incómodo y molesto con un tribunal como el que garantizó la impunidad para el expresidente Ernesto Samper.

P: ¿Por qué ha sido tan crítica con el fiscal?

R: Tengo aprecio personal por él, pero, por ejemplo, el rol que tuvo en las pasadas elecciones presidenciales fue un desastre para él y la Fiscalía. El hacker es un tipo que cometió unos crímenes y lo deben juzgar, pero ahí hubo un manejo político que es inocultable. Cuando un fiscal se deja seducir por el poder le hace un daño inmenso a la justicia y a la democracia de Colombia.

P: Pero cómo hacemos para que los fiscales no se dejen seducir por el poder. ¿Varios exfiscales se han creído presidenciables?

R: Vamos a tener que darles un calmante para que el cargo no los maree. Yo les pediría al fiscal y a los magistrados serenidad y calma, que nosotros lo que buscamos es juzgamiento en derecho, no como Ernesto Samper que gozó de impunidad de facto. Aquí nadie puede creer que sólo tiene protección si tiene impunidad, eso que lo digan los parapolíticos, ¿pero nuestro fiscal y nuestros magistrados?

P: ¿Qué otros cambios claves trae esta reforma para el equilibrio de poderes?

R: Si la Alianza Verde estuviera en el poder propondríamos una reforma que le diera poder al ciudadano frente a los poderosos, pero perdimos. Entonces estamos equilibrando el poder entre poderosos. En la Rama Ejecutiva el punto clave es eliminar la reelección y en el Legislativo eliminar el voto preferente, que haya listas cerradas en las que los partidos se responsabilicen por quienes eligen y quienes postulan.

P: Mientras reequilibramos el poder entre los poderosos los acuerdos de La Habana plantean nuevas reformas políticas...

R: Es muy importante que hayan hecho público los acuerdos con las Farc. No veo en esos acuerdos nada exótico, al contrario, yo los leo y me pregunto: ¿por esto nos hemos matado 60 años, por esto nos hemos dado tanto plomo, por esto hay seis millones de víctimas? ¿Por esto, por actualizar el catastro, por acordar que se financie el desarrollo rural, garantizar que a la gente no la maten si hace política? Esto a mí lo que me produce es vergüenza de patria. La gran revolución de las Farc terminó exigiendo que se cumplan las leyes que ya teníamos. Qué pena con el país, con las víctimas. Semejante matazón por cosas tan elementales.

P: ¿A qué horas terminamos en esta crisis en la administración de justicia.

R: Una de nuestras grandes tragedias es que la Rama Judicial está casi tan desprestigiada como el Congreso. Esto tiene que alarmarnos, porque derrumba la democracia. Si la gente pierde la credibilidad en dos de las tres ramas del poder público no hay democracia que se sostenga. A la gente la irrita ver que magistrados cometen actos indecorosos o ilegales y no pasa nada. Esos abusos de poder no pueden pasar más. Hay que acabar esa puerta giratoria del yo te elijo, tú me eliges, ese pago de favores grotesco, ese clientelismo perverso que ni siquiera pasa en el Congreso. Hay mucho por corregir. Si la excontralora tuvo que huir del país, creo que ello ocurrió también por los abusos cometidos por el fiscal.

P: ¿Hubo persecución del fiscal en ese caso?

R: Yo sí creo. Es de público conocimiento que el señor fiscal fue asesor de Saludcoop y que, en parte, sus conceptos jurídicos, que costaron miles de millones de pesos y se pagaron con plata de los colombianos, justificaron la manera en que Saludcoop se robó esos recursos. No digo que el fiscal sea parte del robo, para mí es un hombre probo, pero Saludcoop usó sus consejos. Y eso lo dijo la excontralora. El fiscal consideró eso como inadmisible, y yo creo que abusó al meterse en una cruzada que tiene mucho más de personal que de derecho.

P: Nuevamente fue amenazada. ¿Cómo sortea uno ese peligro latente de sentirse en riesgo?

R: Sí, qué pereza. Estas cosas siempre hay que tomárselas con seriedad y prudencia. No sé si son los Rastrojos o no, pero claramente es gente que está opuesta al proceso de paz, gente que teme que si se restituyen las tierras, que si se resarce a las víctimas, que si se quita la excusa de las Farc, ellos corren peligro. Y tienen razón, porque el día que las Farc desaparezcan, vamos a ir por ellos. Obviamente aquí nos toca por partes, porque este país es demasiado delincuente, pero vamos a ir por todos.

P: Este país ha visto cómo las mafias y los ilegales han asesinado a voces como la suya en el pasado. ¿Cómo no amilanarse?

R: Es muy difícil. En lo personal siempre me preocupa mi mamá. Ella no debería tener un minuto de preocupación por mí. Soy la mayor de mi casa y mi mamá tiene sobrinos, nietos, hijos de los que ocuparse. Me duele profundamente que ella se angustie. Ella se lo toma con toda la serenidad, pero las horas de sueño y tranquilidad que esto le quita no están escritas. Hay muchas limitaciones. Yo amo la montaña, la naturaleza. Y vivir amenazado significa vivir encerrado. Este país es divino y me lo he recorrido a pie, con mochila, mil veces. Ahora no puedo dar papaya. Y me pasa que vuelvo a sentir que tengo libertad cuando salgo de Colombia. Eso me produce una nostalgia infinita.

P: ¿Ha valido la pena tanto sacrificio?

R: Sí. Este país hoy es mejor que en los 80, cuando mataron a Galán, a Jaramillo y a Pizarro, personas por las que yo hubiera querido votar. Hoy no hay un Pablo Escobar, hoy nadie puede doblegar a punta de narcoterrorismo a la sociedad, la Constitución del 91 es de lejos mejor que la de 1886. Claro que este país es mejor con el 15% del Congreso investigado por parapolítica y no el 40% como ocurrió con las elecciones de 2002. Y sí, hay costos, pero no me quiero victimizar, soy una superprivilegiada. Yo soy Claudia López, nací en Bogotá, no soy afro ni indígena, mi madre fue la primera de su familia que tuvo un título universitario y aquello mejoró el ingreso de nuestra familia, yo pude ir a una universidad mejor que la de mi madre y pude aprender otro idioma y educarme en el exterior. Todo eso en buena medida pasó porque fui una hija amada y deseada y porque nací en Bogotá, porque mi familia no estaba en el campo, ni era afro ni indígena. Una Claudia López que hubiera nacido en Quibdó, que hubiera sido afro y cuya madre no hubiera terminado primaria, no tendría estas oportunidades. Ese es el drama. Y el posconflicto tiene que corregir eso: que la Claudia López que nazca en Quibdó tenga las mismas oportunidades que la de Bogotá.

P: ¿Para qué sirvió el debate contra el expresidente Uribe?

R: Creo que debatir sobre la educación y el posconflicto era mucho más importante que debatir sobre la trayectoria de Uribe. Pero respeto al senador Iván Cepeda, aquí a nadie lo pueden callar, hay que ver todo lo que hicieron para que ese debate no se hiciera. Tampoco creo que el debate causara más o menos polarización. La guerra duele y la paz divide. Hasta hace diez años había un consenso de 80-20 por la guerra. Hoy hay una saludable polarización de 55-45 por la paz.

@felipeprensa

@jdlaverde9
 

Por Felipe Morales Mogollón / Juan David Laverde Palma

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