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El reciente episodio de dos patrulleros de la Policía Nacional agredidos por dos jóvenes en Bello (Antioquia) ante la mirada indiferente de la comunidad, hecho que también se evidenció en las protestas campesinas en Boyacá, Nariño, Cundinamarca, así como en el Catatumbo, llevó al Defensor del Pueblo, Jorge Armando Otálora Gómez, a rechazar de manera enérgica las manifestaciones de ciertos ciudadanos que recurren al agravio, la provocación y la agresión contra miembros de la Policía, en situaciones de tensión evidente.
El Defensor reconoce que ante esos actos de agresión en su contra, los uniformados han exhibido profesionalismo y temperancia, actitud que los “enaltece”.
“Resulta censurable el comportamiento y la actitud de indiferencia, solidaridad y hasta complacencia que demuestran algunos ciudadanos cuando los policías son objeto de ataques brutales”, señaló.
La Policía Nacional, como institución, merece el respeto y admiración de la sociedad colombiana por su labor dedicada y responsable, particularmente en los últimos tiempos en que ha sido pieza fundamental en la lucha contra las diversas formas de criminalidad, la preservación del orden público y el afianzamiento de la seguridad de los ciudadanos.
No obstante, Otálora llamó la atención sobre algunos casos concretos de excesos y desvíos en la función de perseguir el delito y el control de las protestas legítimas de los ciudadanos, y la imprudencia de ciertos operativos, de algunos miembros de la Policía que preocupan a la sociedad y comprometen la legitimidad de su función. Esas conductas, en muchos casos, constituyen violaciones graves a los derechos humanos o infracciones a la ley penal, a los reglamentos y al estatuto disciplinario que deben ser investigadas con absoluto rigor.
El Defensor solicitó al Director de la Policía Nacional, Rodolfo Palomino, que instruya y exija puntualmente a los miembros del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) la sujeción a las disposiciones contenidas en los principios básicos sobre el empleo de la fuerza y de armas de fuego por funcionarios encargados de hacer cumplir la ley (adoptadas por las Naciones Unidas).
De igual manera, instó a la misma Dirección para que los integrantes del Esmad porten un distintivo que permita su identificación. Así a la hora de actuar, lo hagan con la convicción de que en tan delicados operativos existen límites infranqueables y para generar conciencia de la responsabilidad individual y facilitar su investigación cuando ello sea necesario.