Una mujer incluida en el estudio presentó un incremento de sus niveles de azúcar en la sangre cada vez que comía un tomate, alimento considerado bajo en azúcar y en grasas, ejemplificó el estudio realizado a 800 personas en Israel y publicado por el diario Cell Press.
“La primera gran sorpresa y descubrimiento asombroso que tuvimos fue la gran variabilidad de reacciones de la gente a comidas idénticas”, resumió Eran Segal, investigador del Instituto de Ciencia Weizmann de Israel.
Para el estudio se controló el azúcar en la sangre de los participantes durante una semana, se analizaron sus heces y se vigiló su consumo alimentario.
Ningún participante era diabético, pero algunos eran obesos y tenían condiciones de salud similares a las de los prediabéticos.
“Hay diferencias enormes entre los individuos. En algunos casos tenían reacciones opuestas los unos de los otros”, subrayó Segal.
En lugar de seguir dietas estándar, los investigadores sugieren regímenes más personalizados y poner a cada persona en el centro de su programa alimentario, no a la inversa, lo cual permitirá no sólo ayudarlas a controlar sus niveles de azúcar, sino también a mejorar su salud, dijo el coautor del estudio, Eran Elinav.
Ambos investigadores creen que el diseño personalizado de dietas podrá perfeccionarse a partir de sistemas capaces de hacer un mejor análisis nutricional en función de cada persona.