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¿Una causa perdida?

Con la intervención por separado y sin cruzarse en el camino de mandatario y exmandatario, la U realiza hoy su Asamblea Nacional teniendo como eje de discusión principal el tema de la paz. Santistas y uribistas miden fuerzas.

Hugo García Segura
27 de octubre de 2012 - 09:00 p. m.
Las diferencias entre Uribe y Santos comenzaron a aflorar desde la convocatoria a la Unidad Nacional, que incluyó al Partido Liberal, férreo opositor al exmandatario. / Presidencia
Las diferencias entre Uribe y Santos comenzaron a aflorar desde la convocatoria a la Unidad Nacional, que incluyó al Partido Liberal, férreo opositor al exmandatario. / Presidencia

Atravesando una crisis de identidad política, enmarcada en el profundo distanciamiento entre el presidente Juan Manuel Santos y el expresidente Álvaro Uribe, el Partido de la U realiza hoy en Bogotá su Tercera Asamblea Nacional, con el reto de mantener la unidad y redefinir sus lineamientos ideológicos, sobre todo de cara al proceso de paz recién iniciado entre el actual Gobierno y las Farc. Un encuentro que se da teniendo claro que Santos no resultó ser Uribe III —como muchos uribistas pensaron en las elecciones de 2010— y con el exmandatario convertido en uno de sus más férreos opositores.

Porque aunque el senador Plinio Olano, actual presidente encargado de la U, diga que no se trata de definir si son santistas o uribistas, todos en el fondo saben que ese es el pulso y que de lo que se trata son de visiones de Estado diferentes en las que está sobre la mesa el reconocimiento o no de la existencia de conflicto armado en el país y, por lo tanto, la negociación política con la guerrilla —para Santos—, algo que no debería ser según Uribe, por tratarse de meros terroristas. Todo ello con un ingrediente adicional clave que avala la experiencia histórica: quien está en el poder tiene la ventaja frente a quien sólo puede esgrimir los argumentos de la palabra, así mantenga prestigio.

El historiador y columnista del portal zonacero, Milton Zambrano Pérez, expone así su mirada: “La creación de la alianza del Puro Centro Democrático demuestra (por encima de cualquier otra cosa) que Uribe y los suyos perdieron la pelea con Santos en el interior de la U. Y que los congresistas de ese partido siempre estarán del lado de quien les ofrezca mejores oportunidades de crecimiento y de vigencia política, es decir, de quien les ayude a preparar sus futuras campañas electorales garantizándoles apoyo real para mantener sus caudas políticas”. Para él, la ilusión de ganar elecciones sirviéndose de la popularidad de Uribe sólo pervive en el cerebro de muy pocos.

Quizás es por eso que hoy más que nunca se escucha con fuerza el rumor de que el exmandatario encabezará una lista al Senado en 2014, como una manera de expresar su descontento contra Santos y alentado por los resultados de la encuesta Polimétrica, divulgada esta semana por la firma Cifras y Conceptos, en la que obtiene un 55% de favorabilidad en caso de lanzarse al Congreso. “Al fin se ve nítido que Santos no es Uribe III, sino otro enemigo más del expresidente. Pelear de frente es la única opción y de la victoria o derrota de estos dos bandos depende en gran parte el futuro político del país”, agrega Zambrano Pérez.

Eso sí, Santos y Uribe no se verán las caras en la Asamblea de la U. Los organizadores se cuidaron de que sus intervenciones —que se darán en el marco de un foro programático en torno a la paz— sean por separado. Pero ya el expresidente adelantó algo de los conceptos que expondrá: “Cuando se promulgó la Constitución del 91 se dijo que a partir de entonces nadie se atrevería a hacer política con armas en Colombia. Yo interioricé muy bien ese mensaje y en nuestros ocho años de gobierno la oposición —el Polo Democrático y otro partido tradicional— tuvo plenas garantías (...) pero otra cosa es el terrorismo, por eso estoy en desacuerdo de que a los terroristas se les den derechos de oposición”, dijo el jueves en la presentación en Bogotá del su libro No hay causa perdida.

¿Qué puede esperarse entonces? En el interior de la U hay quienes califican como un error el haber propiciado la presencia de Álvaro Uribe en la Asamblea. “Él es la persona que habla más mal del presidente Santos en la actualidad y lo van a llevar a su casa”, le dijo a El Espectador un senador de la colectividad, pidiendo la reserva de su nombre. De hecho, también contó que el jefe de Estado está molesto por la situación que se ha propiciado y que hay congresistas que siguen mirando con recelo lo que consideran las preferencias presidenciales hacia el Partido Liberal, en cuanto a puestos se refiere.

