Publicidad

'Se ha desnarcotizado la relación con Colombia'

El embajador de EE.UU. en Colombia habla sobre la visita del vicepresidente Joseph Biden y del apoyo al proceso de paz.

Diego Alarcón Rozo
25 de mayo de 2013 - 09:00 p. m.
Peter Michael McKinley es embajador en Colombia desde finales de 2010.  / David Campuzano -  El Espectador
Peter Michael McKinley es embajador en Colombia desde finales de 2010. / David Campuzano - El Espectador

El embajador de Estados Unidos, Peter Michael McKinley, se encuentra en la última etapa de su trabajo en Colombia. No existe una fecha para su partida, pero es un hecho que se va dentro de “los próximos meses”, seguramente en una fecha entre agosto y septiembre. Hoy se siente muy satisfecho con el balance de su trabajo en estos poco más de dos años y medio que completa en la sede de Bogotá: “La experiencia a nivel personal y profesional ha sido única“.

A lo largo de este tiempo, su agenda se ha mantenido agitada: desde la implementación del TLC de Colombia con su país, hasta la diversificación de las relaciones bilaterales, tradicionalmente conectadas a la cooperación en seguridad. El embajador McKinley sacó tiempo para hablar con El Espectador de estos temas, en medio de días de mucho trabajo por cuenta de la visita del vicepresidente Joseph Biden, quien hoy llega a Bogotá. Una visita que califica de “simbólica” en esta nueva etapa en las relaciones entre las dos naciones, cuando existe el propósito de “desnarcotizarlas” y pasar a un nuevo enfoque de fortalecimiento de los nexos comerciales y económicos.

El viaje del vicepresidente se tiene que considerar también en el contexto del viaje del presidente Obama a México y a Costa Rica, donde se reunió con los líderes centroamericanos, y de las visitas pendientes que se verán en junio de los presidentes Humala y Piñera a Washington. También es parte de esta estrategia trabajar directamente con los líderes de las regiones en temas puntuales: crecimiento económico, oportunidades para poblaciones, integración, economía global, problemas transnacionales, profundizar discusiones sobre políticas energéticas de medio ambiente.

¿Qué aspectos puntuales se tratarán en la visita del vicepresidente Biden?
Esta visita tiene una gran importancia simbólica. El vicepresidente Biden regresa a Colombia después de 13 años, habiendo sido uno de los senadores que más fuertemente apoyaron el Plan Colombia. Viene para iniciar una nueva etapa en nuestras relaciones, enfocado en la cooperación internacional, temas económicos, regionales, también de seguridad. El hecho es que se ha desnarcotizado la relación con Colombia, estamos viendo que el mismo término se está utilizando ahora para describir los esfuerzos de la nueva política y la nueva relación de los Estados Unidos con el gobierno de Peña Nieto en México. El enfoque ahora es sobre la relación comercial, la relación de pueblo a pueblo.

¿Cómo se llega a este nuevo momento con la región?
Este es un momento interesante de cambio. Para dar una cifra importante, en términos de las relaciones comerciales: 40% de las exportaciones norteamericanas ahora van a países de las Américas, de este hemisferio. Es un nivel de relación comercial de inversión que ya está a la altura del que tenemos con la Unión Europea y con los países asiáticos. Seguimos siendo un mercado importantísimo para América Latina. En el caso de Colombia, representamos 35% del mercado para las exportaciones colombianas.

¿En qué punto se encuentra la cooperación en seguridad con Colombia?
En el Plan Colombia, desde que comenzó, llevamos una totalidad de más de US$10.000 millones que han sido comprometidos con Colombia. Como sabemos todos, desde 2006 -2007 ha ido declinando paulatinamente, a la par que aumenta la habilidad de Colombia de garantizar su propia seguridad. Tenemos una relación que todavía es muy estrecha en términos de cooperación en la lucha contra el narcotráfico y el terrorismo, pero lo que también tenemos es una relación que abarca temas regionales de cooperación en Centroamérica y el Caribe. En términos de montos concretos, para el próximo año fiscal, que comienza el 1º de octubre, hay un pedido más o menos de US$325 millones de asistencia bilateral relacionada con el desarrollo y la seguridad.

¿Cómo ve Estados Unidos el informe sobre drogas presentado por el presidente Santos a la OEA, en el que se contempla la despenalización del consumo de drogas como la marihuana?
Hemos dado la bienvenida al estudio de la OEA. Fue un estudio que surgió de las propuestas de la Cumbre de las Américas de Cartagena del año pasado, un estudio que fue llevado a cabo con docenas de expertos consultados, con un trabajo serio y respetamos el contenido. Será la base para una discusión en la Cumbre de Ministros de Relaciones Exteriores que tendrá lugar en Antigua del 4 al 6 de junio. Queremos discutir todos los temas de una forma abierta.

¿Cuál es el balance de estos 40 años de la lucha contra las drogas? Se han obtenido logros, pero la violencia de la ilegalidad es enorme. ¿Se puede hablar de fracaso en ese sentido, como señalan algunos críticos?
Después de 40 años de lucha contra un flagelo tan serio como el narcotráfico, se tienen que tomar en cuenta los costos y también los beneficios de esa lucha. En Estados Unidos ha bajado de una forma impresionante el consumo de drogas como cocaína, metanfetaminas, heroína. Desde 2006-2007 el consumo ha disminuido 40%. En términos de producción, sólo se tiene que ver la transformación de países como Colombia, en el que sí hubo un costo humano muy elevado. El país de hoy en día es muy distinto a lo que se vivía en los años 80 y 90 y ha habido un avance importante en la modernización de las fuerzas de seguridad y en el fortalecimiento del sistema jurídico. Sigue habiendo países productores, impactos en términos de salud pública, organizaciones criminales que afectan la estabilidad de Estados... todo eso es verdad, pero se tiene que ver en términos de un balance objetivo de los resultados.

