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“Estamos ante un evento extraordinario y sólo puede enfrentarse con la cooperación entre las naciones. Declaro que el brote actual del virus del Ébola es un riesgo para la salud pública internacional”. Las palabras son de Margaret Chan, directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las hizo públicas ayer en horas de la mañana y revelan la conclusión a la que llegó el comité de emergencia de la entidad después de dos días de intensas reuniones en Ginebra, Suiza.
Todos sus integrantes, por unanimidad, decidieron que esta epidemia, que se extiende por el occidente africano, es la más grave en cuatro décadas. Las últimas veces que activaron este mecanismo fueron en 2009, tras la gripa aviar en Asia, y en mayo de este año por el desarrollo de la poliomelitis en Oriente Medio.
El balance más reciente, presentado este viernes, da cuenta de la magnitud del brote, que se ha expandido a una velocidad alarmante: el número de personas fallecidas va en 961 y sólo entre el 5 y el 6 de agosto se confirmaron 29 de esas muertes. En total, el registro de infectados se eleva ya a 1.779.
Esto, como lo dijo Chan, es un claro llamado a la solidaridad internacional. “Hay países que no tienen la capacidad para reaccionar solos ante un brote de esta intensidad. Nuestra seguridad depende de la ayuda urgente que se les pueda prestar a esos territorios”.
La alarma no es exagerada. El ébola, descubierto en 1979, figura hoy como uno de los virus más temibles del mundo. Se puede transmitir a partir de animales salvajes infectados, como chimpancés, gorilas o murciélagos fruteros, o a través del contacto directo con los tejidos, sangre o secreciones de pacientes contagiados. Quienes lo tienen padecen fiebre, dolor de músculos, cabeza y garganta, acompañados de vómito y diarrea. Al poco tiempo desencadena hemorragias que pueden conducir a la muerte.
Además, su mortalidad puede llegar al 90% y aunque ya hay varios medicamentos de alta efectividad probados en animales, aún no hay una vacuna ni un fármaco autorizado capaz de controlarlo. De hecho, uno de esos, el ZMapp (conocido también como el “suero secreto”), fue suministrado a los dos pacientes infectados que arribaron hace poco a Estados Unidos. Uno de ellos, según cuenta el periódico The New York Times, ha experimentado una leve mejoría.
Sin embargo, tal y como lo anunció la OMS, pese a que las consecuencias de este brote pueden ser “potencialmente serias”, es innecesario prohibir los viajes y el comercio con los países afectados: Guinea, Liberia, Sierra Leona y, en menor medida, Nigeria, a menos que “se trate del traslado de personas que hayan estado en contacto con algún enfermo. Pero esto no implica que el ébola vaya a afectar a muchas naciones. Sólo una pequeña parte del continente está perjudicada actualmente”.
El anuncio ha estado acompañado de varios partes de tranquilidad. La Unión Europea, por ejemplo, calificó la propagación del ébola como un riesgo muy débil. “Hay que estar preparados para hacerle frente, pero es poco probable que el virus alcance al continente”. El Departamento de Estado de EE.UU., por su parte, hizo algo similar, pero recomendó aplazar cualquier viaje a la región afectada.
El Ministerio de Salud colombiano también envió ayer un mensaje de calma. “Estamos diseñando un plan de contingencia que estará listo en una semana. Se trata de un formulario de evaluación de riesgo epidemiológico que deberán diligenciar los viajeros de estos países africanos que quieran ingresar a Colombia. Aunque la probabilidad de que un caso llegue al país es uno entre un millón. No tenemos reservorios de ébola porque la clase de murciélago que los transmite no está aquí. El único riesgo que hay es el tránsito de viajeros y el tráfico de nacionales a estos países es muy pequeño”, explicó Fernando Ruiz, viceministro de esa cartera.