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Entre hoy y mañana en Villavicencio (Meta) se llevará a cabo el primero de los cuatro foros de víctimas que organizan las Naciones Unidas y la Universidad Nacional, a petición de la mesa de diálogos de paz entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Farc en La Habana (Cuba). El objetivo es recoger propuestas que sirvan de insumo para la discusión del quinto punto de la agenda y, como lo explicó Fabrizio Hochschild, coordinador del Sistema de Naciones Unidas en Colombia, el propósito es que haya una representación equilibrada de quienes han sido víctimas de los diversos actores del conflicto, algo que, por lo visto, será difícil, teniendo en cuenta que son más de 6 millones de colombianos los que han sufrido los estragos de la guerra.
La idea es que a estas convocatorias regionales asistan unos 400 participantes (50% mujeres) de todos los sectores sociales —campesinos, indígenas, afrodescendientes, raizales, sindicatos, partidos políticos, académicos, juventudes, ambientalistas, población LGBT y gremios—, pero principalmente las víctimas de los diferentes actores armados legales o ilegales y de distintos hechos victimizantes.
Y es que, según Hochschild, esas víctimas son las que realmente tienen en sus manos las llaves para abrir las puertas de la paz: “En primer lugar, porque el tema más controvertido en el proceso de paz es el de la justicia y quienes tendrán la última palabra sobre ella, vista en su totalidad, son las víctimas. En segundo lugar, porque no habrá paz sostenible sin reconciliación. Y en tercer lugar, porque si un proceso de paz deja insatisfecha a la mayoría de las víctimas, no será ni ético ni sostenible”.
Pero es quizás ese amplio e indefinido universo que abarca la definición de víctima lo que en estos momentos genera controversia, pues desde diferentes sectores se escuchan voces de inconformidad por lo que consideran ha sido falta de claridad en las reglas para poder participar en el evento de hoy en Villavicencio o incluso porque temen que su voz sea invisibilizada.
Por ejemplo, un grupo de las organizaciones agrarias, sociales, campesinas, defensoras de derechos humanos, populares y de víctimas —integrantes de la llamada Mesa de Unidad Cívico Agraria y Popular del Oriente Colombiano— considera “preocupante” la restricción para la participación de movimientos políticos de oposición, como el caso de la Unión Patriótica o Marcha Patriótica, los cuales han soportado políticas de genocidio, persecución y exterminio. Asimismo, cree que para un significativo número de víctimas ha sido restringida la participación en los eventos, ya que en sus regiones no hubo acceso a la información de la convocatoria.
“A simple vista se puede catalogar como una encerrona a las organizaciones de víctimas, ya que la participación restringida hace que los más de 6,5 millones de ellas en el país, y no menos de un millón en el oriente colombiano, en su mayoría víctimas del Estado, están sintiéndose excluidas de este espacio de participación. Estas actitudes y situaciones, nos llevan a sospechar que se les esté dando prioridad en un porcentaje desproporcionado a las víctimas y organizaciones que defienden posturas estatales y se manifiestan como víctimas de la insurgencia armada”, señaló la Mesa de Unidad Cívico Agraria y Popular.
Y precisamente en la otra orilla están las víctimas de las Farc, quienes ayer —en un encuentro en el Club El Nogal de Bogotá— le pidieron al Gobierno “plenas garantías” para la participación en los foros regionales y en las distintas fases del proceso de paz. Lo que piden, en concreto, es que no se distorsione, invisibilice y atomice su voz, diluyéndola en una representación mayoritaria de víctimas de otros actores armados y opacando a quienes han sufrido los ataques de la guerrilla. Y aunque dicen reconocer a todas las víctimas del conflicto, en este caso particular, por tratarse de un proceso de paz con las Farc, exigen ser escuchadas “con respeto y sin el empleo de metodologías que terminan silenciándolas”.
En respuesta, Alejo Vargas, director del Centro de Pensamiento y de Seguimiento al Diálogo de Paz de la Universidad Nacional, explicó que en Colombia las víctimas se cuentan por millones, mientras que a los foros sólo podrán asistir cerca de tres mil. “Así que habrá millones de descontentos, porque todos quisieran asistir, pero los cupos tienen un límite. Por esto se han propuesto unos criterios de selección. Hemos tratado de elegirlos teniendo en cuenta la pluralidad, la representación territorial e incluir a víctimas de Estado como de la guerrilla”, refirió el académico.
“Hay que destacar que la metodología diseñada para todos los foros es recoger propuestas. No son foros para debatir ni sacar conclusiones. Vamos a recoger propuestas y para el efecto es lo mismo si las llevan 50 personas o una. Allá no importa quién llevó el mayor número de propuestas. No es un tema de mayorías”, concluyó, no sin an tes advertir que los mecanismos de inscripción han sido flexibles y que los foros no son abiertos, sino con invitación. “Hay personas que antes de buscar solución lo que quieren es hacer escándalos. Estamos atendiendo a todo el que nos llama y tratamos de dar respuestas”, refirió.