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“No hay ninguna trampa”: Benedetti sobre plebiscito para la paz

El senador aclara que la decisión de poner un umbral del 13% por el sí busca es incentivar la participación ciudadana. Asegura que no hay necesidad de jugarle sucio al uribismo.

Redacción Política
23 de noviembre de 2015 - 02:00 a. m.
El senador Armando Benedetti, coordinador ponente del proyecto del plebiscito para refrendar la paz.  / Archivo
El senador Armando Benedetti, coordinador ponente del proyecto del plebiscito para refrendar la paz. / Archivo

Mucho se ha dicho del plebiscito, el mecanismo que, al menos para el Gobierno, es hoy el ideal para refrendar los eventuales acuerdos de paz que se firmen con las Farc en La Habana. Sin embargo, a la guerrilla no le gusta y las críticas de la oposición -uribismo y procurador Alejandro Ordóñez- arrecian. Aprobada la iniciativa en primer debate en comisiones primeras conjuntas de Senado y Cámara, El Espectador le trasladó al senador Armando Benedetti, coordinador de ponentes, las dudas y críticas que hoy persisten.

Las Farc ven el plebiscito como un acto unilateral y dicen que el único camino para la refrendación de los acuerdos debe ser una constituyente, ¿no están perdiendo ustedes el tiempo?

Las Farc siempre han hablado de una constituyente corporativa, que no existe en el ordenamiento jurídico del país, y que implica que se puedan definir a dedo los delegados y que sean representantes de diferentes sectores: de los indígenas, de los afros, de las amas de casa, de los estudiantes, etc. Nosotros lo que estamos haciendo es picar en punta para que ellas entiendan los beneficios del plebiscito y cómo tiene que ser la refrendación. Tarde que temprano se tienen que montar en ese tren, reconociendo que debe ser consensuado.

Pero es que para ellas sólo una constituyente les otorgaría seguridad jurídica a los acuerdos de paz…

Lo que se votó en el Congreso fue un mecanismo especial para un hecho especial. Estamos desarrollando un tipo de referendo a través de un plebiscito especial para la paz, pero una vez éste se haga, si alguien quiere acabar con lo que se haya aprobado, pues que tramite otro proyecto. No reformamos la ley, sino que creamos un mecanismo especial o nuevo.

Y el hecho de que se haga sólo para un hecho particular, ¿no lo hace inconstitucional?

No estamos reformando la Constitución. En cambio aprobamos que los acuerdos se tienen que divulgar un mes antes. Y hay que tener en cuenta esto: primero viene la firma de la paz, luego la dejación de las armas y después la refrendación. Para junio debe estar listo el Acto Legislativo para la Paz y entre julio y agosto comenzar a desarrollar las facultades extraordinarias al presidente. La refrendación está en la mitad y es lo que avala y legitima ante la opinión lo firmado en La Habana y les da vía a las facultades y a la Comisión Legislativa Especial.

¿No cree que bajar el umbral es una “trampa”, como dice la oposición, y le resta legitimidad al plebiscito?

Modificamos el umbral para que la gente salga a participar, por el sí o por el no. No puede ser que al que no le guste un plebiscito, un referendo o una consulta salga a jugar a que no haya participación. Ha habido 30 intentos de implementar mecanismos de participación popular, todos fallidos. Ahora, yo sí creo que la legitimidad se gana con siete millones de votos. Por el no sacarán unos cinco o seis millones. Eso, más los votos nulos, da como el 40% del censo electoral.

O sea, el mensaje al uribismo es que hagan su campaña por el no y en las urnas nos vemos…

Así es, que hagan su campaña. Lo que le debe importar hoy a la oposición es que haya reglas claras, participación en los medios de comunicación, financiación estatal, equidad. ¿Cuál es el problema? Todos vamos a conocer la columna vertebral del acuerdo. Por cierto, soy de los que piensan que hacer un plebiscito como refrendación popular no se necesita, no es obligatorio, pero el presidente Santos se comprometió. Es una jugada bien audaz, pero bastante arriesgada.

El procurador Ordóñez dice que es un “conejazo” al país…

¿Por qué si el proceso de paz ha sido efectivo, tenemos los últimos cuatro meses más tranquilos de la historia, vemos a los comandantes de las Farc hablando de dejar las armas y de querer hacer política, Estados Unidos está de acuerdo y hasta el papa Francisco? Nosotros no tenemos necesidad de hacerles celadas a unos tipos que hemos derrotado en el último año dos veces: con la reelección de Santos y en las elecciones regionales.

Y si ya los han derrotado, ¿por qué no jugar con las reglas que existen?

Para todo el mundo es claro que los mecanismos de participación popular han fallado y que hay que cambiarlos.

¿No será más bien que quieren es ir a la fija?

No hay ninguna trampa. Habría trampa si yo voy en ventaja, pero no es así. Habrá equidad en financiación, en divulgación, en las redes sociales, en todo.

Entonces, el plebiscito se va a limitar a un sí y a un no…

Hay que ver cómo se convoca. La convocatoria la hace el presidente con la firma de todos los ministros. Dan un informe al Congreso y nosotros tenemos un mes para contestar. Desde que se convoca hasta que se llama a elecciones no pueden pasar más de cuatro meses.

Pero es que es obvio que todo el mundo quiere la paz. ¿No debería preguntarse si se está de acuerdo, por ejemplo, con que no haya cárcel para los jefes guerrilleros o sobre su participación política?

El uribismo y el procurador están confundidos. Cuando se hacen las preguntas en bloque en un referendo es para que sean normas en el ordenamiento jurídico. Todavía no puedo estar pensando en normas, pues la Comisión Legislativa Especial es la que va a desarrollar los acuerdos. Cuando se habla de que el plebiscito sea vinculante, lo que se quiere es que sea como una especie de derrotero para el Ejecutivo.

O sea, el plebiscito es un espaldarazo político al Gobierno y a la paz…

Es la legitimación a la paz. Si se leen en los argumentos del Centro Democrático, todos son de desconocimiento, de ignorancia de la ley. Sería bueno que se leyeran la Ley 1757, artículo 42.

¿Y si se pierde el plebiscito?

Pues ahí sí estaríamos en Macondo. Nadie sabe lo difícil que es cuando uno habla con periodistas y políticos del extranjero y le preguntan por qué hay tanta oposición a la paz. Ellos no entienden cómo estando tan cerca de la paz, no nos ponemos de acuerdo. Y sí que llama la atención que casi todas las víctimas del conflicto ofrecen el perdón y los que no son víctimas son los más reacios.

Por Redacción Política

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