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La tentación del Procurador

A falta de candidatos presidenciales, en los círculos políticos cobra fuerza el nombre de Alejandro Ordóñez.

María del Rosario Arrázola / Hugo García Segura
09 de febrero de 2013 - 10:50 p. m.

Por estos días, más de un funcionario público deshoja la margarita pensando si se retira de su cargo para no inhabilitarse en los comicios de 2014. La mayor expectativa está centrada en el ministro de Vivienda, Germán Vargas Lleras, de quien se dice que en menos de un mes dejaría el Ejecutivo para retornar a la arena política. Pero el as inesperado que ha tomado fuerza en diversos sectores políticos es que puedan convencer al procurador Alejandro Ordóñez para que aspire a la Presidencia de la República por una coalición de centro-derecha.

Aunque extraoficialmente se dice que el jefe del Ministerio Público le ha dicho que no a quienes le han querido endulzar el oído, también se sabe que desde sectores del conservatismo, el Partido de la U e incluso de Cambio Radical le han formulado la inquietud porque creen viable su candidatura. De hecho, de tiempo atrás se sabe, y quedó demostrado con su reelección, que Alejandro Ordóñez mantiene excelentes relaciones con buena parte de los congresistas, de la misma forma como las dispensa con los magistrados de las altas cortes.

Es más, el reciente matrimonio de su hija Nathalia, al que asistieron cerca de mil invitados, en el Country Club de Bogotá, demostró la convocatoria que hoy tiene el procurador en los círculos del poder. Desde el presidente Juan Manuel Santos, pasando por ministros, congresistas, magistrados, generales, jerarcas de la Iglesia católica, periodistas, el fiscal Eduardo Montealegre, la contralora Sandra Morelli, el registrador Carlos Ariel Sánchez o el banquero Luis Carlos Sarmiento, todos acudieron a la boda, que más parecía una cumbre de Estado.

Ordóñez sabe que vive un momento importante en su carrera pública, pero también que una cosa es el reconocimiento por el desempeño de un cargo y otra los gajes de la política, donde la pelea no tiene límites. En su trayectoria profesional, su largo paso por el poder judicial le dio experiencia para entender los vericuetos del derecho. Como procurador, ya sabe cómo tiemblan los funcionarios públicos con el poder disciplinario. Pero aún no sabe qué es dejarse contar en las urnas, con todas las mañas propias de una campaña electoral.

De todos modos, en el eventual caso de que se dejara tentar por los cantos de sirena de la política, no cabe duda de que su postura pública tiene adherentes. La primera evidencia la aporta el senador conservador José Darío Salazar, quien afirma: “Sería el mejor representante de nuestro ideario. Tenga la seguridad de que motivaría a amplios sectores del país que se identifican con los principios de lucha contra la corrupción, la defensa del orden, el imperio de la ley, la defensa de la familia y, sobre todo, su lucha por la vida, contra el aborto”.

Este último aspecto es precisamente el primer factor que ya está vigente entre el posible electorado. Para nadie es un secreto que desde que en octubre de 2011 se cayó, por dos votos, en la Comisión Primera del Senado, la reforma constitucional que pretendía penalizar el aborto por encima de las excepciones regladas por la Corte Constitucional, Alejandro Ordóñez es hoy el gran promotor de un eventual referendo ciudadano para que ahora sea el pueblo quien aporte la última palabra sobre este espinoso tema que divide a la opinión pública.

“No creo que los órganos judiciales ni el Congreso mismo puedan decidir sobre este tema. Para eso está la figura del referendo y debemos consultarle al pueblo”, ha dicho el propio Ordóñez sobre el asunto del aborto. Y más allá de que, para bien o mal, este sea un termómetro de su alcance político, lo cierto es que sin mucho ruido avanza la recolección de firmas con miras a cumplir los requisitos para que el Legislativo tramite el referendo. En el fondo de la discusión, el promotor del no al aborto es, claramente, Alejandro Ordóñez.

Sin embargo, no es su única bandera. También han sido abiertas sus posturas contra el matrimonio entre parejas del mismo sexo y contra la despenalización del porte y consumo de la dosis personal de drogas, dos aspectos en los que también se genera un debate ciudadano de insospechadas consecuencias políticas. Por eso, en círculos gubernamentales está claro que si Ordóñez va por la Presidencia en 2014, la agenda de campaña cambiaría y la paz ya no sería el punto de quiebre sino la discusión de temas de moral y libertades individuales.

Cualquiera que sea la decisión del procurador Ordóñez, desde ya las posiciones están divididas. El representante del Polo Iván Cepeda sostiene que sería bueno que despejara las dudas al respecto para que obrara con independencia, aunque advirtió que preocupa que adopte posiciones de extrema derecha afines al pensamiento del expresidente Álvaro Uribe. En cambio, el senador de la U Juan Carlos Vélez cree que sería un buen presidente, pero que debería cumplir con el período para el cual fue reelegido y, tal vez, aspirar en 2018.

Entre una y otra postura, surge un interrogante: ¿cuál sería la posición del expresidente Uribe y su guardia pretoriana frente a una eventual candidatura de Alejandro Ordóñez? En el conservatismo no se advierten resistencias; en la U y Cambio Radical, unos sí y otros no, pero a la hora de la fila por el poder, todo recién llegado es sospechoso. En esa medida, todo cambia si el procurador se decide a apostar. Hasta hoy, sin rivales a la vista, el camino parece despejado para la reelección del presidente Santos. Pero si el jefe de Estado no va según la suerte del proceso de paz, cualquier cosa puede pasar en la política.

Y es ahí donde la inesperada figura del procurador cobra vuelo. Claro está, teniendo en cuenta al otro jugador de peso en la actual coyuntura: Germán Vargas Lleras. ¿Cuál podría ser su estrategia? En el ajedrez del poder, la experiencia es clave para propiciar cualquier destino. Por lo pronto, al menos como una forma de calibrar lo que piensa la gente, en la cuenta de Twitter de la Procuraduría se puede leer un trino que resume las dudas que hoy rondan el Ministerio Público: “¿Procurador debe seguir en cargo o comprometerse con aspiración a Presidencia? Atentos a sus opiniones”.

Por María del Rosario Arrázola / Hugo García Segura

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