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Más horas a la semana de matemáticas, química y física, es el principal requerimiento de muchos de los currículos académicos en los colegios; la actividad física, por su parte, ocupa con mayor frecuencia un segundo plano a pesar de que, recientes investigaciones sugieren que debe ser un aspecto fundamental en la rutina diaria de los niños y jóvenes.
La razón: enfermedades que amenazan la calidad de vida de las personas y que son recurrentes en los menores debido a los niveles de sedentarismo de las sociedades modernas. "La obesidad y el sobrepeso en los niños es algo cada vez más común en muchos países. Es un problema que le compete a la familia, a los gobiernos y por supuesto a las escuelas", señala Kerry McLver coordinadora del Grupo de investigación de actividad física en niños de la Universidad de Carolina del Sur en Estados Unidos.
En su investigación sobre la actividad física y el comportamiento sedentario de los niños, enfocada en Colombia y Ecuador, la experta en ciencias del ejercicio señala que la educación básica y primaria tiene una gran responsabilidad para prevenir enfermedades como el sobrepeso y la obesidad.
En Colombia, según la Encuesta Nacional de Situación Nutricional el 5% de los niños menores de 5 años sufren de obesidad y el 20% de sobrepeso. Las causas para McLever son múltiples, pero sin duda encuentran su explicación en aspectos como la tecnología que está modificando los estilos de vida; está haciendo que las sociedades dejen de lado las actividades que implican movimiento, para pasar a ser sedentarias. "Hoy no necesitamos pararnos ni siquiera a cambiar el canal de la televisión, no necesitamos salir de casa para hablar con nuestros amigos, porque simplemente podemos conversar con ellos a través del celular o del computador", agrega.
Ante este panorama, una sola hora de clase a la semana de educación física no resulta suficiente. Para la experta, los colegios tienen no sólo la necesidad sino la obligación de desarrollar programas dedicados a incentivar el ejercicio físico en sus estudiantes y ante todo a formar al cuerpo docente para que logre transmitir estos hábitos a la población estudiantil. "Es preocupante ver que quienes dan las clases de educación física no tienen pleno conocimiento del tema y que, en ocasiones, durante esos momentos los niños ni siquiera se mueven", agrega McLever.
Las medidas son claras: se trata de que las mismas escuelas comprendan e introduzcan en su pensum varios momentos al día que contemplen la actividad y el movimiento. Se trata de que tanto niños como jóvenes tengan recesos activos y constantes, pues a diferencia de lo que comúnmente se considera, esto ayuda a que los alumnos descansen, cambien por unos minutos de actividad y logren mantener la concentración cuando así lo requieren.
La investigación desarrollada en Colombia, en cinco instituciones, evidenció según la estadounidense que efectivamente el espacio de actividad es deficiente, pero que tanto los profesores como los estudiantes demostraron interés y disposición por generar un cambio ante dicha problemática. El estudio concluyó que el 97% de los niños y jóvenes consideran que disfrutan los momentos de actividad física y el 81% señaló que le gustaría hacer más y con mayor frecuencia.
Para Kerry McLever, la concientización de las escuelas respecto a su papel en esta temática podrá ser de gran ayuda para prevenir el sobrepeso y la obesidad en la población infantil. Enseñar y estimular la actividad física es una necesidad imperativa en sociedades que con el tiempo han adquirido un estilo de vida sedentario.