El jefe de Estado colombiano insistió en que la política de relaciones exteriores del gobierno se ha caracterizado por acudir siempre a las vías del diálogo y la diplomacia, y que en su radar no caben “el irrespeto, los insultos, las payasadas ni las mentiras”.
Aunque reconoció que existen problemas en la frontera relacionados con inseguridad, contrabando y mafias organizadas, el mandatario fue enfático al señalar que la responsabilidad no recae exclusivamente en Colombia e instó al gobierno venezolano a que investigue quiénes son los que controlan el contrabando y quiénes los que finalmente se benefician con las ganancias del negocio ilegal.
Santos también respondió a los señalamientos hechos recientemente por Nicolás Maduro, quien aseguró que desde Colombia se estaría gestando un plan para destruir la Revolución Bolivariana. “Nunca, bajo ningún escenario, bajo ninguna circunstancia la hemos atacado ni mucho menos hemos participado en un complot para destruirla. Yo no estoy destruyendo la Revolución Bolivariana, la Revolución Bolivariana se está autodestruyendo por sus resultados, no por cuenta de los colombianos ni por el presidente de Colombia”, sostuvo el mandatario.
Sobre la posibilidad de sentarse con su homólogo a discutir la crisis fronteriza, el mandatario colombiano manifestó que la puerta del diálogo sigue abierta y que seguirá insistiendo en esa idea, aunque el presidente venezolano no quiere pasarle al teléfono. “Ayer hablé con el presidente de Uruguay y le agradecí su buena disposición para ayudar a solucionar este conflicto. Pero me comentó que el presidente Maduro no le ha pasado al teléfono desde la semana pasada. Como tampoco quiso pasarme a mí al inicio de este conflicto”, indicó.