“Ni más faltaba que reírse de un nombre sea delito”: Ramiro Bejarano

Es la estrategia conocida de Uribe, de defenderse atacando irresponsablemente. En vez de haber rectificado la ofensa de llamar “violador de menores” a Daniel Samper Ospina, siguen sus ataques con denuncias temerarias que buscan intimidarlo y coartar la libertad de expresión.

Redacción Política.
22 de julio de 2017 - 09:00 p. m.
El abogado Ramiro Bejarano, apoderado de Daniel Samper y columnista de este diario.
El abogado Ramiro Bejarano, apoderado de Daniel Samper y columnista de este diario.

Se anunciaron acciones jurídicas en contra de Daniel Samper por supuesta utilización de menores en imágenes en la revista “SoHo”. ¿Se podría configurar delito?

Es la estrategia conocida de Uribe, de defenderse atacando irresponsablemente. En vez de haber rectificado la ofensa de llamar “violador de menores” a Daniel Samper Ospina, siguen sus ataques con denuncias temerarias que buscan intimidarlo y coartar la libertad de expresión.

¿Se puede considerar pornografía lo que aparece en “SoHo”?

“SoHo” jamás ha sido una revista de pornografía ni donde se abuse de menores. En el pasado el procurador Ordóñez intentó enlodarla con una denuncia similar e hizo el “oso”. Es una vergüenza que esa misma bandera la enarbole ahora la defensa de Uribe, olvidando que en esa revista han escrito Uribe mismo, uno de sus hijos y su nuera ha posado como modelo. No se entiende cómo él escribió versos para “SoHo”, siendo director Daniel Samper, a quien hoy sindica de pornógrafo. Una denuncia contra Samper por pornografía, en mi opinión, ameritaría denunciar a Uribe por posibles delitos de falsa denuncia y fraude procesal.

¿Y podría haber delito si, de acuerdo con la revista, hubo autorización de los padres?

No sólo eso, sino que además las fotos nunca tuvieron un contenido sexual ni lesivo de los derechos de los niños. Es un refrito con el que quieren insistir en atacar la libertad de expresión de un periodista que les resulta incómodo.

¿Puede haber una violación de derechos de un menor por hacer una aseveración humorística con el nombre, como en el caso de “Amapola”?

Por supuesto que no. Si hubiera habido un delito con ese gracejo inofensivo lo habrían tenido que denunciar en cuanto ocurrió. Se demoraron tres meses para advertir ese supuesto delito. Sólo ahora han decidido utilizar políticamente a una menor para hacerla parecer como víctima de lo que no lo ha sido. Ni más faltaba que reírse de un nombre resulte delito. No me extrañaría que el asunto no le resulte indiferente al ICBF, pues ningún padre, por importante que sea, puede usar con fines políticos a sus hijos ni sus derechos.

¿Se pretende desviar el tema de la acusación del senador Uribe en contra del periodista?

Esa es la grotesca estrategia. Primero, sindicar a Samper delante de más de cuatro millones de seguidores en Twitter que tiene Uribe de ser “violador de menores”; luego, amenazar con denunciarlo por delitos que, además de que no los ha cometido, ya la Fiscalía dijo que nunca se cometieron, y con eso buscan que la gente se olvide de la ostensible falsedad de llamarlo “violador de menores” y que el debate se centre en los inexistentes delitos que le imputan a un periodista que quieren silenciar.

Muchos justifican la acusación de Uribe por las reiteradas burlas y caricaturizaciones que Samper hace desde sus columnas y videos. ¿Qué tan peligroso puede ser eso?

Eso sería inaceptable en una democracia, porque sería coartar la opinión y censurar la libertad de expresión. A Samper le pretenden cobrar su independencia periodística y el haberse atrevido con su genial trabajo en su “Puta Obra”, cuyo éxito es tan evidente que Uribe no pudo resistirlo.

¿Por qué Daniel Samper, además de haber promovido una tutela contra Uribe, ha acudido a instancias internacionales?

Porque Uribe ha demostrado que poco le importan las decisiones de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), su juez natural como congresista. Hace unos meses esa corporación lo conminó a que obrara con mesura y respeto en sus declaraciones contra Daniel Coronell, a quien calificó de “extraditable”. Le importó un comino; no sólo no le hizo caso, sino que ahora repite esa conducta contra Samper porque menosprecia el sistema judicial. Las instancias internacionales son adecuadas para buscar la protección a la libertad de expresión vulnerada por personajes con poder.

Usted, que en el pasado ya fue contraparte de Lombana y Uribe cuando éste denunció por injuria y calumnia al expresidente de la CSJ, Valencia Copete, ¿por qué asume este caso?

Por varias razones. Primera, porque creo que la prensa no puede ser amordazada ni intimidada; segunda, porque quien conozca a Samper Ospina sabe que acusarlo de “violador de menores” es una infamia. También porque espontáneamente se ha integrado un equipo de juristas curtidos, al que se han incorporado desinteresadamente jóvenes abogados entusiastas, porque, al igual que los periodistas que firmaron la carta de protesta, también están indignados con la actitud de Uribe.

¿Hay miedo?

Sí, todo el que se enfrente con Uribe tiene que temer, y no soy el único, pues ayer, por ejemplo, la columnista Claudia Morales dijo que por motivos personales no se refería a Uribe y que sentía miedo. Sentir miedo es legítimo, pero eso no nos puede convertir en cobardes.

Por Redacción Política.

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