Los colombianos que buscan salvar el corazón de los recién nacidos

Gracias a la iniciativa de un grupo de médicos de la Fundación Cardioinfantil y en cooperación con seis ingenieros de la Universidad de los Andes se logró patentar en 2019 un catéter ductus arterioso, único en el mundo, diseñado especialmente para realizar intervenciones a niños con enfermedades del corazón.

Juliana Jaimes - @julesjaimes
07 de marzo de 2020 - 03:06 a. m.
De izquierda a derecha: Diana Herrera, Camila Castro, Juan Carlos Briceño y Alberto García, integrantes de la investigación  / cortesía
De izquierda a derecha: Diana Herrera, Camila Castro, Juan Carlos Briceño y Alberto García, integrantes de la investigación / cortesía

En Colombia uno de cada 100 niños nace con una enfermedad del corazón. Una patología que puede ser hereditaria o que, en la mayoría de los casos, llega durante el desarrollo del feto. Las cardiopatías congénitas, según el término médico, se cuentan entre las enfermedades más frecuentes en los recién nacidos y con mayor mortalidad en el mundo, con una prevalencia de 80 casos por cada 10.000 nacidos. En el período de 2009 a 2011, según cifras del DANE, las causas de muerte en menores de cinco años, que más aumentaron, fueron las de las anormalidades cardíacas.  (Lea “No hay motivo para el pánico. Mantengan la calma; estamos preparados”: ministro de Salud)

Cuando los pacientes recién nacidos llegan con una enfermedad del corazón compleja los médicos tienen apenas unas horas, tal vez unos pocos días, para evitar que el niño muera. Es ahí cuando los especialistas tienen, por lo general, dos opciones: realizar una cirugía abierta o utilizar procedimientos menos invasivos, como la utilización de un catéter, un dispositivo médico diseñado para acceder por alguna de las arterias del corazón que se encuentra cerrada o que obstaculiza el flujo de sangre hacia los pulmones, y así colocar una especie de tubo, llamado stent, que la mantendrá abierta.

Durante años los pacientes recién nacidos que llegaban con falta de oxígeno por las fallas en su arteria pulmonar tenían que someterse a una intervención con un catéter diseñado para adultos, lo que dificultaba mucho más el proceso. Por eso, con la dirección de Alberto García, cardiólogo pediatra de la Fundación Cardioinfantil y un grupo de ingenieros de la Universidad de los Andes se planteó una posible solución a este problema, “la idea que nosotros tuvimos fue diseñar un catéter que se enganchara por la arteria aorta que fallaba. Ese diseño fue el resultado de trabajar con muchos niños y darse cuenta de que los catéteres que existen son para enfermedades de adultos y los niños tienen formas diferentes", señaló García.

El catéter específicamente diseñado para colocar stents en el ductus arterioso, una intervención que se hace a recién nacidos con cardiopatías congénitas ductus dependientes, básicamente lo que busca es sostener la vida del niño hasta que pueda operarse con mayor seguridad. Uno de los retos a los que se enfrentan los médicos es realizar una cirugía a un niño muy pequeño con bajo peso al nacer debido a su condición cardíaca. Esta situación aumenta el riesgo del procedimiento, por lo que se requieren soluciones que permitan sostener la vida del bebé.

El diseño del catéter fue patentado en 2019 y es hasta ahora el único dispositivo en el mundo que cumple con esta función específica. La investigación se realizó en cooperación con el Instituto de Cardiología de la Fundación Cardionfantil (FCI) y seis ingenieros, quienes se encargaron de modificar la herramienta diseñada para los adultos y convertirla en algo más pequeño, especial para recién nacidos. “Nosotros lo que hicimos inicialmente fue modificar catéteres existentes para darle la forma que el doctor necesitaba. Hasta el momento se ve que funcionó bien pues se ha usado en 20 pacientes”, señaló Juan Carlos Briceño, ingeniero mecánico y biomédico.

El proyecto, llamado Inncardio, fue financiado por la Fundación Cardioinfantil, la Universidad de los Andes y Colciencias, entidad que donó 500 millones de pesos. La investigación hasta el momento ha costado más de 1000 millones. Aunque ha sido un proceso enriquecedor y totalmente nuevo en el país, los ingenieros cuentan que no ha sido fácil. “En estos dispositivos médicos hay un problema de escala, entonces para que valga la pena montar la fabricación al por mayor las empresas solicitan que se vendan muchos”, agregó Juan Carlos Briceño.

Lo que los investigadores señalan es que la falta de demanda de este tipo de artefactos está directamente relacionada con los pacientes que lo requieren, número que disminuye debido a otro obstáculo que también caracteriza a las cardiopatías congénitas: el diagnóstico tardío. El catéter adaptado para recién nacidos aún se encuentra en un proceso de ensayo clínico para que sea aprobado por el Invima y por esto el flujo de pacientes es un factor fundamental. “Para poder hacer ese ensayo también nos hemos enfrentado a una baja tasa de pacientes. Puede llegar un paciente cada dos semanas y en tres meses puede que no llegue ni uno. A el doctor García le ha resultado bien, pero lo que buscamos es que los otros intervencionistas del país también se animen a usarlo" agregó Diana Herrera Valenzuela, Ingeniera Biomédica, integrante del proyecto.

La falta de diagnóstico oportuno

Aunque los controles prenatales se hacen a todas las mujeres embarazadas que accedan a este servicio en el país, en muchas ocasiones los instrumentos fallan en la detección de cardiopatías in útero. “Lo ideal sería que todas las mamás tengan un control prenatal que identifique las cardiopatías congénitas durante el embarazo. Lamentablemente eso no es lo más común y muchos de esos niños nacen sin darse cuenta de esta enfermedad”, señaló Néstor Sandoval, director del Instituto de Cardiopatías Congénitas de la Fundación Cardioinfantil (FCI).

Una de las principales causas del diagnóstico tardío es justamente la falta de centros especializados que identifiquen las enfermedades y si es necesario intervengan a los pacientes. La Cardioinfantil, a través del programa Regala Una Vida, revisa a cerca de 3.400 niños que se encuentran lejos de Bogotá. “Hace más de 30 año que la Fundación Cardioinfantil empezó a hacer las brigadas de diagnóstico con un grupo de médicos que va a las diferentes regiones y junto con aliados locales se examinan niños con posibles enfermedades del corazón. Una vez que se haga el diagnóstico, los niños son evaluados por trabajo social y se determina si tiene la capacidad o cobertura del sistema y si no la hay la Fundación los trae a Bogotá gratis,” agregó el doctor Sandoval. Al año se hacen cerca de 700 procedimientos de intervenciones con catéteres y por lo menos 600 cirugías abiertas, pero no más del 10% de las mujeres embarazas identifican la enfermedad antes de que su hijo nazca.

Por Juliana Jaimes - @julesjaimes

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