¿Un congresista en apuros?

Un exmiembro de la UTL lo acusó de pedirle parte de su salario para financiar campañas políticas. Él se defiende y dice que buscaron chantajearlo.

JUAN DAVID LAVERDE PALMA
13 de febrero de 2016 - 09:00 p. m.
Luis Leandro Peña, exintegrante de la UTL del congresista Édward Rodríguez. / Luis Ángel - El Espectador
Luis Leandro Peña, exintegrante de la UTL del congresista Édward Rodríguez. / Luis Ángel - El Espectador

Luis Leandro Peña Aya, exmiembro de la Unidad de Trabajo Legislativo (UTL) del representante a la Cámara Édward David Rodríguez, dice tener las pruebas de que el congresista del Centro Democrático no sólo lo maltrató laboralmente y le pidió parte de su sueldo para financiar campañas políticas o pagar facturas particulares, sino que además tuvo conocimiento de un presunto tráfico de expedientes en la Comisión de Acusación de la que Rodríguez forma parte. Una denuncia, con sus respectivos soportes y anexos, que Luis Leandro Peña formalizó el pasado 4 de febrero ante la Corte Suprema de Justicia, el Consejo de Estado, la Fiscalía, la Procuraduría y la Veeduría del Partido Centro Democrático. “Voy a ir hasta las últimas consecuencias porque lo que me hicieron fue infame”, sostiene.

Luis Leandro Peña es un hombre de 53 años, de origen campesino, llanero y uribista. A pesar de no tener una carrera universitaria –es técnico en contabilidad y finanzas del Sena y técnico laboral en análisis y diseños de sistemas del Instituto de Capacitación Álvaro Mejía (ICAM)–, lleva 34 años en distintos escenarios del sector público. Aprendió con varios congresistas el oficio de buscar votos y sellar alianzas, recorrer localidades y organizar encuentros políticos. En 2007 dio su salto al Congreso como integrante de la UTL del senador Bernabé Celis Carrillo. Allí, reconoce, “patinó” proyectos de ley en distintos ministerios y entidades del Estado. Luego pasó como contratista a la Unidad de Correspondencia del Senado durante cinco años –entre 2009 y 2014–. Siempre en la retaguardia del uribismo.

Fue en esa época cuando Luis Leandro Peña conoció al hoy representante Édward David Rodríguez. En 2010, dice, le ayudó en su primera campaña a la Cámara, pero Rodríguez se quemó. Peña continuó en su ejercicio de correspondencia en el Senado mientras Rodríguez le hablaba al oído al vicepresidente Angelino Garzón. Antes de ser su secretario privado, Rodríguez –abogado de la Universidad Libre y con varias especializaciones en el exterior– había trabajado en el Ministerio del Interior del gobierno Uribe en el diseño de leyes tan claves como la de Justicia y Paz y la de Anticorrupción. En 2013, cuando despegó la carrera por la presidencia de Óscar Iván Zuluaga y el Centro Democrático, con Álvaro Uribe a la cabeza, lanzó una lista cerrada al Congreso, Luis Leandro Peña volvió a trabajar con Rodríguez.

Édward Rodríguez salió elegido en marzo de 2014 y dos días después de tomar posesión de su cargo, el 22 de julio de ese año, nombró a Luis Leandro Peña como funcionario de su UTL en el grado de asistente II con un sueldo de $2’577.400. Pronto llegaron los problemas. Cuatro meses después, de acuerdo con Peña, fue citado a una reunión privada con el parlamentario en su despacho. Allí, dice, éste le ofreció mejorarle su salario porque supuestamente estaba satisfecho con su trabajo. A través de la Resolución 2932 del 5 de noviembre de 2014, Luis Leandro Peña fue nombrado en el cargo de asistente V con una remuneración mensual de $4’312.000. “Sin embargo, posterior al mejoramiento del cargo, el parlamentario, igualmente de forma privada, me informó que mi ascenso se debía realmente a que tenía que darle y aportarle a él la suma de $1’500.000, los cuales él me iría indicando en qué tenía que gastarlos y/o a quién debía entregárselos”, se lee en la denuncia.

