Polución podría estar afectando todos los órganos, según estudio

Demencia, enfermedades cardíacas y pulmonares, problemas de fertilidad y disminución de la inteligencia son parte de las consecuencias del aire contaminado. Todo el cuerpo está comprometido. Quienes más sufren son los niños y los no natos.

- Redacción Vivir
17 de mayo de 2019 - 01:50 p. m.
Los niños son más susceptibles a la contaminación del aire porque sus cuerpos aún no están maduros. Las exposiciones a contaminantes del aire durante el período prenatal y durante la infancia pueden tener efectos dañinos e irreversibles en los pulmones y otros órganos. / Aulia Erlangga/Cifor
Los niños son más susceptibles a la contaminación del aire porque sus cuerpos aún no están maduros. Las exposiciones a contaminantes del aire durante el período prenatal y durante la infancia pueden tener efectos dañinos e irreversibles en los pulmones y otros órganos. / Aulia Erlangga/Cifor

La contaminación del aire es una "emergencia de salud pública" que fue incluida en la lista de las 10 amenazas más grande para la salud de 2019 de la Organización Mundial de la Salud. Más del 90% de la población mundial soporta aire tóxico, incluso al aire libre. Un exhaustiva revisión científica asegura que la contaminación del aire es el quinto factor de muerte en el mundo.  

El estudio es una revisión global realizada por el Foro de Comité de Medio Ambiente de las Sociedades Respiratorias Internacionales (Forum of International Respiratory Societies’ Environmental Committee), liderado por la Universidad de Illiniois (Chicago). De acuerdo con la revisión, publicada en la revista médica respiratoria Chest Journal, la exposición de partículas finas al aire libre (partículas con un diámetro aerodinámico <2.5 μm) causa la pérdida de 4.2 millones de vidas y 103 millones de años de vida ajustados por discapacidad perdidos según el Informe de Carga Global de la Enfermedad de la OMS.

“Las partículas ultrafinas pasan a través de los [pulmones], son captadas fácilmente por las células y transportadas a través del torrente sanguíneo para exponer prácticamente todas las células del cuerpo”, escriben los autores.

La susceptibilidad está en parte bajo regulación genética y epigenética. Si bien la contaminación del aire afecta a personas de todas las regiones, edades y grupos sociales, es probable que cause una mayor enfermedad en las personas con exposición intensa y mayor susceptibilidad. Las personas son más vulnerables a la contaminación del aire si tienen otras enfermedades o menos apoyo social. Se producen efectos nocivos en una dosis continua e incluso en niveles por debajo de los estándares de calidad del aire que antes se consideraban seguros.

La doctora Maria Neira, directora de salud pública y ambiental de la OMS, dijo a The Guardian: “Esto se suma a la gran evidencia que ya tenemos. Hay más de 70,000 artículos científicos que demuestran que la contaminación del aire está afectando nuestra salud”. Dijo que esperaba que la investigación futura mostrara aún más impactos de la contaminación del aire: "Problemas como el de Parkinson o el autismo, para los cuales hay algunas pruebas, pero tal vez no los vínculos muy fuertes, que las pruebas están llegando ahora". (Infelicidad, otro efecto de la contaminación del aire)

El asesino silencioso

Una de las razones del gran daño causado por la contaminación del aire es que partículas muy pequeñas pueden penetrar en los pulmones y transportarse por todo el cuerpo. Para el caso de los pulmones, la llegada del material particulado a los pulmones causa problemas respiratorios, desde asma hasta enfisema y cáncer de pulmón. Ahora hay pruebas abrumadoras de que la contaminación del aire ocasiona graves daños no solo a los pulmones, sino también al corazón. Aquí aumenta el riesgo de ataques cardíacos, ya que las arterias se estrechan y los músculos se debilitan.

El arsénico, el plomo o el cadmio, o los compuestos como el ácido sulfúrico o los hidrocarburos aromáticos policíclicos, pueden recogerse durante el proceso de combustión y transportarse profundamente al pulmón en la superficie de las partículas ultrafinas.

Este escenario es más común para partículas resultantes de la combustión de combustibles fósiles, especialmente la combustión de carbón, que contiene muchos constituyentes de metales pesados ​​y altos niveles de azufre.

Además de invadir un órgano y causar daño directo, la exposición a contaminantes, incluyendo metales tóxicos, compuestos orgánicos y gases, puede causar inflamación con efectos sistémicos. La inflamación, generalmente en el pulmón, causa estrés oxidativo, que a su vez, desencadena una cascada de eventos que pueden afectar a órganos distantes. Cuanto más grandes son las partículas ultrafinas, mayor es la capacidad de producir estrés oxidativo.

Esto se traduce en afecciones vasculares, como la aterosclerosis, y pueden tener una amplia gama de efectos sobre el metabolismo. Las partículas ultrafinas que van directamente a diferentes órganos también pueden ser responsables de la inflamación en ese órgano. Básicamente, ni los pulmónes ni la sangre está pudiendo resistir la presencia de partículas tóxicas.

Esa “inflamación sistémica” que mencionan los investigadores, alcanza incluso al cerebro. Hay estudios que prueban que el insomnio puede ser una consecuencia del aire tóxico, y que los derrames cerebrales, demencia e inteligencia reducida están relacionadas con la polución. (Estudio relaciona alto riesgo de demencia con contaminaciónd el aire)

Entre los muchos otros órganos afectados se encuentra el hígado. De acuerdo con The Guardian, la investigación vincula la contaminación del aire con numerosos cánceres, incluso en la vejiga y el intestino, donde también se ha encontrado un aumento en el síndrome del intestino irritable.

El efecto más preocupante es para la reproducción y para los niños. En el caso de los niños, ellos respiran más aire por unidad de peso corporal (y pasan más tiempo al aire libre que los adultos) y, por lo tanto, inhalan más tóxicos en el aire que los adultos expuestos a la misma cantidad de contaminación del aire. En muchas partes del mundo donde la biomasa se quema en interiores para cocinar y calentar, los niños pequeños están muy expuestos a la contaminación del aire interior junto con sus madres.

Otros estudios revelaron que la fertilidad se reduce y los abortos espontáneos aumentan por la exposición a la contaminación del aire. Los no nacidos también se ven afectados, con un estudio reciente que encuentra contaminantes en las placentas que nutren a los fetos. Por otro lado, la contaminación del aire también está fuertemente relacionada con el bajo peso al nacer de los bebés, lo que tiene consecuencias de por vida. (Encuentran partículas de aire contaminado en placentas)

“La mejor manera de reducir la exposición es controlarla desde su origen. La mayor parte de la contaminación del aire proviene de la quema de combustibles fósiles para generar electricidad, calentar hogares y transportar electricidad”, dijo el profesor Dean Schraufnagel, de la Universidad de Illinois en Chicago, a The Guardian.

Por - Redacción Vivir

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