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Petro rompe el progresismo

El Espectador conoció pormenores de una reunión privada en la que el alcalde de Bogotá trazó sus planes políticos lejos de la Alianza Verde.

Camilo Segura Álvarez
16 de mayo de 2014 - 03:41 a. m.
 Diego García, Carlos Vicente De Roux, William Moreno, Boris Montesdeoca, Yezid García, Angélica Lozano  y Diana Rodríguez./ Archivo
Diego García, Carlos Vicente De Roux, William Moreno, Boris Montesdeoca, Yezid García, Angélica Lozano y Diana Rodríguez./ Archivo

La adhesión de un sector de progresistas a los “esfuerzos de paz” del Partido Liberal y a los intereses reeleccionistas del presidente Juan Manuel Santos no sólo tendrá consecuencias en las votaciones del próximo 25 de mayo. El Espectador conoció pormenores de una reunión que sostuvo el alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, con sus fuerzas en el Concejo distrital, en la que se develó una estrategia que romperá definitivamente al progresismo.

El pasado miércoles el alcalde citó a los concejales progresistas en su despacho. Según contaron algunos de los presentes, la reunión fue acalorada. Petro criticó las actuaciones políticas de la bancada, la adhesión de muchos de sus miembros al Partido Verde y a la candidatura de Enrique Peñalosa. Además, trazó las tres opciones políticas que les quedan a sus ocho concejales: o se mantienen en la Alianza Verde, o se quedan sin partido, o renuncian al Concejo para irse con los petristas más fieles a recolectar firmas por el país para relanzar el movimiento progresista en las elecciones locales de 2015.

“Estoy extrañado e indignado por las palabras del alcalde frente a un proyecto en el que creímos y que, bajo los liderazgos de figuras como Antonio Navarro y Guillermo Asprilla, estuvo de acuerdo con la fusión con los verdes. De forma abierta nos dijo que no hay que ir con la Alianza de ahora en adelante y es obvio que no podemos hacer eso porque firmamos un compromiso”, dijo Diego García, concejal ambientalista que desde la semana pasada forma parte del comité programático de Enrique Peñalosa.

Precisamente, durante el encuentro, García habría sido increpado por el alcalde por vincularse a la campaña de la Alianza, pues, como lo ha repetido en varias ocasiones, Petro considera que el modelo urbanístico de Peñalosa depreda el medio ambiente. “Lo que le respondí fue que Peñalosa incorporó a su programa de gobierno todos los temas ambientales de la Bogotá Humana. En cambio, el acuerdo entre petristas y santistas no tiene un solo elemento de los postulados ambientales que él ha enarbolado por América Latina”, le sostuvo García a este diario.

Algunos concejales llamaron a la calma. Es el caso de María Fernanda Rojas, quien dijo que “este tipo de decisiones no se pueden tomar al calor electoral. Una determinación tan importante como la disolución de una bancada no la toma una persona sola. Disposiciones de este tipo ameritan consultas con la gente que se echó a la espalda el trabajo y el programa de gobierno. Muchos proyectos políticos buenos han desaparecido por tomar decisiones al calor de unas votaciones”.

A menos de diez días de las elecciones, la posición de Petro sobre el movimiento que representa no puede pasar inadvertida. Es cierto que las diferencias del alcalde con el candidato presidencial verde siempre han estado latentes y que no estuvo de acuerdo con la alianza que sellaron los progresistas con los verdes en 2013. Sin embargo, muchos de sus otrora defensores se declararon sorprendidos por las últimas decisiones políticas del líder de la Bogotá Humana.

“Resulta increíble que Gustavo (Petro) y sus escuderos hayan decidido irse con Santos después de que lo insultaron y lo señalaron de hacer un ‘cálculo electoral pecueco’ al destituirlo de la Alcaldía. Ellos están haciendo los mismos cálculos para garantizar su permanencia en el poder de Bogotá”, le dijo Claudia López, la directora programática de Peñalosa, a este diario. Sin embargo, en los círculos cercanos a Petro sostienen que el acuerdo firmado el pasado martes con los liberales persigue dos objetivos cruciales para sus intereses: la consecución de la paz y evitar que el uribismo vuelva al poder.

Para Antonio Sanguino, copresidente de la Alianza Verde, “sería un acto de mezquindad que Petro saliera en 2015 a buscar firmas a nombre de los progresistas. Con lo que me dicen que comentó en la reunión y el acuerdo con el santismo, su red política quedó reducida al gabinete distrital y dos o tres concejales. Creo que el Consejo Nacional Electoral le impedirá tomar el nombre de un movimiento que ya no existe, pues se fusionó con nosotros. Habrá que ver si tienen los alcances para una candidatura viable a la Alcaldía en 2015 o si, ahora, habrá un pacto burocrático con la Unidad Nacional para repartirse Bogotá”.

El anuncio de la disolución de la bancada progresista, que ya se había unificado con la verde, no se ha hecho oficial. Sin embargo, con lo dicho en esa reunión, Petro está forzando los caminos de quienes lo apoyan en el Concejo. Para quienes antes lo acompañaban en sus cruzadas y ahora se sienten en una encrucijada, pareciera que el político que llenó siete veces la Plaza de Bolívar y las de varias ciudades está cada día más convencido de que el proyecto político es él en sí mismo. A su paso, si es que estas disposiciones se mantienen en firme, quedará el proyecto de la Alianza Verde que respaldaron algunos de sus propios escuderos, como Antonio Navarro o Guillermo Asprilla.

 

 

 

csegura@elespectador.com

@CamiloSeguraA

Por Camilo Segura Álvarez

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