Peña sostiene que su exjefe le dijo que debía asumir unos gastos de la oficina y darle esa plata –la que consiguió con el ascenso– a Jaime Rodríguez, su hermano, advirtiéndole “que no debía firmarle (a Peña) ningún recibo”. En la denuncia Peña aclara que de muchos pagos no hay constancias, “pues el representante se cuida bastante en no dejar rastro alguno de sus malos procederes”, pero les entregó a las autoridades judiciales facturas originales de compras en el Éxito, un recibo de pago por $300.000 a Adaiber Castañeda, candidato a edil por el Centro Democrático y una consignación por $1’000.000 al entonces candidato al Concejo de Bogotá Carlos Camacho (quien se quemó) fechada el 26 de marzo de 2015, en plena campaña. Aún más, Peña dice que entre febrero y marzo de 2015, en el propio Congreso, le entregó a Jaime Rodríguez, hermano de Édward, $1’650.000 en efectivo. Y que en las cámaras del BBVA que hay allí debió quedar registro de esos pagos.

En su relato, Peña añade que tuvo muchos altercados con el representante Rodríguez “porque le reclamaba que no fuera injusto conmigo, que por favor no interfiriera y manipulara mi salario”, y que cuando le dijo que lo iba a denunciar por estos hechos la respuesta del parlamentario fue que nadie lo escucharía, porque él era amigo del senador Álvaro Uribe y de sus hijos. “Además (Rodríguez) amenazó con denunciarme por extorsión varias veces”, señala Peña. Fueron cinco meses de pelea, hasta que el 28 de abril de 2015 “me hizo renunciar al cargo de asistente V y me degrada nuevamente a asistente II (…) debido a que no seguí aceptando que manejara parte de mi sueldo, por el cual trabajaba dignamente”. Peña, sin embargo, se mantuvo en la UTL.

En septiembre del año pasado, dice, Édward Rodríguez lo hizo renunciar asegurando que, “para buscar su aprobación y amistad futura”, debía hacerle campaña a un candidato de Cambio Radical al Concejo de Bogotá que, al final, se quemó. Cuando volvió a pedirle trabajo, sostiene Peña, recibió un portazo. El 5 de noviembre le envió un mensaje de Whatsapp al senador Álvaro Uribe en el que le comentó que tenía una denuncia muy grave contra un congresista del Centro Democrático. Uribe lo remitió a la veeduría del partido. No es todo. También denunció Peña que supo que un expediente asignado a Rodríguez en la Comisión de Acusación estaba fuera de la cadena de custodia y “al parecer estaba siendo negociado” por uno de los abogados asesores del parlamentario.

Adrián Danilo Ardila, abogado contratado por Édward Rodríguez para sustanciar esos procesos, “se dio cuenta de la irregularidad y le informó al representante sobre los hechos y como recompensa por denunciar esa anomalía recibió la solicitud de renuncia al cargo por parte del honorable representante”, sostiene la denuncia. Hoy la Fiscalía indaga este episodio. Al final, Luis Leandro Peña insistió en que fue humillado, su salario repartido y que ahora recibe llamadas amenazantes. “Lo que más me sorprendía era que (Rodríguez) se valía de su cercanía con los hijos del expresidente Uribe para decir que cualquier denuncia que yo hiciera nunca sería tenida en cuenta en el partido ni con la justicia, porque él ostentaba el poder y nadie iba a creerme”.

