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La nueva misión de Piedad Córdoba

La creación de un Comité de Reconciliación integrado por militares y guerrilleros presos en defensa del proceso de paz, una idea que cuenta con el respaldo del Gobierno.

Alfredo Molano Jimeno
04 de mayo de 2014 - 02:00 a. m.
La exsenadora Piedad Córdoba, dirigente de Colombianos y Colombianas por la Paz.  / EFE
La exsenadora Piedad Córdoba, dirigente de Colombianos y Colombianas por la Paz. / EFE

“La gente se odia unos a otros porque se tienen miedo; se tienen miedo porque no se conocen y no se conocen porque no se comunican entre ellos”. Esta frase del líder norteamericano Martín Luther King cierra un documento de 10 páginas que circula hoy en las cárceles del país con un sugestivo título: “Proyecto de reconciliación de los militares y guerrilleros presos para una paz estable y duradera”. Se trata de una singular iniciativa que, con autorización del presidente Juan Manuel Santos, lidera la exsenadora Piedad Córdoba para que el empeño por el proceso de paz, entre Gobierno y Farc, cuente con escenarios paralelos de apoyo.

La idea, como se lee en el documento conocido por El Espectador, es propiciar un diálogo de contendientes, a través del acercamiento entre miembros de las Fuerzas Militares privados de la libertad y guerrilleros de las Farc que se encuentran prisioneros. “Consideramos el perdón y la reconciliación como la columna vertebral del acuerdo que se firme en La Habana. De lo contrario, será una mera tregua. Militares e insurgencia, hoy perdidos en un perenne laberinto jurídico, encontramos tras las rejas la fraternidad y hermandad de compatriotas que nos fueron esquivas en el odioso y temerario campo de combate”, expresa el texto.

La propuesta ya tiene nombre propio: Comité de Reconciliación, y el objetivo es apoyar las conversaciones de paz en La Habana y de paso constituir una propuesta de reconciliación que incluso ayude a la creación de una Comisión de la Verdad o pueda contribuir en la creación de la Comisión de Revisión y Esclarecimiento, sugerida recientemente por la guerrilla. Un comité que estaría conformado por cinco oficiales superiores de las Fuerzas Militares privados de la libertad y cinco integrantes de las Farc detenidos. La propuesta es explícita en excluir a los cobijados por la Ley de justicia y paz.

Sus gestores sostienen que los diálogos de paz que se adelantan en Cuba constituyen la iniciativa más importante de la última década. Tanto así que en el centro del debate público se ha vuelto a poner de nuevo el tema de la superación del conflicto como un imperativo nacional. Sin embargo, el documento admite que para concretar este ideal se requiere la construcción de una nueva política de desarrollo rural y la transformación del régimen político, que necesariamente debe pasar por la contribución de quienes defendieron posiciones contrarias en el campo de batalla, ahora construyendo nuevas relaciones.

Aunque la propuesta nació como resultado de un proceso de acercamiento logrado al interior del Pabellón de Alta Seguridad de la penitenciaría de La Picota, el respaldo del movimiento Marcha Patriótica empezó a darle identidad. En esa medida, en representación de Colombianos y Colombianas por la Paz, el concurso de la exsenadora Piedad Córdoba fue determinante. Esta misma semana, la excongresista cogió el toro por los cuernos y se reunió con el general (r) Rito Alejo del Río, que representa la línea dura de las Fuerzas Militares, y que hoy está privado de la libertad, acusado de graves violaciones a los derechos humanos.

El propósito inmediato es que se vinculen otros militares procesados por la justicia y un buen número de guerrilleros presos; y que con ellos se sumen otros sectores de la sociedad civil como las iglesias, la academia, los gremios y las organizaciones sociales. “No hay que desconocer que los más llamados a aportar en la construcción de la paz, somos quienes escribimos el triste capítulo de la guerra”, recalca el texto, en busca de que se reconozca que la consecución de la paz es un proceso de largo plazo que implica transformaciones sociopolíticas, pero que su logro tiene como punto de partida el diálogo como instrumento fundamental de la reconciliación.

La iniciativa para la creación de este comité de reconciliación ya está en marcha y contrasta con el tenso ambiente que se vivió al inicio del vigésimo cuarto ciclo de negociaciones, que termina mañana en La Habana. Como se recordará, el pasado 21 de abril, un grupo de oficiales en retiro de las Fuerzas Militares, liderados por el general (r) Harold Bedoya, al manifestar su apoyo a la candidatura del candidato a la Presidencia por el Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, manifestaron su rechazo a la mesa de diálogos. Bedoya aseguró que esos diálogos están hiriendo el alma de los soldados y los colombianos.

Fue tal la tensión vivida alrededor de estas manifestaciones que dos días después, en una inusual manifestación el negociador del Gobierno, el general (r) Jorge Enrique Mora, tuvo que salir a aclarar que en ningún momento el tema de las Fuerzas Militares ha sido motivo de discusión en la mesa de diálogos. El exoficial recalcó que su participación en el proceso de paz cuenta con el apoyo de las Fuerzas Militares en servicio activo y las organizaciones de la reserva que también fueron consultadas. Mora Rangel dijo que la Fuerza Pública no será un tema de debate con las Farc.

Lo cierto es que, con el respaldo del Jefe de Estado, que además de la convocatoria al Consejo Nacional de Paz, quiere que surjan nuevas instancias de discusión alrededor de la reconciliación en Colombia, ahora aparece una nueva propuesta de apoyo. Esta vez desde quienes libraron la guerra, purgan condenas por ella, y saben que también tienen una fórmula para la paz. Obviamente, tarde o temprano serían beneficiarios de los acuerdos a los que se llegue en La Habana. Una iniciativa que en su momento tendría que evaluarse, con tanta precisión como la que se exige a la hora de sopesar los saldos con la justicia que hoy tiene la guerrilla de las Farc.

La súbita propuesta del Comité de Reconciliación, surgido desde las cárceles de Colombia, nace en momentos en que comienza a discutirse la propuesta idónea de justicia transicional en caso de que el proceso de paz llegue a buen puerto. Esta semana, el fiscal Eduardo Montealegre planteó que una fórmula podría ser la alternatividad penal, el trabajo social o los regímenes de detención abierta. En parte, estos dilemas empezarán a resolverse el próximo 20 de mayo en la Corte Constitucional, en desarrollo de una audiencia pública que busca conocer qué debe hacerse a la hora de saldar las cuentas de la guerrilla con sus víctimas.

amolano@elespectador.com

@AlfredoMolanoJI

Por Alfredo Molano Jimeno

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