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“Primó la sensatez”: Santos

Los respectivos embajadores regresarán a los países y este miércoles habrá cumbre de ministros para abordar las problemáticas en la zona limítrofe.

Marcela Osorio, Quito - Ecuador
22 de septiembre de 2015 - 04:14 a. m.
El presidente Santos (der.) en compañía de sus homólogos de Ecuador, Rafael Correa (centro); Uruguay, Tabaré Vázquez, y Venezuela, Nicolás Maduro (izq.) / EFE
El presidente Santos (der.) en compañía de sus homólogos de Ecuador, Rafael Correa (centro); Uruguay, Tabaré Vázquez, y Venezuela, Nicolás Maduro (izq.) / EFE

Después de 33 días de crisis diplomática, generada desde el 19 de agosto por la decisión del gobierno venezolano de declarar el estado de excepción, cerrar los pasos limítrofes entre ese país y Colombia, y provocar el retorno forzado y voluntario de cerca de 20 mil connacionales, ayer la tensa relación entre las dos naciones comenzó a recuperar su cauce después de que los presidentes Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro se comprometieran, en Quito (Ecuador), a construir un acuerdo que solucione los problemas de la frontera común.

Y lo hicieron a instancias de los presidentes de Ecuador, Rafael Correa, y de Uruguay, Tabaré Vázquez, quienes prestaron sus buenos oficios para buscar un acercamiento entre las partes.

El consenso contempla el retorno inmediato de los respectivos embajadores; fortalecer el diálogo bilateral; construir un acuerdo que solucione los problemas de la frontera común; una reunión -mañana en Caracas- de los equipos de ministros para tratar los temas sensibles (contrabando, narcotráfico y la presencia de grupos armados ilegales en la zona fronteriza); el inicio de una investigación sobre lo sucedido y la progresiva normalización de la frontera.

Ambos mandatarios, además, se comprometieron a continuar trabajando con el acompañamiento de Ecuador y Uruguay.

En una declaración conjunta, leída al final de la reunión, se habló de la reafirmación de los lazos históricos, de la vecindad geográfica, de tener un origen común, de la no injerencia del uno en el otro y de la importancia de ratificar el derecho de cada país a desarrollar su propio modelo político, jurídico, económico y social. Para el presidente Santos, lo que primó fue la sensatez en un diálogo sereno, respetuoso y constructivo. “Nos une esa lucha contra las bandas, contra el contrabando, contra el narcotráfico, contra la ilegalidad. Y nos une también el propósito común de llevar bienestar a los habitantes de la frontera, de ambos lados. Y trabajando juntos, respetando nuestras diferencias, creo que lo podemos lograr. Somos países hermanos”, dijo el jefe de Estado.

Maduro coincidió con su homólogo colombiano al afirmar: “Triunfó la sensatez (...) hemos demostrado que con voluntad política sí se puede”.

Previo al encuentro, Santos había dicho que no tenía muchas expectativas. Y en este contexto, las interpretaciones que hoy se hacen en Colombia sobre los resultados van de un extremo a otro, dependiendo de la orilla política. La excandidata presidencial conservadora Marta Lucía Ramírez calificó como “decepcionante” los resultados de la cita. “Las personas que se han visto afectadas esperaban soluciones, como la reunificación con sus familias y que nos los van a seguir persiguiendo ni expulsando de sus casas. Pero fue pura retórica, sin soluciones a las necesidades de los derechos humanos de los colombianos”, expresó.

Para la senadora Claudia López (Alianza Verde), si bien no se puede hablar de fracaso cuando se retomaron los caminos de la diplomacia y del diálogo, sí se esperaba mucho más. “El presidente Santos había mencionado unas condiciones y en el comunicado conjunto no se mencionó ninguna. Había pedido la reapertura de la frontera y ésta sigue cerrada y no hay fecha definida para su normalización. Tampoco se mencionó la reunificación de las familias ni lo de acabar con las deportaciones”, agregó.

A su vez, a través de su cuenta en Twitter, el expresidente y senador del Centro Democrático Álvaro Uribe planteó una serie de interrogantes críticos: “¿En qué queda la violación de los derechos humanos, el despojo de pertenencias, la expulsión y la tortura de los colombianos”, o, “¿en qué queda el combate al crimen que encabeza el narcoterrorismo de las Farc a lo largo de la frontera?”, fueron dos de sus trinos.

Por los lados de la Unidad Nacional, el copresidente del Partido de la U, senador Roy Barreras, comentó que lo que vieron los colombianos fue lo correcto: “Se dieron la razón los presidentes, pero no se dieron la mano ni hubo abrazos porque el asunto no era para menos. La ofensa y la humillación a los colombianos no permitía ningún tipo de gesto amable ni festivo del presidente Santos. Con firmeza y con seriedad avanza la construcción de soluciones”, enfatizó.

Y Armando Benedetti, también senador de la U, consideró un éxito lo acordado, pues las expectativas eran mínimas. “Los embajadores, que los habían llamado a consultas, regresarán y la frontera se abrirá de forma progresiva, trabajando en el tema de narcotráfico y paz”.

Lo cierto es que más allá de los resultados, los consensos y la expectativa por lo que está por venir, este cara a cara entre Santos y Maduro puede servir para comenzar a trabajar en los problemas de fondo que por años persisten en la frontera común, a los que hasta ahora poco o nada de atención se les había prestado. Y aunque no es gratuito que el debate sobre estas cuestiones se dé en momentos coyunturales de la política de cada país, la discusión es necesaria. Pese al optimismo de los países garantes (Ecuador y Venezuela) sobre la posibilidad de un acuerdo definitivo que ponga fin de tajo a la crisis, aquí y allá saben que las soluciones de fondo tomarán mucho más tiempo y requerirán mayores esfuerzos.

Por Marcela Osorio, Quito - Ecuador

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