El representante por el Centro Democrático Edward Rodríguez. / Archivo particular

 

Al revés, “es un extorsionista”

El Espectador consultó al representante Rodríguez, quien calificó como un mentiroso a su exempleado y de acusado pasó a acusador. Dijo que Peña lo ha venido extorsionando, que jamás se dejaría chantajear “porque el que nada debe nada teme”, que nunca le pediría dinero a un trabajador suyo y que el 2 de diciembre pasado puso la denuncia en la Fiscalía por estos hechos. “Ese señor se fue a trabajar a Cambio Radical en plena campaña al Concejo de Bogotá, eso es impresentable. A él le perdí la confianza porque le llamé la atención por pedir dinero prestado abusando de su condición como integrante de mi UTL, por incumplimiento de sus labores y bajos resultados, irrespeto, evadirse del trabajo, regar chismes, disociar de los candidatos del partido y requerir dádivas a cambio de supuestas retribuciones políticas. A una persona le pidió $50 millones, por ejemplo”, señaló el parlamentario uribista.

Rodríguez aseguró que, contrario a lo dicho por Peña, accedió a promoverlo temporalmente en la UTL porque él se lo pidió, que le dio esa “palomita” para ayudarlo en su situación económica, pero que una vez llegó a su equipo una persona de confianza, tal como habían acordado, la nombró y devolvió a Peña a su cargo de asistente II. Reconoció, sí, que Luis Leandro Peña lo ayudó en sus dos campañas al Congreso como líder de la localidad Rafael Uribe, pero que le resulta inconcebible que después de ayudarlo ahora salga a deberle. “Tras de cotudo con paperas”, dijo. “Esa denuncia que puso está llena de falsedades. Ya sabíamos que venía un escándalo de medios porque Peña le aseguró a un funcionario que trabaja conmigo a través de un chat que pronto le iba a entrar un dinero por un escándalo en medios que iba a promover”.

El representante Rodríguez aseguró que hace más de dos meses se reunió con Peña y que éste le dijo que si no le pagaba $18 millones y lo reintegraba de inmediato a la UTL, “aunque no fuera a trabajar”, saldría a difamarlo. En su versión, el congresista lo increpó, le dijo que lo mirara a los ojos y le respondiera que si creía que era un bandido. “Le dije que me respetara, que yo no tenía rabo de paja, que no me dejaba chantejear, faltaba más”. En diálogo con este diario Rodríguez aventuró además otra tesis: que este escándalo lo está promoviendo Liliana Alfonso, quien lo sigue en la lista del Centro Democrático. Si Rodríguez sale, ella lo reemplazaría. “Me quedan varias lecciones: uno les da la mano a personas, pero al final uno no sabe con quién trata. Lo otro es que tengo a gente dentro del partido, Liliana Alfonso, que al parecer está moviendo este tema”.

Rodríguez no tiene dudas de que se trata de un complot político. De hecho, le dijo a este diario, ya le solicitó al presidente del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga, que indague. Y le aportó una constancia de sus denuncias contra Luis Leandro Peña. El congresista desmintió de cabo a rabo a su exempleado y explicó que Peña era una especie de mensajero al que ponía a pagar sus tarjetas de crédito y otras obligaciones, y que por eso le entregaba dinero. Aún más, indicó que su hermano Jaime Rodríguez le ayudó con la remodelación de su oficina en el Congreso, trabajo por el cual pagó $11 millones, y que era usual que Peña se cruzara platas con Jaime para estos fines. Al final desmintió cualquier tráfico de expedientes en la Comisión de Acusación y sostuvo que sabe de denuncias que, al parecer, relacionarían a Peña con un caso de presunto acoso sexual.

En la otra orilla Peña se reafirma en sus acusaciones y dice estar convencido de poder probar que el congresista lo chantajeó y maltrató durante meses. Las autoridades indagan este caso. Ambos sostienen que la verdad es suya. ¿Quién tiene la razón?

 

Nota de la editora judicial: en septiembre de 2017, el Consejo de Estado negó la pérdida de investidura al congresita Édward Rodríguez por considerar que no había pruebas para sancionarlo. Vea la nota sobre ese tema aquí.

Por JUAN DAVID LAVERDE PALMA

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