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El antiguo arte de aliviar

La sanación pránica es un sistema de técnicas que manejan la energía del universo para aplacar las enfermedades y equilibrar el entorno personal.

El Espectador
05 de abril de 2015 - 02:00 a. m.

Con la palma de una mano abierta hacia el cielo, el sanador respira profundamente para captar toda la energía del ambiente. Se carga del prana, o fuerza vital que absorbe del aire, la tierra y el sol, para proyectarla, con su otra mano, sobre la persona que está sufriendo. Sin ningún tipo de contacto, con la sanación pránica se busca equilibrar el aura y ayudar a que las personas logren recuperarse.

De Filipinas a Colombia

El sistema de sanación, que llegó a Colombia en 1995, parte de la idea de que el cuerpo humano también tiene un cuerpo espiritual, un aura o campo energético que rodea a la persona y es perceptiva a las sensaciones, pensamientos y energía que lo rodea. Por esto, si alguien está enfermo o afectado emocionalmente, el sanador puede sentir e incluso ver que la densidad de su aura es oscura. Ante esto, y con ayuda de los centros de energía, o chakras, que tiene en sus manos, el sanador reemplaza la energía congestionada por una renovada, dejando el cuerpo en completo equilibrio.

Como si recogiera copos de algodón alrededor de la persona, el sanador pránico retira la energía bloqueada de a pedazos y la tira en un depósito de agua con sal. Elementos que según su creador, Master Choa Kok Sui, permiten absorberla, con lo primero, y desintegrarla, con lo segundo.

Después, en una inhalación profunda que sirve para cargarse con el prana exterior, el curador se convierte en un canal por el que atraviesa la energía que será proyectada sobre el paciente. Impone sus manos ante los chakras de la persona y le transfiere energía suficiente para acelerar los procesos de sanación.

“Este sistema es un complemento de los procesos médicos”, asegura Roberto de Mendoza, de la Fundación Sanación Pránica Colombia. Por esto, en casos de enfermedades graves, siempre recomiendan seguir con los tratamientos médicos o psicoterapéuticos. “La idea es ayudar a la persona a autosanarse. Si se encuentra a sí mismo en un nivel interior, esto se verá reflejado en el proceso que adelanta con su médico y se curará más fácilmente”, afirma.

Con una mezcla de ascendencia budista, masónica, protestante y taoísta, el filipino Master Choa Kok Sui, creador de la sanación pránica, se dedicó a investigar las distintas artes de curación antiguas. “Él era un ingeniero químico, un científico y filántropo, que empezó a depurar estas prácticas de supersticiones y se dio cuenta de que todas tenían algo en común: retirar la energía para renovarla”, explica Roberto.

El maestro tenía la filosofía de que el poder de sanar había sido guardado como un secreto entre los grandes curadores o gurús de distintas tradiciones y por eso dedicó su vida a estudiarlo y a convertirlo en herramientas prácticas para que las personas pudieran aliviarse entre ellas. En Manila, Filipinas, creó el Institute for Inner Studies (IIS), y con su libro La ciencia antigua y el arte de la sanación pránica extendió su conocimiento a 120 países que ahora tienen centros de sanación.

En Colombia se dictan talleres de 20 horas, repartidas en dos días, para que la persona llegue a un nivel básico de sanación. Se le enseña a sensibilizar sus manos, reconocer el aura y, en niveles más avanzados, a crear escudos energéticos para blindarse de las malas energías. Las corrientes que se profundizan, una vez se tiene el primer conocimiento, son el bienestar físico y la salud, la prosperidad económica y el bienestar espiritual, que los sanadores en formación pueden ir aprendiendo según lo quieran.

Para Alicia Ortega, sanadora de la Fundación Sanación Pránica Colombia, este proceso lo que termina por hacer es que sean mejores personas; estar al servicio de otros.

“Si todas las familias tuvieran un sanador pránico, las personas aprenderían a reaccionar no desde sus emociones, sino desde su tranquilidad. No habría más violencia, y se podría lograr la paz”, agrega.

Por El Espectador

 

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