Otros consideran que es normal que tanto Santos como Uribe estén en el evento, al fin y al cabo se trata de los líderes naturales de la colectividad. Líderes que dividen, es cierto, pero que representan vertientes democráticas, aseguran. “Estaría mintiendo si digo que no hay molestias. Pero la U le dio el aval al presidente Santos. Somos claros que convivimos con diferencias que hay que respetar. Por eso se da el espacio para que estén los dos. Lo más importante de esa diferencia es fortalecer el partido y eso espero que pase. Porque la colectividad es más importante que los presidentes”, expresa Augusto Posada, presidente de la Cámara de Representantes.

Para el analista político Jairo Libreros, la U afronta su crisis más importante porque es existencial. “Esa crisis va a derivar en un pulso no de poderes, sino de habilidades mediáticas. Uribe va a tratar de demostrar el oportunismo de Santos. Y Santos va a demostrar que aún tiene una cuota burocrática importante para mantener el partido. A Santos le interesa mantener la Unidad Nacional, porque es una maquinaria importante que garantizaría las mayorías del Congreso. Santos es liberal y con el proceso de paz, que está en el ideario del liberalismo, buscará la reelección. Por eso más temprano que tarde buscará zafarse de la U, pero hoy la necesita”, agregó Libreros.

Por los lados del llamado ‘uribismo purasangre’, la Asamblea de hoy sí servirá para tomar decisiones. Así lo confirma el senador Juan Carlos Vélez: “Si yo veo que las tesis del presidente Uribe no tiene cabida en el Partido de la U, creo que nos tocará irnos. Y como no quieren que sea aprobado el tema del transfuguismo, lo podemos hacer por la vía de la escisión, como lo están tratando de hacer los Progresistas en el Polo”, dijo. Vélez reconoce la existencia de fracturas a nivel de los parlamentarios entre santistas y uribistas, pero afirma que la base del partido sigue siendo estando del lado del exmandatario, “y el partido es de la gente”.

Surgen de las palabras de Juan Carlos Vélez dos puntos a considerar. El primero, cuando habla de irse de la U, ¿para dónde? Blanco es, frito se come: el Puro Centro Democrático. Aunque el mismo Uribe dijo recientemente que no se trata de un partido, sino de una “coalición alrededor de unas tesis guiadas por los elementos de la seguridad, la promoción de inversión, la política social y el Estado austero”, todo apunta a que sí se está pensando en buscarle personería jurídica para entrar en el juego electoral, incluso con candidato propio a la Presidencia. ¿O si no qué hacen Óscar Iván Zuluaga y Carlos Holmes Trujillo proclamándose como precandidatos del uribismo?

El segundo punto tiene que ver con el espinoso tema del transfuguismo. El martes será votado en la Cámara un proyecto que habilita a los militantes de un partido a cambiarse a otro, sin tener que haber renunciado un año antes y sin que sean acusados de doble militancia. Iniciativa que les cae de perlas a los uribistas que quieren emigrar a otras tierras políticas, pero que rechaza tajantemente Plinio Olano: “El transfuguismo sólo satisface la comodidad de las personas y lo que genera es una indisciplina en los partidos. Si alguien no se siente cómodo tiene el derecho a irse, pero debe hacerlo como dice la norma: renunciando un año antes de las elecciones”.

Ahora, hay también posiciones intermedias. Por ejemplo, el senador y expresidente de la U Juan Lozano ha planteado una especie de “convivencia pacífica” entre los sectores del santismo y el uribismo en el interior de la U. Postura que considera poco conveniente el también senador Armando Benedetti, pues según su criterio, hay que empezar a depurar la ideología, liderar temas y ser de verdad el partido de gobierno. “Somos el partido del poder, la bancada más grande del Congreso, el partido del presidente, el más reconocido, y resulta que siempre estamos detrás de la bola”, advierte Benedetti.

En conclusión, bien se puede decir que la Asamblea del Partido de la U servirá para que Uribe oficialice de frente su oposición radical a un gobierno que, considera, desvió el camino que él trazó. Santos, por su parte, aprovechará para convocar respaldos a su cruzada por la paz, manteniendo su “mantra” de no pelear con su antecesor. Pero que nadie espere reconciliaciones. Lo cierto es que la alianza política que una vez los unió enfrenta hoy la encrucijada de definir su identidad, teniendo en perspectiva las elecciones de 2014, en las que la reelección para el hoy presidente está ya jugando.

Por Hugo García Segura

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