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Un gabinete pensando en el posconflicto

Tras la renuncia protocolaria de todo el gabinete, el presidente Santos medita ahora los cambios en su equipo pensando en la paz. Pero también se habla de la necesidad de un reacomodo en la Unidad Nacional, tras definirse la terna para fiscal.

Redacción Política
23 de abril de 2016 - 03:38 a. m.
Santos acostumbra anunciar los cambios ministeriales a cuentagotas. / SIG
Santos acostumbra anunciar los cambios ministeriales a cuentagotas. / SIG

Dicho y hecho. Desde Nueva York, donde se encontraba el jueves pasado participando en la sesión especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre drogas, el presidente Juan Manuel Santos ratificó lo que se venía rumorando desde hace varias semanas: se viene un “revolcón” ministerial. “Todos los funcionarios han tenido sus ciclos (…) es el inicio de una serie de cambios que hay que hacer, ahora que vamos, espero que sea pronto, a firmar la paz”, dijo, refiriéndose a la dimisión de la ministra de la Presidencia, María Lorena Gutiérrez. Y ayer madrugó a pedirle la renuncia protocolaria a todo el gabinete

En efecto, el objetivo es conformar un nuevo equipo de gobierno en la perspectiva del posconflicto. Sólo que, aunque nadie lo reconozca abiertamente, la salida de Gutiérrez un día después de haberse dado a conocer la terna para fiscal general —donde se incluyó a Néstor Humberto Martínez, ficha del vicepresidente Germán Vargas Lleras y con quien la llamada “superministra” tenía hondas diferencias— da para que en los mentideros políticos se hagan todo tipo de interpretaciones. Más aún cuando el “descabezado” en dicha terna fue Jorge Perdomo, actual fiscal encargado, que tenía el guiño del expresidente César Gaviria.

¿Inclinó la balanza el presidente hacia el lado de Vargas Lleras? “Los criterios de Santos son absolutamente pragmáticos”, le dijo un senador liberal a El Espectador, confirmando además que Perdomo era el candidato de Gaviria, mas no el del partido, donde la mayoría celebra hoy que no haya sido ternado. Ahora, la lectura que hacen en algunos sectores es que lo que hizo el primer mandatario fue enviarle un mensaje de tranquilidad al uribismo, que había ido hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) a denunciar la supuesta “persecución judicial” del exfiscal Eduardo Montealegre, cuya continuidad estaba representada en la posibilidad de la Fiscalía para Perdomo.

Y tampoco se puede olvidar el encuentro que en abril del año pasado sostuvieron Néstor Humberto Martínez, entonces ministro de la Presidencia, y el ahora senador Álvaro Uribe, en el que abordaron temas concernientes al proceso de paz con las Farc. En ese entonces, el exmandatario habló de una “reunión amable” en la que se expusieron las preocupaciones del Centro Democrático sobre el tema de las negociaciones en La Habana. En el ambiente quedó la sensación de que Martínez estaba tendiendo puentes entre Uribe y Santos.

Jugadas las cartas de esta manera, ahora la “gabinetología”, ese ejercicio tan colombiano de hacer cábalas sobre quién sale y quién llega a los ministerios, está a la orden del día. Los antecedentes muestran que el presidente Santos no es de anunciar varios cambios a la vez y que prefiere hacerlo a cuentagotas. Y también que acostumbra a hacer “enroques”, es decir, sacar a un ministro de un lado y ponerlo en otro, pero manteniendo intactas las representaciones políticas de la Unidad Nacional, la coalición partidista que lo respalda en el Congreso y que integran los partidos de la U, Liberal y Cambio Radical.

Sin embargo, la versión que se escucha es que esta vez se les daría participación a partidos que no son parte de la Unidad Nacional pero que respaldan las negociaciones de paz con las Farc. Y uno de los nombres que se mencionan es el de la presidenta del Polo Democrático, Clara López, quien podría llegar al Ministerio de Educación, el de Trabajo o incluso el de Agricultura. Según conoció este diario, López estaría moviéndose ya para buscar el visto bueno del comité ejecutivo de su partido, que debe dar la autorización, pero se ha encontrado con que la mayoría no quiere otorgársela.

Un cambio obligado es el del Ministerio de Justicia, pues Yesid Reyes, uno de los ternados para la Fiscalía, debe hacerse a un lado. Ahí se ha escuchado el nombre del mismo Jorge Perdomo, lo que sería algo así como un “premio de consolación”, no sólo para él sino también para César Gaviria. De la canciller, María Ángela Holguín, hace rato se viene diciendo que cumplió su ciclo y que ella misma le ha dicho al presidente que la deje ir. En su reemplazo suena Sergio Díaz-Granados, exsecretario general de la U y exministro de Comercio.

La Alianza Verde igualmente podría tener cupo en el nuevo gabinete, con el exgobernador de Boyacá y exsenador Jorge Londoño. Por otra parte, es posible que Alejandro Gaviria salga de la cartera de Salud y llegue a la de Hacienda, donde también juega el nombre de Simón Gaviria, hoy jefe de Planeación Nacional. Por cierto, el Partido Conservador ya tiene un pie en el Gobierno, con el reciente nombramiento de Germán Arce como ministro de Minas. En síntesis, rumores van y vienen, pero es el presidente Santos quien al final tiene la sartén por el mango y toma las decisiones. Y el objetivo con este “revolcón” ministerial, dicen, será pensar no sólo en el posconflicto sino también en la reorganización de la Unidad Nacional.

Por Redacción Política

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