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Radiografía del cáncer

Las barreras de acceso al sistema de salud son uno de los inconvenientes que tienen que afrontar los más de 70.000 pacientes con cáncer diagnosticados cada año en Colombia.

Daniela Franco García - Catalina González Navarro
02 de mayo de 2014 - 04:49 p. m.
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Pese a que la caracterización del cáncer y la búsqueda afanosa de tratamientos para combatirlo sin causar nuevos daños al sistema inmunológico son algunos de los temas que más preocupan hoy a la ciencia médica, siguen siendo más las incertidumbres que los hallazgos y es mucho lo que falta por recorrer para alcanzar un consenso científico entorno a la materia. (Vea infografía: Mirada al panorama de cáncer en el mundo

Los puntos de partida son más bien pocos. Se sabe que es una enfermedad crónica, poco frecuente en la vida silvestre, y que en los humanos es más frecuente entre más edad tenga la persona, lo cual no significa que los niños no puedan padecer ciertos tipos de cáncer. Pero ¿cuántas clases de cáncer existen? ¿Qué posibilidades de supervivencia tiene una persona ante dicha patología? ¿Cuáles son las tasas de incidencia? Y ¿cuáles las barreras legales para acceder a los tratamientos hasta hoy conocidos contra la enfermedad?

El Espectador construyó la radiografía del cáncer en Colombia, a partir de las investigaciones de los centros de estudio más reputados del país, la legislación nacional, los casos de pacientes de distintos tipos de cáncer, la diversidad de tratamientos para su prevención y cura, y hasta el auge de una moda especializada en la materia.

Una preocupación mundial


Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), 8,2 millones de personas murieron en 2012 debido al cáncer en el mundo. América Latina y el Caribe aportaron el 47% de esos casos, que equivale a 1,3 millones de muertes. Sin embargo, las cifras sobre esta enfermedad en Colombia no son claras. La OMS establece que cada año se registran aproximadamente 71.442 casos nuevos y las estadísticas del Estado colombiano, elaboradas con base en el censo de mortalidad del DANE y los datos de los centros médicos, que se desarrollan cada siete años, muestran una diferencia de casi 600 casos nuevos.

El último Atlas de mortalidad por cáncer en Colombia se presentó en 2003 y recolecta las cifras entre 1985 y 1996, período en el que 151.992 personas murieron en Colombia por cáncer. Otra de las publicaciones del Instituto Nacional de Cancerología es el estudio Incidencia estimada y mortalidad por cáncer en Colombia 2002-2006, en el que se estima que por año se conocieron 70.877 casos nuevos de cáncer en Colombia: 32.316 en hombres y 38.571 en mujeres.
El cáncer es una enfermedad que se puede presentar a cualquier edad. Raúl Murillo, director del Instituto Nacional de Cancerología, lo define como una enfermedad crónica. “Lo normal es que se dé en personas mayores, por razones biológicas y porque los mecanismos de reparación son distintos y hay razones epidemiológicas”, afirma.

Según las estadísticas del instituto, el cáncer más común en el país es el de próstata, seguido por el de estómago. Y aunque es muy difícil identificar la incidencia por regiones, se sabe que el de estómago es más frecuente en las zonas de alta montaña, en la cordillera de los Andes. El cáncer de cuello uterino es más común en zonas costeras y las riveras de los ríos, porque se relaciona con la salud sexual. El de próstata es más común entre la gente de raza negra, en las costas Caribe y Pacífica. Y la leucemia es más frecuente en regiones donde se trabaja con el suelo, en la ladera de montaña.

El cáncer tiene más de 100 tipos y cada uno tiene orígenes y cursos biológicos distintos. Pero muchos tienen probabilidad de curación, siempre y cuando se detecten a tiempo y reciban el tratamiento adecuado.

Los pacientes de cáncer en Colombia tienen que enfrentar dos grandes problemas: la falta de atención por parte de los profesionales y las barreras legales para acceder a sus tratamientos.

Dos años de trámites, gastos de traslado, medicamentos, una larga espera y “paños de agua tibia” tuvo que soportar Marisol Pérez Benavides para recibir un diagnóstico acertado sobre lo que en un principio, decían los médicos, era una dermatitis. Esta ama de casa de Putumayo tuvo que tomar sus maletas e hijos para emprender un viaje a Bogotá en busca de nuevas opiniones de expertos que finalmente le diagnosticaron cáncer de piel. Aun así, su primera cita médica para atender la enfermedad fue programada dos meses después de conocida la noticia. Tuvo que acudir a la tutela para acceder a un tratamiento oportuno.

