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Pastrana en Venezuela: la visita de la discordia

Historia de encuentros y desencuentros entre dos naciones vecinas.

Redacción Ipad
28 de enero de 2015 - 04:49 p. m.
El expresidente Andres Pastrana junto a la líder de la oposición Maria Corina Machado acompañan a Lilian Tintori esposa del retenido Leopoldo Lopez. /AFP
El expresidente Andres Pastrana junto a la líder de la oposición Maria Corina Machado acompañan a Lilian Tintori esposa del retenido Leopoldo Lopez. /AFP
Foto: AFP - FEDERICO PARRA

“Retroceso peligroso” fue el calificativo que el gobierno de Venezuela le dio a la tensión que se vive en las últimas horas con su homólogo de Colombia, a raíz del reclamo de la canciller María Ángela Holguín por el trato que se le ha dado al expresidente Andrés Pastrana en Caracas, tras su intención de visitar al líder opositor venezolano Leopoldo López, desde hace un año detenido en la prisión militar de Ramo Verde.

La radical posición del gobierno de Nicolás Maduro, manifiesta a través de un comunicado expedido por su ministerio de Relaciones Exteriores, obedeció además a la declaración de la canciller Holguín en la que confió en que López recupere su libertad lo antes posible. En criterio de la Cancillería venezolana, es repudiable que se defienda a un procesado que en su opinión ha cometido delitos graves contra los Derechos Humanos.

Un choque verbal entre las dos cancillerías que se veía venir, y que empezó el fin de semana pasado cuando el presidente venezolano Nicolás Maduro señaló al expresidente Andrés Pastrana y los exmandatarios de Chile, Sebastián Piñera, y de México, Felipe González, de estar preparando una visita al país para promover un golpe de Estado. Horas después se le prohibió a la delegación reunirse con el detenido Leopoldo López, en medio de la inconformidad de los visitantes.

Sin embargo, antes de que el gobierno colombiano reaccionara ante los comentarios del presidente Maduro, lo hizo el jefe del Partido Conservador el representante a la Cámara David Barguil, quien argumentó que la estabilidad de las relaciones con Venezuela no puede condicionarse al silencio cómplice con ataques a la democracia. El congresista añadió que las declaraciones de Maduro solo ratifican su lejanía de los principios democráticos.

Desde que Juan Manuel Santos asumió la presidencia de Colombia en 2010, este es sin duda uno de los momentos en que más se ha elevado el tono en las relaciones públicas entre los dos gobiernos. Después de los difíciles momentos que se vivieron en la época en que Hugo Chávez y Álvaro Uribe gobernaron en sendas naciones, la postura del gobierno Santos había sido la de la prudencia excesiva. Una visión que le representó fuertes críticas de sus opositores.

Sin embargo, bajo la premisa de su “nuevo mejor amigo”, Santos logró que el clima de hostilidad verbal que prevaleció entre Chávez y Uribe, se convirtiera en una relación de no injerencia. En 2012, cuando ya se hizo público el proceso de paz que hoy se adelanta en La Habana entre el gobierno Santos y las Farc, fue claro que el Gobierno entonces presidido por Hugo Chávez, fue determinante para este paso hacia la negociación política.

Con la muerte de Hugo Chávez en marzo de 2013 y la llegada al poder de Nicolás Maduro, la política de buenas relaciones siguió su curso aunque con algunos baches. Fue el caso de la crisis que se desató en mayo del mismo año luego de que el presidente Juan Manuel Santos recibiera en la Casa de Nariño al líder de la oposición venezolana y entonces gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles, quien visitó el país en el marco de un periplo por América Latina en busca de apoyo a su reclamo de nulidad de las elecciones presidenciales en las que había ganado Maduro, a quien consideraba un mandatario ilegítimo.

El encuentro Capriles-Santos fue considerado por Maduro como una traición que dejaba en claro el plan que se estaba fraguando para derrocar al Gobierno venezolano. “Santos le metió una puñalada a Venezuela lavándole la cara a los opositores”, aseguró entonces Nicolás Maduro insistiendo en que el jefe de Estado colombiano había violado el acuerdo que había suscrito con el expresidente Chávez sobre las relaciones bilaterales.

