Fueron seis mujeres en representación de distintas organizaciones sociales, en un hecho que pasó casi que desapercibido ante el ir y venir de noticias en torno a la guerra.
Para Olga Amparo Sánchez (Casa de la Mujer), Ana Elsa Rojas (Mujeres por la paz), Patricia Ariza (Colectivo de Mujeres Arte y Parte por la paz), Claudia María Mejía Duque (Red Nacional de Mujeres), Ángela Cerón (Alianza Iniciativa Mujeres por la Paz) y Esther Marina Gallego (Ruta Pacífica de Mujeres), estas tres últimas delegadas de la Cumbre Nacional de Mujeres y Paz, es clara la voluntad política de la mesa para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, y para escuchar a las organizaciones de mujeres y sus propuestas.
“Lo acontecido no es resultado del azar ni un hecho fortuito, es el reconocimiento a las vindicaciones de las mujeres por un país y una casa en paz”, manifestaron en un comunicado conjunto a la opinión pública. En la reunión, que se llevó a cabo con la subcomisión de género y los miembros plenipotenciarios de las dos delegaciones de paz, las mujeres les demandaron, “el relato de todos los sectores que han sufrido la violencia”, pues en su concepto, dicho relato de Colombia “está parcializado, fragmentado y mediatizado, por eso vamos a contribuir a crear ese relato nacional que el país no tiene”, sostuvo Marina Gallego.
Así mismo, pidieron considerar las garantías de los derechos de las mujeres víctimas del conflicto —incluyendo las víctimas de violencia sexual— a la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición. Claudia Mejía Duque explicó que la justicia tiene una importancia simbólica para una sociedad que transita de la guerra a la paz: “Se busca que las decisiones que se tomen en el marco del acuerdo sean decisiones que dejen claro el mensaje a la sociedad colombiana de que esa violencia que se ha practicado en la guerra, es una violencia que en la paz no puede seguirse cometiendo”, dijo. Y, en este sentido, habló no sólo de asegurar la reparación del daño causado a las mujeres en el marco del conflicto, sino también de promover transformaciones de las causas de las violencias contra las mujeres.