De las enrarecidas circunstancias que han rodeado la desaparición de una avioneta de la empresa Aerocapital, que partió en la madrugada del pasado 18 de marzo del aeropuerto Eldorado, lo que ha quedado en evidencia es un desorden administrativo mayúsculo en el funcionamiento del aeropuerto de la capital del país, el tercero con más flujo en Latinoamérica. Un número largo de autoridades deberían, a la fecha, haber dejado en claro quién responde por un hecho tan bochornoso como que una avioneta logre despegar de Bogotá, aterrice en Urabá y luego se pierda en Centroamérica. No obstante, este tema parece más bien haberse convertido en una feria de señalamientos.
Para la Asociación Colombiana de Controladores Aéreos, en voz de Carlos Uriel Cataño, durante años en el aeropuerto se han presentado falencias considerables en el control de las plataformas aéreas privadas, principalmente debido a la ausencia de un CAI de la Policía que examine con lupa, antes de cada vuelo, qué carga y qué pasajeros despegan. Pero el asunto, dicen los controladores, no le corresponde sólo a la Policía. La Aerocivil también tiene su cuota en este embrollo.
La Policía, por su parte, asegura que durante un largo tiempo ha tenido la disposición de prestar sus servicios en los hangares privados. Fuentes de esa entidad le aseguraron a este diario que “si se revisara cada vuelo que sale, nadie volaría”. Que no es su deber, además, verificar la identidad de cada piloto. Que en reiteradas oportunidades, sin éxito, le han solicitado a la Aerocivil que les dé acceso a los mencionados hangares. “Llegó la hora de que la Aerocivil replantee y amplíe las competencias de la Policía frente al tema de la seguridad aeroportuaria”, le dijo a este diario el general Óscar Naranjo, director de esa institución.
“Este asunto es de todos”, dicen por estos días en Aerocivil. Esa entidad, supo El Espectador, convocó a una reunión de urgencia el martes en la tarde, a la que asistieron la policía aeroportuaria y de antinarcóticos, Opaín, la Cancillería y la Fuerza Aérea. La reunión, llamada “Código Estela”, era precisamente para tratar de descifrar quién está errando en el eslabón de tareas que, se supone, debe llevar a un resultado de vuelos seguros y de aviones debidamente registrados. “La Aeronáutica Civil es respetuosa de la Policía, admira su trabajo y siempre ha estado dispuesta a colaborarle. En los reglamentos aeronáuticos está claro que la Policía puede ingresar a cualquier instalación aeroportuaria, incluso sólo con solicitud verbal”, expresó Yebrail Plazas, asesor de prensa de la Aerocivil.
La responsabilidad por lo que sucedió con la avioneta de Aerocapital se sigue rotando de un lado a otro. Mientras tanto, los riesgos por la falta de controles que se han evidenciado en los hangares privados del aeropuerto Eldorado implican serias consecuencias. “Quién sabe cuánta droga o armas están saliendo o entrando por esta vía, igual que gente pedida por la justicia. Los controles en las terminales de pasajeros o carga y el Puente Aéreo funcionan, la brecha parece estar en esas áreas”, dijo el senador Juan Carlos Vélez, exdirector de la Aerocivil. Y agregó: “En mi época hubo un CAI de la Policía, pero les molestó sobre todo a los operadores privados”.
De la inverosímil historia de esta extraviada aeronave siguen surgiendo más interrogantes con el paso del tiempo. Mientras las autoridades aeroportuarias no se explican cómo fue que Aerocapital reportó la desaparición de la aeronave apenas en el hangar y con dos días de tardanza, ni tampoco cómo pasó la aeronave por Carepa (Urabá antioqueño) sin mayores sobresaltos. Caracol Radio divulgó que Pablo Ruiz, el despachador de Aerocapital que recibió a los pilotos de la avioneta, desapareció. ¿Dónde está Ruiz? (un hombre con 18 años de experiencia en este campo) ¿Dónde está el avión en cuestión? Las preguntas y las inquietudes sobre el control en Eldorado no cesan.