Las reacciones de parte y parte no se hicieron esperar. La canciller colombiana María Ángela Holguín aseguró en una entrevista radial que Santos le había contado a Maduro de su reunión con Henrique Capriles días antes de que ésta se diera. “Los presidentes hablaron unos días antes a la reunión con Capriles. No sé qué le contestó Maduro al presidente (Santos) cuando le dijo que se iba a reunir con Capriles”, argumentó Holguín en ese momento.

Sin embargo, los ánimos en Caracas seguían caldeados y la respuesta de su homólogo venezolano fue más desafiante al señalar que desde Colombia se estaba “estimulando” a Capriles y que la base para que se mantuvieran unas buenas relaciones bilaterales era que se respetara el desarrollo interno en cada nación. "Nos podemos entender si nos respetamos y no nos entrometemos en asuntos internos de otro país", manifestó el entonces canciller Elías Jaua.

La crisis duro poco más de un mes y solo se pudo resolver luego de que ambos mandatarios se reunieran en Puerto Ayacucho para limar asperezas y ‘relanzar’ las relaciones, en un encuentro del que no salieron mayores compromisos. La estrategia de no injerencia seguiría siendo la clave.

Aunque las relaciones se restauraron, las críticas contra Santos en Colombia no paraban. Varios sectores de la opinión le reclamaron su silencio frente a temas tan delicados como la presencia de jefes guerrilleros en territorio venezolano. El entonces senador Juan Lozano señaló en su momento que aunque el apoyo de Venezuela había sido importante para el proceso de paz, su labor no podía ser determinante por lo que Santos debía exigir a Maduro que su país no sea “refugio de terroristas”. “No puede suceder que se adelanten los diálogos, en Colombia se persiga a la guerrilla y mientras tanto Venezuela siga refugiando a los terroristas que cometen asesinatos en Colombia”, puntualizó Lozano.

Una situación que incluso había sido denunciada por Capriles quien aseguró que Maduro no tenía una verdadera voluntad de apoyar el proceso de paz en Colombia pues era "cómplice" de grupos armados relacionados con el narcotráfico que se movían en Venezuela con tranquilidad pues los militares tenían “la orden de amparar, de proteger a estos grupos irregulares que secuestran, que asesinan, que están vinculados al narcotráfico".

Las críticas y las denuncias no tuvieron mayores efectos y las relaciones siguieron con buen viento. La política de no injerencia se había cumplido cabalmente hasta el incidente ocurrido el pasado fin de semana con el expresidente Pastrana que obligó a Colombia a dar un giro y cambiar su posición frente a la crisis política del vecino país. En el comunicado oficial emitido por la Cancillería quedó claro el rechazo a la reacción del gobierno de Maduro al señalar que “el gobierno de Colombia espera que el exmandatario reciba el trato digno que reviste su investidura de exjefe de Estado”. Un pronunciamiento que claramente no fue bien recibido en Caracas y que enrareció de nuevo el ambiente entre los dos países.

Por el momento solo es claro que para el gobierno venezolano la misiva de la cancillería colombiana es un aval a las “posiciones contra la democracia venezolana y el Gobierno constitucional del Presidente Maduro”, algo que, a su parecer, “constituye un retroceso peligroso en las relaciones bilaterales”. Por el momento el gobierno colombiano no se ha pronunciado al respecto.

El último episodio de este nuevo capítulo lo protagoniza ahora una carta enviada desde prisión por Leopoldo López a Andrés Pastrana y revelada hoy por el expresidente colombiano. La misiva, que le fue entregada por Lilian Tintori, esposa de López, está fechada el 25 de enero y en el líder opositor señala que tiene la certeza de que Venezuela está cerca de “encaminada hacia un cambio profundo" que será posible si se logra "la convocatoria a todos los venezolanos para sustituir, por los mecanismos que establece la Constitución, a quienes hoy han traído al país a un colapso generalizado".

La carta termina con la petición de López a Pastrana de apoyar su causa llevando a Colombia y otros países de la región su testimonio de "la legítima, democrática y constitucional aspiración que tenemos quienes hoy buscamos un cambio para Venezuela".

Por Redacción Ipad

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