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¿Por qué pueden ser malos los exámenes periódicos para detectar el Cáncer?

Muchos expertos mencionan costos ocultos, tanto financieros como médicos y emocionales.

Jane E. Brody, NYtimes
16 de noviembre de 2014 - 07:59 p. m.
¿Por qué pueden ser malos  los exámenes periódicos para detectar el Cáncer?

Las mujeres estadounidenses enfrentan consejos en contradictorios con respecto a si deben o no revisarse para detectar cáncer de mama, a qué edad y con qué frecuencia. Las decisiones que ellas toman a menudo son influenciadas en mayor medida por el miedo o la experiencia de una amiga que por un entendimiento cabal de los beneficios y riesgos de la mamografía.

En 2009, la Fuerza de Tarea de Servicios Preventivos de EU recomendó que las mujeres entre los 50 y 74 años de edad se sometieran a una mamografía cada dos años, en tanto que las revisiones bienales de mujeres menores de 50 años fueran consideradas de manera individual. No existe evidencia buena sobre si las mujeres mayores de 75 años de edad deberían someterse a pruebas de detección, dijo la fuerza de tarea.

Sin embargo, los índices de revisión no han bajado. Bajo la Ley de Atención Accesible, la prueba de detección con mamografía está disponible para todas las mujeres cada uno o dos años.

¿Pero, es gratis realmente, en el sentido más pleno de la palabra? Muchos expertos mencionan costos ocultos, tanto financieros como médicos y emocionales.

Antes de decidir someterse a una mamografía - cada año, cada dos años, a partir de los 40 o 50 años, o nunca - debería considerar los posibles riesgos y si éstos son superados por los beneficios esperados.

Revelación total: Hace 15 años, una ecografía reveló un invasivo cáncer en mi seno izquierdo en etapa temprana. El cáncer no fue visto en la mamografía, pero de no haber ido por una, no se habría practicado el ultrasonido para ver por qué tenía dolor en el pecho.

No hay manera de saber si mi cáncer habría desaparecido o si habría reclamado mi vida más adelante, pero una vez que supe que estaba ahí, era ineludible la decisión de removerlo.

A pesar de la polémica con respecto a las mamografías anuales, yo sigo promoviéndolas. Sin embargo, conviene a cada mujer estar consciente de los argumentos a favor y en contra de la revisión anual. Muy pocas están preparados para evaluar lo que la Dra. Lisa Rosenbaum, corresponsal nacional del The New England Journal of Medicine, ha llamado “considerable incertidumbre y complejos intercambios”.

Si bien grupos expertos han emitido normas con base en revisiones de la evidencia científica, persisten desacuerdos entre ellos, resultado de divergentes perspectivas profesionales, inquietudes financieras y evaluaciones de las consecuencias médicas.

A pesar de la norma de la fuerza de tarea, la Sociedad Estadounidense del Cáncer, el Colegio Estadounidense de Radiología y la Sociedad de Imágenes del Pecho siguen recomendando mamografías anuales a partir de los 40 para mujeres con riesgo promedio de cáncer de mama.

Dicho colegio sostiene que, en buena medida, las revisiones son responsables por el descenso de 30 por ciento en la tasa de mortandad por cáncer de mama desde 1990, aunque progresos en el tratamiento ciertamente han tenido una parte. Sin embargo, un estudio reciente de la evidencia disponible por investigadores de Brigham y el Hospital de la Mujer en Boston sugiere que las pruebas de detección representaron tan solo una reducción general de 19 por ciento en la mortandad por cáncer de mama.

Entonces, ¿cuáles son los aspectos negativos de una revisión con regularidad? Un resultado falso-positivo - una sospechosa imagen en la mamografía que termina no siendo nada - es más bien importante.

Si una mujer de 50 años se revisa anualmente durante una década, tiene 50 por ciento de probabilidades de recibir un diagnóstico de falso-positivo en algún punto del camino, con base en el Dr. H. Gilbert Welch y Honor Passow del Instituto Dartmouth de Política de Salud y Práctica Clínica.

La mujer que reciba un diagnostico falso-positivo pudiera necesitar tan solo un nuevo estudio, el cual pudiera demostrar que el primer resultado estaba equivocado. Pero si eso, de igual forma, parece sospechoso, se debe practicar una biopsia, lo cual le pasa a 2 por ciento de las mujeres revisadas. La lesión pudiera terminar siendo benigna; de cualquier forma, la paciente ha soportado considerable ansiedad, inconveniencia y gastos.

¿Y qué tal si la biopsia revela una malignidad? Entonces la paciente enfrenta otra posible consecuencia de la prueba de detección: tratamiento excesivo.

Existen persistentes dudas con respecto a si cada cáncer detectado realmente amerita tratamiento y cuán extenso debería ser el tratamiento. Algunos cánceres no progresan, algunos incluso pudieran desaparecer por sí solos, y otros pudieran crecer tan lentamente que no se convertirían en un problema durante los años restantes de vida. Sin embargo, los médicos no pueden saber con certeza cuáles cánceres son seguros para dejarlos sin tratamiento.

Rosenbaum citó un sondeo en el que más de 99 por ciento de las mujeres sabían que la mamografía podía resultar en un diagnóstico de falso-positivo, pero solo 38 por ciento creía que esta posibilidad debería sopesarse en decisiones sobre si se sometía o no a la prueba.

Incluso entre aquéllos que tuvieron un resultado falso-positivo, “más de 90 por ciento seguía creyendo que la mamografía no podía dañar a una mujer que terminaba por no tener cáncer de mama”, dijo.

Las respuestas al parecer contradictorias forman parte de “la enredada naturaleza de las emociones y los valores” que las mujeres llevan consigo a la mamografía, escribió Rosenbaum.

Un estudio de mujeres cuarentonas arrojó que aconsejarles que demoraran las pruebas de detección hasta que tuvieran 50 años solo reforzaba su deseo de someterse a ellas. Algunas creían que la norma de la fuerza de tarea era un intento por reducir costos del seguro e impedirles recibir la necesaria atención.

Las decisiones relacionadas con el cáncer de mama a menudo se fundamentan más en emociones que en razonamiento. La incesante publicidad de organizaciones bienintencionadas ha aterrado a muchas mujeres, quienes se sienten inclinadas a aceptar más riesgo del que pudieran aceptar en, digamos, revisiones en busca de la enfermedad cardiaca; que efectivamente mata a más mujeres que el cáncer de mama.

Además, demasiadas han visto de primera mano la devastación que el cáncer de mama puede ocasionar. El cáncer de mama sigue siendo el cáncer más común en la mujer, así como la segunda causa de muerte por cáncer entre mujeres, muchas de ellas en la flor de la vida.

Médicos clínicos a menudo enfrentan dificultades intentando equilibrar su responsabilidad de fundamentar recomendaciones con base en evidencia y con su respeto por lo que quieren los pacientes.

“Incumplir la preferencia del paciente en vista de incertidumbre se ha convertido en una instancia moral más alta”, escribió Rosenbaum. “Sin embargo, es igualmente nuestra tarea averiguar cómo ayudamos de la mejor forma a que nuestros pacientes lleven vidas mejores, así como lo es respetar sus preferencias”.

A lo cual yo agregaría: Es trabajo de los pacientes considerar cuando menos los riesgos antes de decidir si someten a una revisión, ya sea en busca de cáncer de mama, cáncer de próstata o cáncer de colon. 

Por Jane E. Brody, NYtimes

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