¿Qué opina de las críticas que dicen que los narcotraficantes extraditados a Estados Unidos obtienen la libertad al poco tiempo, tras pactar arreglos con la justicia de su país? ¿Puede haber impunidad de los delitos que éstos cometen en Colombia?
La cooperación de extradición entre Colombia y Estados Unidos es la mejor del mundo. Desde 1997 son más de 1.500 personas las que han sido extraditadas y el beneficio ha sido para los dos países. En la mayoría de los casos no existen cargos o procesos iniciados contra los individuos que son malhechores, pero a través de la cooperación de la justicia americana se han podido construir casos que se pueden llevar a las cortes en Estados Unidos. Segundo, en el proceso de extradición hay un punto muy claro: los que van a prisión en Estados Unidos, cumplidas sus sentencias tienen que ser devueltos a Colombia para enfrentar los cargos o procesos ante las autoridades colombianas. De las más de 1.000 sentencias que son públicas y que han sido cumplidas, el promedio es de ocho años de prisión. Entre los que son los capos, los dirigentes más importantes, las personas que han cometido los crímenes más serios, el promedio de sentencias es casi 18 años.

Estados Unidos ha dicho que apoya el proceso de paz. ¿Hasta dónde estarían dispuestos a ceder con la no extradición de jefes guerrilleros?
La extradición y los crímenes de lesa humanidad son temas que han impactado en todos los procesos de paz que hemos visto alrededor del mundo. Hay que ver lo que se va a negociar en La Habana. La comunidad internacional responderá, pero en ninguna situación hemos visto que se abandone la oportunidad de seguir con la justicia internacional.

¿En qué va el tema de la repatriación de ‘Simón Trinidad’ para participar de los diálogos?
No se ha contemplado y no ha habido consideración.

¿La va a haber?
No.

Para la erradicación de cultivos de coca en Colombia , durante los diálogos se ha hablado de una sustitución de cultivos para la manutención de los campesinos. ¿EE.UU. cooperaría y entregaría recursos para este propósito?
Nosotros hemos cooperado estos últimos 30 años en materia de cultivos alternativos, en políticas y estrategias que puedan librar a las comunidades de la producción de drogas ilícitas. Obviamente esa cooperación sigue vigente hoy en día, sigue fuerte y sigue independientemente del proceso de paz. En el contexto en el que haya un acuerdo, ojalá, se facilitaría la lucha contra el narcotráfico dentro del país y se podrían profundizar las políticas de apoyo a comunidades campesinas que buscan alternativas para ganarse la vida.

¿Cuál es la postura de su país frente a la Alianza del Pacífico reunida en Cali hace pocos días?
Es una iniciativa histórica y trascendental. Lleva varios años gestándose, pero en estos últimos meses se ha visto una aceleración. Este es quizá el esfuerzo más grande de integración que se ha hecho en América Latina. Es un paso muy positivo y muy bienvenido, porque lo que hace es agrupar naciones que son pragmáticas, que tienen buen manejo de sus economías y están buscando las oportunidades tanto dentro de la región, como fuera de ella. Es una evolución importantísima, tiene gran futuro. Para mí, el indicio más importante es la transformación que América Latina tiene hoy en día. Un mercado emergente, con una clase media dinámica, centenares de millones de personas, confiando en su poderío económico y su estabilidad política.

A usted le correspondió estar como embajador para la entrada en vigencia del TLC. Bajo su punto de vista, ¿cuál es la evaluación de este primer año?
En términos de evaluación creo que tanto los escépticos como los que apoyan a los resultados llegamos a un término medio. Lo que los TLC son es una herramienta para el crecimiento de las economías nacionales, pero también para integrarse a la economía global. Si no fuera así, no veríamos a la Alianza del Pacífico. Las concesiones arancelarias que Colombia había tenido por más de 20 años con los Estados Unidos eran concesiones unilaterales y cada uno o dos años se tenían que renovar. Que esto iba a seguir indefinidamente era un sueño. Sin un TLC, mantener abierto el mercado de los Estados Unidos, que sigue siendo el mercado más importante para exportaciones colombianas, no sería posible.

Usted está en su última fase al frente de la Embajada en Bogotá...
Ya cumplo tres años aquí. Me voy a llevar recuerdos muy gratos y también una experiencia de trabajo en la que he visto las maravillas que este país tiene, la maravilla que es su gente, las oportunidades para el futuro.

¿Alguna tarea pendiente para estos últimos meses?
Yo sigo trabajando en todo lo que se presenta y trabajaré hasta el último día. Tengo varios viajes pendientes. En las últimas semanas por lo menos pude llegar a Valledupar, que era un sueño desde hace tres años: ir al Festival Vallenato, que gocé inmensamente. No he ido a uno de los centros precolombinos como Ciudad Perdida, San Agustín. Gorgona, ver las ballenas… tengo una lista... Leticia. Lo que me falte, lo voy a hacer. En términos de trabajo y también de interés está el Eje Cafetero. He viajado a muchas otras partes del país, pero no he ido al Eje Cafetero. El plan es hacerlo en estas próximas semanas.

Por Diego Alarcón Rozo

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar