Límites a gaseosas: un pequeño paso contra la obesidad

El anuncio de no comercializar bebidas azucaradas en colegios es visto como una solución parcial. Falta reglamentar Ley de Obesidad, que lleva siete años engavetada, y promover actividad física.

Sergio Silva Numa , María Paulina Baena
21 de mayo de 2016 - 04:47 a. m.

El problema de la obesidad en el mundo es literalmente grueso. Y Colombia no se queda atrás. Según la última Encuesta Nacional de la Situación Nutricional (Ensin), más de la mitad de la población colombiana que oscila entre los 18 y 64 años tiene sobrepeso.

A propósito, por estos días la Cámara Industrial de Bebidas de la Andi dio a conocer el pacto firmado entre varios gigantes de las bebidas en Colombia. El compromiso consiste en no comercializar bebidas azucaradas a niños de primaria en colegios y escuelas del país.

Varias empresas, como Postobón, Pepsico, Coca-Cola, Coca Cola Femsa, Bavaria, RedBull, AJE y Monster Energy, se suscribieron a un acuerdo de cinco puntos, entre los que estaban colocar un rótulo frontal en las bebidas para que el consumidor tenga claridad sobre el número de calorías que tienen los productos y su cantidad de azúcar, no dirigir publicidad a niños menores de 12 años, especialmente cuando la audiencia infantil en televisión supera el 35 %, y promover los estilos de vida activos y saludables.

Según el convenio firmado entre las empresas y el Ministerio de Salud, la medida busca disminuir los índices de sobrepeso del país, con los niños y adolescentes como el blanco más claro (ver infografía).

La noticia despertó polémica, tanto para el sector de salud como para el de educación. Desde el punto de vista médico, Pablo Aschner, director científico de la Sociedad Colombiana de Diabetes, la aplaudió. El experto aseguró que una de las mayores preocupaciones respecto a la salud de niños y adolescentes es la obesidad, y una de sus consecuencias más directas es la diabetes. “Es un problema que empieza desde muy temprano y es causado por los hábitos familiares y escolares. Ya hemos encontrado casos de diabetes tipo 2 en adolescentes, que no debería ser así”, aseguró Aschner.

Para él, los estudios clínicos controlados han demostrado que la reducción de su consumo en colegios y su reemplazo por agua disminuyen el consumo de calorías que influye en la obesidad escolar. “La gaseosa es una de las fuentes de exceso de calorías más grandes para la población. Por eso, la medida de que las restrinjan hay que celebrarla”, sostuvo.

Sin embargo, el médico deportólogo John Duperly dijo que “la medida es sana y seguramente va a disminuir la ingesta de calorías en los colegios, pero no creo que sea ni la principal ni la más importante medida para la lucha contra la obesidad”. Como explicó, menos del 10 % de las calorías que comemos en el país provienen de las gaseosas y el 90 % restante es la dieta y las calorías que consumimos: harinas, grasas y proteínas, entre otros.

Además, el anuncio restringe las bebidas azucaradas, pero, dice Duperly, los jugos naturales y no procesados, promovidos como bebidas sanas, con ventajas como vitamina y fibra, tienen la misma cantidad de azúcar que las gaseosas. “La mayor proporción de la bebida debe ser agua, porque el jugo de la fruta es muy rico en azúcar”, recordó.

“Sin duda, el enfoque debe estar centrado en la promoción de la actividad física desde el nivel escolar. Hay que sacar a la población infantil y adulta del sedentarismo”, dijo Duperly. Hoy, el panorama del sedentarismo en Colombia es similar al de América Latina y el mundo: más de la mitad de la población no cumple con los niveles mínimos de actividad física para mantener el peso y conservar la salud.

Por su parte, el Ministerio de Educación elogió la decisión. Según confirmó el viceministro de esa cartera, Víctor Saavedra, las tiendas escolares, los restaurantes escolares y las familias tendrán la oportunidad de cambiar los hábitos de los niños por unos más saludables, y aprovechó para hacer un llamado a los rectores de los colegios para que sean garantes del proceso.

De ahora en adelante, los estudiantes no encontrarán gaseosas en ninguna de sus presentaciones, ni tés, ni bebidas energizantes, ni refrescos saborizados. Pero, como comentó Carolina Piñeros, directora de la Red Papaz, este pacto no es suficiente, “es apenas un pañito de agua tibia de la industria para tranquilizar a los padres de familia”. Y concluyó: “Estamos en un problema de desinformación. Es un paso, pero no un gran paso, y puede generar una cortina de humo para que el Estado no cumpla sus acciones”.

Piñeros aseguró que el Estado se ha hecho el de la vista gorda ante la Ley de Obesidad, 1355 de 2009. Dijo que Colombia está en graves riesgos de desnutrición, obesidad y diabetes y que llevamos siete años sin reglamentar la ley. Eso significa que mientras el Estado no actúe seguiremos inculcando pésimos hábitos alimenticios promovidos por una publicidad irresponsable. La misma que promovió que las mujeres no lactaran y que reemplazaran su leche con suplementos, o la misma que aprobaba fumar en lugares cerrados, con la diferencia de que esa despertó de la ignorancia popular y ganó una batalla para mejorar la salud pública.

Por Sergio Silva Numa , María Paulina Baena

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