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"No hay afán en que Petro se tome la foto con Peñalosa"

El copresidente de la Alianza Verde dice que la candidatura de Peñalosa está por fuera de la polarización entre santismo y uribismo. Arremete contra Alfonso Prada y cuestiona a Lucho Garzón.

Camilo Segura Álvarez
15 de abril de 2014 - 03:00 a. m.
Según Antonio Sanguino, Alfonso Prada está incurriendo en doble militancia al acompañar la reelección del presidente Santos. / Luis Ángel - El Espectador
Según Antonio Sanguino, Alfonso Prada está incurriendo en doble militancia al acompañar la reelección del presidente Santos. / Luis Ángel - El Espectador
Foto: LUIS ANGEL

Compromiso Ciudadano, el movimiento de Sergio Fajardo y Alonso Salazar, se abstuvo de entrar a la Alianza Verde y este último habla de burocracias poderosas en su interior, ¿qué le responde?

Es una apreciación respetable. Pero creo que Compromiso Ciudadano no valoró el escenario que se abría en la Alianza Verde para la construcción de un acuerdo que agrupara fuerzas políticas independientes. Siempre estuvimos empeñados en que, así como progresistas entró, entraran ellos y se advirtió que las dignidades serían repartidas por igual entre los grupos que se unieron, pero se la jugaron al todo o nada. Seguimos esperando que se decidan a compartir con nosotros para ofrecerle al país un proyecto político independiente y tienen las puertas abiertas.

Claro que Salazar no ha rechazado de manera tajante la posibilidad de ser jefe de debate de Peñalosa...

Una cosa es la candidatura de Peñalosa y otra es la Alianza Verde como proyecto político. Si él acepta, lo hará a título personal, no a nombre de Compromiso. La campaña de Peñalosa no se agota en el partido.

¿Es cierto que progresistas les quitó a los antiguos verdes las direcciones locales del partido?

No. Estamos en un proceso de integración que tiene vocerías colegiadas que incluye a los progresistas. Hay regiones en las que, como nosotros éramos mayoría en la fusión, quedamos a cargo de direcciones locales. Pero no estamos en esa actitud de celos y milimetría sobre el poder político.

¿Petro va a terminar apoyando a Peñalosa?

Es una mentira, como han dicho desde la Unidad Nacional, que la Alianza Verde sea un movimiento que piense, respire y hable por Gustavo Petro. Él mismo ha dicho que no pertenece a ningún partido. Por supuesto, aspiramos a que los progresistas hagan gestos de apoyo. Algunos lo han hecho, pero otros no han procesado sus decisiones y están enfocados en la pelea por Bogotá. No tenemos afán en que Petro se tome la foto con Peñalosa. Si él lo decide, bienvenido, pero sí quiero que examine si es bueno entregarle el país a un nuevo Frente Nacional que se va a atornillar al poder por 20 años: 4 más de Santos, 8 de Vargas Lleras y 8 de Simón Gaviria o si cree que el país puede ensayar un gobierno de transición democrática que consolide el posconflicto y la paz.

¿Esa es la encrucijada de Petro?

No, es de todos los colombianos. Es que el Gobierno es igual a los que han tenido el poder por 200 años: persiguen al diferente, aprovechan la fragilidad de nuestro sistema electoral y democrático, aniquilan la controversia, aplican la alternancia en el poder y coptan la disidencia. La élite colombiana ha llegado al nivel de esquizofrenia que, en nombre de la paz, termina aceitando las viejas costumbres politiqueras y clientelistas que ocasionan la guerra.

¿Es posible ganarle a la Unidad Nacional sin los votos de Uribe?

Creo que sí. Ofrecemos una alternativa que pretende evitar un Frente Nacional, que está por fuera de la polarización entre santismo y uribismo, y que ofrece una agenda de transición democrática.

¿Cómo ganarle a un candidato-presidente?

La mermelada y las redes de clientelismo son las que suman el 30% que tiene el Gobierno en las encuestas. El 15 o 18% representa al uribismo y lo otro está regado entre izquierda, voto en blanco, abstención y nosotros. Por esa población vamos, que es la gente que no es propiedad de un partido o un político. Si pasamos a segunda vuelta, es posible que convoquemos a quienes hayan votado por otros, incluso a los que votaron por congresistas de la Unidad Nacional. Si logramos enviarle nuestro mensaje a esa gente, vamos a ganar.

Durante la alcaldía de Lucho Garzón en Bogotá usted fue su gran defensor, ¿qué opina de su defensa de la Unidad Nacional?

Me dolió mucho. Son decisiones respetables, pero equivocadas, a mi juicio. Es un contrasentido ofrecer la paz y fortalecer al tiempo la política tradicional, pues la politiquería y el clientelismo son la negación de la paz a esa población que se levantó en armas por falta de espacios de participación, de una democracia garantista, simétrica, en la que puedan luchar con las ideas. La agenda de Santos está en contra de una paz duradera. Los conflictos ambientales que padece el país o el resultado de las pruebas de educación Pisa son el resultado de los últimos 12 años de gobierno.

Critica al Gobierno en su manejo de la paz, ¿qué ofrecen ustedes?

Creemos que las negociaciones deben continuar con el mismo equipo. Nos comprometemos con las reformas que, así no estén pactadas, necesita el país para que no volvamos a vivir la guerra. No nos vamos a aventurar en una constituyente, pero sí en hacer las reformas necesarias para que podamos vivir en una paz sostenible.

Alfonso Prada, coordinador de la campaña reeleccionista en Bogotá, habla de un asalto para entregarle el partido a progresistas, ¿es cierto?

A él lo elegimos presidente y terminó convertido en agente liquidador del partido. El camino que ofreció para salvarnos al umbral era integrarnos a los liberales, a la U o a Cambio Radical. Me pregunto: ¿qué tiene que ver el espíritu que inspiró la ola verde con estos partidos que representan la mermelada y la política tradicional?

Claro que ustedes estuvieron en la Unidad Nacional y después se salieron, ¿por qué?

Había un inconformismo por esa decisión que tomó la Dirección Nacional, presidida por Prada. Reconozco que entramos ilusionados porque el presidente Santos tenía una agenda como la terminación del conflicto y la participación de las víctimas, pero por temas como la minería, la educación o el cambio climático, empezó el inconformismo. Hoy sectores como el conservatismo y el empresariado palmicultor son los encargados de ejecutar políticas de víctimas, desarrollo rural y tierras, para los cuales no tienen ninguna sensibilidad. Si llegáramos a perder la Presidencia, no vamos a ser parte del próximo gobierno.

 

 

csegura@elespectador.com

@CamiloSeguraA

Por Camilo Segura Álvarez

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