La de Pérez hace parte de las más de 114.000 tutelas interpuestas tan sólo en 2012 en Colombia sobre el derecho a la salud, según datos de la Defensoría del Pueblo. En cuanto a pacientes de oncología, la mayor cantidad de tutelas son por barreras de acceso para iniciar o continuar sin interrupción, y de manera integral, las quimioterapias y radioterapias.

Daniel Gutiérrez Cuervo, médico especialista en esta área de la salud y quien trabajó en el Instituto Nacional de Cancerología, dice que en el sistema de salud de Colombia existe una “ineficacia administrativa que resulta lesiva para el paciente”. Laura Ramírez, abogada especialista en derecho laboral y seguridad social, quien además integró la Fundación Simmon, coincide en el doctor Gutiérrez.

En opinión de Ramírez, el problema va más allá. Según la Superintendencia Nacional de Salud y su informe, revelado esta semana, que evalúa las EPS del régimen subsidiado y contributivo en términos de calidad y cumplimiento, un 40% de las entidades registra desacato de tutela entre el 0,89% y el 49,80%, y no registra fecha posterior de prestación efectiva del servicio. “Preocupa la cantidad de obstáculos que encuentran los pacientes con cáncer y preocupa aún más que una tutela no sea suficiente. Teniendo en cuenta los desacatos y que no todas estas personas, que además viven en zonas rurales, saben cómo tramitarla”.


Escasez de especialistas

El más reciente informe Cifras e indicadores de servicios de la salud, realizado por Acemi, gremio que agrupa a once EPS del régimen contributivo, revela que sólo 10.000 de los cerca de 70.000 médicos con los que cuenta el país son especialistas. Hay 253 oncólogos concentrados en las principales ciudades para atender a más de 70.000 pacientes con cáncer, 40% tan sólo en Bogotá y 19% en Medellín según un estudio de Simmon.

Desde su experiencia en la fundación y tras haber conocido miles de pacientes con cáncer, Laura Ramírez atribuye al déficit de especialistas, entre otras razones, el diagnóstico tardío de la enfermedad. “Se trata de la primera barrera de la salud a la que deben enfrentarse los pacientes”. De hecho, tal como destaca un documento del Ministerio de la Protección Social y el Instituto Nacional de Cancerología, “una porción muy alta de pacientes con cáncer de estómago muere por esta causa y esas muertes, en su mayoría, se deben a un diagnóstico tardío”.

“La primera barrera que tenemos todos los colombianos es precisamente esa: ser diagnosticados a tiempo. Un médico general, gracias al actual sistema de salud, no tiene capacidad de resolución. No ordena exámenes sino que busca mitigar el dolor o síntoma. Para llegar a un médico especialista se requiere de mucho tiempo y casi que de mil proezas”, añade Ramírez.

El médico Gutiérrez Cuervo señala que es cierto que no hay centros de atención, ni de docencia y formación de oncólogos. Según él, son contados los médicos que escogen la oncología como una especialización, ya que en este campo la “responsabilidad del médico es más grande y los fracasos son más altos porque hay mayor tasa de mortalidad y porque el carácter de la enfermedad implica para el médico un alto nivel de tolerancia, paciencia y frustración”.

Otras barreras


Un estudio realizado con cerca de mil pacientes de la Fundación Simmon reveló que tres de las primeras barreras que encuentran los pacientes con cáncer son la falta de oportunidad de citas, la fragmentación de los servicios y las distancias geográficas, sin nombrar las barreras económicas, los problemas de autorizaciones y la falta de medicamentos.

El primer caso se deriva, entre otras cosas, de la falta de especialistas, mientras la fragmentación de los servicios, ligada a las barreras geográficas, responde a la dificultad que tienen los pacientes para poder realizar sus citas, tratamientos y autorizaciones, entre otras cosas, en el mismo lugar.

Cuenta Marisol Pérez que, al igual que ella, muchos deben trasladarse desde sus lugares de origen para poder recibir un tratamiento adecuado, sin contar con que en muchas ocasiones las citas médicas son programadas en zonas distantes de donde deben pedir sus autorizaciones y realizar los demás trámites propios de la enfermedad. Si bien la ley señala que a pacientes que no cuenten con recursos o deban cambiar de ciudad para recibir su tratamiento se les debe cubrir los gastos de manutención, las barreras para muchos siguen siendo las mismas.

"He escuchado casos de pacientes que se dejan morir ante tanto bloqueo, prefieren no recibir ningún tratamiento y quedarse en su tierra natal junto a su familia, antes que gastar más dinero en traslados y tener que pasar por dolores de cabeza”, recalca Ramírez, quien indica que ésta se ha convertido en una realidad en el país. El sistema de salud en Colombia y sus barreras de acceso no son más que “una carrera de obstáculos para enfermos”.

cgonzalez@elespectador.com

dfranco@elespectador.com

Por Daniela Franco García - Catalina González Navarro

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