¿Sabía que las emociones pueden afectar su corazón?

En vísperas de la celebración del Día Mundial del Corazón, autoridades de salud hacen un llamado para cuidar este órgano cuyas fallas se han convertido en la primera causa de muerte de los seres humanos.

Redacción Especiales
29 de septiembre de 2016 - 11:00 p. m.
Las enfermedades del corazón se han convertido en la primera causa de muerte en Colombia.  / iStock
Las enfermedades del corazón se han convertido en la primera causa de muerte en Colombia. / iStock
Foto: Getty Images/iStockphoto - RomoloTavani

Veintidós mil colombianos fallecieron el año pasado a causa de una enfermedad cardiovascular. En el mundo fueron 17 millones de personas, y se calcula que para el 2030 esta cifra crecerá a 36 millones. Ni los niños están exentos de sufrir del corazón. Por cada millón, 150 necesitan ser operados, pero solamente 52 consiguen ingresar al quirófano.

Un escenario preocupante que se viene vaticinando desde hace tiempo y que 15 años atrás impulsó a la Federación Mundial del Corazón, con apoyo de la Unesco y la Organización Mundial de la Salud, a institucionalizar una fecha para sensibilizar a la ciudadanía sobre la importancia de cuidar este órgano vital.

Desde entonces, cada 29 de septiembre, las instituciones de salud y los gobiernos extreman sus esfuerzos en la divulgación de las claves para gozar de una buena salud cardiovascular. Alimentación balanceada, rica en frutas y verduras y en lo posible libre del consumo de carnes grasas, un adecuado manejo del estrés, actividad física regular, evitar el cigarrillo y cuidar la higiene bucal son algunas de las acciones indispensables para lograrlo.

Sin embargo, médicos como Carlos Presman, especializado en gerontología, escritor y docente del Hospital Nacional de Clínicas de la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina), están convencidos de que al corazón lo enferma algo más que la adopción de unos hábitos de vida sanos. No en vano ha dicho en varios de sus artículos que “el infarto es una enfermedad particularmente humana, tanto es así que no pudo reproducirse en animales de experimentación”.

Por ser el órgano de los sentimientos, asegura, las emociones podrían tener algo que ver y sumarse a los factores de riesgo asociados a la carga genética y a los socioambientales que rodean la vida de una persona.

Aunque la relación entre la salud cardiovascular y el mundo emocional es un campo por explorar, este especialista se cuestiona por qué un fumador, que además es sedentario, tiene sobrepeso y antecedentes de enfermedad cardiovascular, llega al final de sus días con este órgano intacto y alguien relativamente sano termina infartado.

En un artículo que escribió para el periódico La Voz se atrevió a dar una conclusión: “Un viejo corazón no es entonces necesariamente aquel que latió incansablemente durante ocho décadas y decide apagarse. También puede serlo un corazón entristecido, sin afecto, temeroso, golpeado. Un corazón que no quiere o no puede mantener su ritmo sinusal, normal. Creo que pueden existir razones íntimas, distintivas de cada uno, ligadas a las emociones que conmueven el latir”.

Lo cierto es que, más allá de estos argumentos, las cifras son contundentes, y a pesar de los esfuerzos y las campañas informativas, las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la principal causa de muerte. Y Colombia no es la excepción. Por ello desde entidades reconocidas en su estudio, diagnóstico y tratamiento, como la Fundación Cardioinfantil, se han redoblado los esfuerzos.

De un lado, promoviendo iniciativas como la de pintarse un corazón este jueves en alguna parte del cuerpo para crear conciencia sobre esta problemática de salud pública, y de otro, robusteciendo programas como Regala una Vida, a través del cual es posible detectar y tratar patologías de alta complejidad en poblaciones vulnerables.

Néstor Sandoval, director de Cirugía Cardiovascular Pediátrica de la Fundación Cardioinfantil, cuenta que “gracias a esta iniciativa se ha logrado salvar a más de 15.000 niños de escasos recursos, provenientes de diferentes regiones del país, sin que ellos tengan que pagar por las intervenciones que se realizan. Pero aún es necesario seguir trabajando en la concientización frente a las enfermedades y en la necesidad de apoyar a los niños y adultos que las sufren”.

Por Redacción Especiales

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