“Tenemos una oposición que engaña”: Alfonso Prada

Desde la Secretaría de la Presidencia, el exdirector del Sena será el portavoz de la Casa de Nariño. Llega a confrontar las tesis de la oposición que, según dice, orientan mal a la opinión pública.

Lorena Arboleda Zárate
17 de abril de 2017 - 04:40 a. m.
Alfonso Prada, nuevo secretario general de Presidencia.  / Archivo personal
Alfonso Prada, nuevo secretario general de Presidencia. / Archivo personal

En la Secretaría General de Presidencia usted va a ejercer el rol de portavoz del presidente Santos. El que lo escuche a usted sabe que está escuchando al jefe de Estado. ¿Por qué surge ese nuevo rol?

La idea es reforzar la estrategia de comunicación con los colombianos, confrontar las tesis de la oposición que, a veces, con tanta mentira, beligerancia y agresividad, orienta mal a la opinión pública. Queremos controvertir con ellos. Soy un hombre de debate, me formé en el Congreso, en los medios de comunicación, y a lo único que aspiro es a que, en ejercicio de esa vocería, tenga unos contradictores que me enfrenten con argumentos, con razones y no con calumnias, difamaciones o engaños. La oposición en una democracia, que dé un debate basado en argumentos, le sirve mucho al país. Vengo a reforzar esa parte, que el presidente hace muy bien, pero muchas veces no tiene todo el tiempo para hacerla.

Claro que el mismo presidente Santos admitió públicamente hace algún tiempo que el Gobierno se estaba comunicando mal, sobre todo en asuntos relacionados con el Acuerdo de Paz…

No he estado en un diálogo en el que el presidente afirme eso, pero sí he estado en muchas reuniones en las que nos pide que reforcemos el diálogo con la opinión pública. Es muy importante, cuando tenemos una oposición que muchas veces engaña a la opinión pública, que salgamos desde el Gobierno a explicar nuestras posiciones y a dar a conocer los avances que hemos tenido, que hartos hay. El asunto es que esos logros se tienen que comunicar en medio de una tragedia, de un desastre, del estancamiento de las economías de los países vecinos, y vivimos en una lucha permanente entre comunicar lo que hacemos y el pesimismo que muchas veces invade al país.

Hablando de ese pesimismo, el Acuerdo de Paz no fue muy bien comunicado y esa pudo haber sido una de las causas para que en el plebiscito perdiera. ¿Cómo poder explicar mejor su implementación?

El Acuerdo no fue mal comunicado y no creo que haya sido por eso que perdimos el plebiscito. Sí creo que se comunicaron muchas mentiras y se logró generar una indignación colectiva, como lo confesó el propio director de la campaña del Centro Democrático, Juan Carlos Vélez, cuando dijo que ellos se dedicaron a reforzar ideas que generaran indignación y que no correspondían a la realidad. Decir que las familias se acababan con el Acuerdo, que estaba en riesgo la seguridad de la nación porque se estaba firmando un proyecto “narcochavista” o que se le estaba entregando el país a las Farc, fueron calumnias. Sin embargo terminaron generando indignación, como lo definieron los estrategas brasileños que trajeron. Entonces, uno cuando comunica con la verdad, quiere controvertir las ideas diferentes, no las malas prácticas, que son una desviación en el ejercicio del debate, y eso es lo que explica que el plebiscito no haya salido triunfante.

¿Va a intentar tender puentes con el uribismo?

A mí me conocen todos los actores que se expresan en la política colombiana en general, particularmente los del Congreso. Yo nunca he dejado de dialogar, ni con los amigos ni con los opositores. Conmigo, la oposición tiene garantías de que soy una persona con la que se puede dialogar. La única regla que pongo es que hablemos con razones y no con mentiras ni insultos. Cuando tengo que debatir con alguien que lo único que hace es ofender al presidente y la dignidad de la nación, pues ahí el margen de diálogo se cierra mucho. Invito a la oposición a que baje el tono de la agresividad y a que deje de utilizar la mentira como una estrategia de comunicación. Pasemos a un escenario de argumento y de razón. Lo que es lejano a la democracia es la mentira.

La favorabilidad del presidente Santos que muestran las encuestas es muy baja. ¿Qué hacer para mejorarla?

El presidente toma cada decisión independientemente de si es popular o no. Si hubiese pensando en mantener la popularidad durante su gobierno, nunca se hubiera sentado a dialogar con las Farc, porque nos sentamos a dialogar con la organización de peor imagen en el país y la más comprometida con el sufrimiento de los colombianos. Tomar la decisión de hacer la paz fue tomar la decisión de entregar su capital político y su popularidad por buscar un resultado benéfico para la sociedad. Eso explica, en buena parte, la incomprensión de muchos colombianos que todavía no han logrado enterarse de la magnitud del momento histórico en el que vivimos y, en cambio sí, más que mejorar la imagen del presidente, de lo que se trata es de comunicar de mejor manera para que el Gobierno logre transmitir los logros que hemos alcanzado. Queremos controvertir ese pesimismo que muchos tienen.

Hace poco abandonó el barco el exvicepresidente Germán Vargas Lleras y en reemplazo entró Óscar Naranjo. ¿Será que ese cambio era necesario a la hora de implementar el Acuerdo de Paz?

El exvicepresidente Vargas cumplió un papel fundamental como articulador del sector de infraestructura y vivienda, y cumplió su rol con lujo de detalles. En esta última etapa entra un nuevo vicepresidente a quien se le ha encomendado coordinar la estrategia de paz, pero también lo relacionado con seguridad ciudadana y la lucha contra el narcotráfico. Por eso, lo que tenemos es un cambio no solamente en el nombre sino en las funciones, asegurando que lo que se hizo en la Vicepresidencia se mantenga en el mismo ritmo.

Pero Vargas Lleras, aunque guardó prudente silencio, sí tuvo una que otra postura crítica en torno al Acuerdo…

Nunca escuché al exvicepresidente hacerle oposición al Acuerdo de Paz. Las críticas que hizo no significaron nada diferente a que dentro del Gobierno se podía disentir y hacer observaciones para que mejorara lo pactado. Cada vez que él opinaba, se abría el debate en torno a los acuerdos para hacerlos mejor. Pero estoy confiando en que él mantenga la posición de defender la paz. Sí reconozco que el vicepresidente Naranjo fue un negociador de la paz en La Habana y su compromiso con el proceso va mucho más allá de estar de acuerdo con el presidente. Eso le pone una fortaleza enorme a esta etapa del posconflicto. Con su llegada sí hay un viraje positivo del proceso.

Por cierto, se habla de un remezón en el gabinete. De hecho, se sabe que se tenía listo el anuncio, pero se interrumpió por la tragedia de Mocoa…

El presidente Santos no ha sido amigo de las grandes crisis de gabinete. En la medida en que se van presentando circunstancias, porque la gente ha cumplido un ciclo, va llenando esos espacios. Pero lo cierto es que sí tenemos vacantes sumamente importantes y tendremos que proceder a llenarlas.

¿Qué espera del Gobierno que se posesione el año entrante?

El anhelo como colombiano, y puedo decirlo con tranquilidad porque no estoy haciendo campaña ni política, es que el legado continúe. Sé que el presidente Santos va a ser conocido como un punto de quiebre en la historia de Colombia. Y si el presidente Santos va a dejar un legado en materia de paz, educación y lucha contra la pobreza, lo que uno desea es que el próximo gobierno lo proteja para el bienestar de los colombianos.

Por Lorena Arboleda Zárate

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscribete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar