En la industria lechera, la ubre es un componente indispensable por ser la glándula que origina el preciado líquido. De ella depende la calidad de la producción y su cuidado exige una labor dispendiosa, pues son cerca de 90 organismos distintos los que la atacan. Algunos, como los causantes de la mastitis subclínica, invisibles para los productores.
La mastitis subclínica es una enfermedad infecciosa que solo se puede detectar porque el bovino produce menos leche y de menor calidad. De acuerdo con Luis Carlos Villamil, director del Grupo de Epidemiología y Salud Pública de la Universidad de La Salle, “es causada por una inflamación que va dañando los cuartos de la glándula mamaria y que se evidencia porque hay un aumento en las células somáticas que aparecen en la leche”.
No es una enfermedad moderna, pues todos los métodos comerciales de producción, buenos o malos, proporcionan condiciones favorables para la propagación de los organismos causantes de la mastitis. Lo nuevo, advierte, es la aplicación de la epidemiología para el análisis de la enfermedad.
“Con el grupo de epidemiología y salud pública empezamos a implementar unos métodos de epidemiología participativa que consisten en reunirnos con productores para saber qué tanto conocen de la mastitis y cómo la están tratando. Hemos encontrado que saben detectar la de tipo clínica, pero la subclínica la desconocen”, cuenta Villamil.
Adicionalmente han tomado muestras a los animales que revisarán en un año y medio para analizar cómo es la dinámica de la producción.
Como todavía no existe una cura, la recomendación de los expertos es ser cuidadoso con las medidas de higiene al manipular a los animales, especialmente en el ordeño, ya que los gérmenes se encuentran en el ambiente y se pueden transmitir de una vaca a otra o a través de las máquinas extractoras de leche.
“Este tipo de mastitis es la que menos se ve, pero la que está afectando a más animales. Estamos acostumbrados a creer en lo que vemos y a dudar de lo que no vemos”, concluye Villamil.