Reclamo por la verdad histórica

No pocas veces voceros del Gobierno en asuntos de paz y el propio presidente Santos han destacado la pluralidad de las miradas y el esfuerzo democrático que significó la conformación de la Comisión Histórica del Conflicto y sus Víctimas y sus resultados.

Redacción Política
03 de marzo de 2015 - 10:53 p. m.
El historiador Renán Vega y el  embajador en Holanda, Eduardo Pizarro, hicieron parte de la Comisión Histórica. / Anarkismo.net
El historiador Renán Vega y el embajador en Holanda, Eduardo Pizarro, hicieron parte de la Comisión Histórica. / Anarkismo.net

Sin embargo, una aguda diferencia se tejió subrepticiamente entre el historiador Renán Vega, investigador de dicha Comisión, y Eduardo Pizarro, uno de los dos relatores. Y es tanta la molestia, que mereció una carta que expone públicamente el debate.

La misiva, escrita por Renán Vega para Eduardo Pizarro, arranca con epígrafe del filósofo español Miguel de Unamuno, que el 12 de octubre de 1936 dijo: “A veces quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia”. Valga aclarar que aunque Pizarro y Vega forman parte de la Comisión, tuvieron funciones distintas. El primero fue nominado por el Gobierno como relator, mientras Vega fue postulado por las Farc para que fuera uno de los 12 investigadores.

“Después de leer la ‘relatoría’ presentada por Eduardo Pizarro en la mesa de diálogos de La Habana, he constatado con indignación que es prácticamente igual al borrador que fue entregado el 18 de enero a los comisionados. Esto no tendría ningún problema si quienes leímos esa versión hubiéramos estado completamente de acuerdo y no hubiéramos enviado notas y sugerencias, para ser incorporadas a la versión final, como le corresponde a un relator”, señala Vega.

Y explica que les envió a los dos relatores —Eduardo Pizarro y Víctor Moncayo— un texto de 16 páginas con comentarios a sus relatorías y que mientras este último incorporó algunas en la versión final, Pizarro no incluyó ninguna. “Eduardo Pizarro desconoció mis apreciaciones, que suponían hacerle modificaciones a su escrito y solicitarle con argumentos que incorporara los resultados de mi indagación sobre el rol que ha desempeñado Estados Unidos en el conflicto colombiano”, señala el historiador. Y agrega: “Pizarro desconoció las pocas reglas de juego que habíamos fijado por unanimidad los miembros de la Comisión”.

El historiador refiere la agenda de trabajo trazada por la Comisión y explica que la suspensión de las conversaciones en diciembre, a raíz del incidente con el general, hoy retirado, Rubén Darío Alzate, aplazó la entrega de trabajos y las correcciones finales. Vega dice que envió sus comentarios y que Pizarro contestó en un correo electrónico que los estudiaría con “responsabilidad”.

“Esto me hizo suponer en forma cándida, que eso se iba a hacer (...) No sabemos si las estudió o no, porque al final primó la irresponsabilidad intelectual”, añade en su carta Vega, y continúa detallando que Pizarro no asistió a la reunión final de la Comisión, lo que le impidió debatir la relatoría, que finalmente fue entregada a la mesa de conversaciones tal cual había sido conocida la primera vez por los comisionados.

“Para mí, este es un hecho inaceptable, nada democrático, escasamente transparente, sin la menor muestra de pluralismo y de una muy cuestionable actitud ética, no sólo respecto a la Comisión y uno de sus miembros, sino de irrespeto ante la sociedad colombiana, por burlar los acuerdos establecidos y silenciar voluntariamente el mensaje de uno de los comisionados”, escribe el historiador.

Y vuelve reclamando: “Para qué hablar tanto de democracia y pluralismo, si cuando se necesitó ponerlos en práctica, para incorporar conceptos que no comparte el relator, sencillamente se desconocieron, como si nunca hubieran existido. No sobra recordar que la democracia supone admitir los juicios de quienes piensan distinto y no sólo de quienes están de acuerdo. Por eso, resulta tragicómico que al texto de Pizarro se le titule “Una lectura múltiple y pluralista (sic) de la historia”, cuando en realidad no tiene nada de pluralista.

Y concluye el relator sobre el hoy embajador de Colombia en Holanda: “Finalmente, en la actitud de Eduardo Pizarro de desconocer los aportes que yo hice a su propuesta de “relatoría”, encuentro que se manifiestan dos elementos propios de la antidemocracia colombiana, como son la arrogancia de los poderosos y el desconocimiento de la palabra empeñada”.

Por Redacción Política

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