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Zika, ¿motivo para abortar?

El miedo y la desinformación están creando la tormenta perfecta en el sistema de salud. Mientras activistas defienden el derecho a abortar, los científicos no están seguros del vínculo entre el virus y la microcefalia.

Pablo Correa
29 de enero de 2016 - 09:58 p. m.

Desde su cuenta de Twitter, en la que figuran más de 26.000 seguidores, la abogada Mónica Roa, reconocida por sus valientes posiciones frente a los derechos de las mujeres, escribió esta semana: “La causal de aborto por zika es riesgo para la salud, por lo tanto no es requisito que exijan diagnóstico de malformaciones”.

Esto ocurrió el mismo día en que, desde Suiza, la directora de la Organización Mundial de la Salud, Margaret Chan, convocaba para el próximo lunes a un comité de emergencia que tendrá que decidir si se debe declarar una emergencia sanitaria de alcance mundial. En una rueda de prensa, Chan fue enfática en un punto esencial del problema: “quiero ser muy clara: la relación entre el virus del zika y las malformaciones no ha sido todavía establecida”.

La falta de certezas científicas y médicas, así como el miedo y la desinformación, están creando la tormenta perfecta dentro del sistema de salud. Una tormenta en la que mujeres embarazadas son las principales víctimas. Durante este año, cientos de mujeres que viven en ciudades y pueblos por debajo de los 2.200 metros sobre el nivel del mar, donde es endémico el mosquito Aedes aegypti –que transmite el virus del zika–, enfrentarán un difícil dilema: ¿Debo abortar si me infecté con el virus?

El ginecólogo Juan Carlos Vargas, gerente de investigaciones de Profamilia, explica que el incremento en la tasa de niños nacidos con microcefalia en Brasil ha hecho pensar que existe una “asociación” con el zika, pero aún no hay pruebas de que se trate de una relación de “causa y efecto”.

Frente a este panorama, Vargas cree que no se puede invocar el derecho a abortar, como lo establece la Sentencia C-355 de 2006, por malformaciones del feto incompatibles para la vida. No sólo porque no está claro el vínculo, sino también porque la microcefalia, que produce distintos grados de retardo mental, no siempre es incompatible con la vida.

Sin embargo, aclara Vargas, “si una mujer embarazada sufre zika, esta situación puede afectar su salud mental al pensar que su hijo va a nacer con malformación y por lo tanto ahí sí puede solicitar la interrupción del embarazo”. Una posibilidad que ofrece la sentencia C-355, que es clara en el derecho de la mujer a decidir si su salud se ve comprometida. El término “salud” es entendido como completo bienestar físico, mental y social.

“La sentencia es clara en que se debe respetar la autonomía de la mujer, ofrecer la mayor información para que tome una decisión”, concluye Vargas.

El problema es que “la mejor información” en el caso del zika y las malformaciones es todavía tema de especulación médica. Ignacio Zarante, profesor y genetista de la Universidad Javeriana, dice que el riesgo de microcefalia por zika es de 1 caso por cada 1.000 mujeres embarazadas que padezcan el zika.

Alejandro Gaviria, ministro de Salud, cuestiona este cálculo y argumenta que es una cifra que está en revisión y podría en realidad ser mucho más alta: 1 caso por cada 100 embarazos bajo ciertas circunstancias.

Más allá de las probabilidades, para el genetista Zarante, una mujer embarazada que haya presentado síntomas de zika tiene varias alternativas para tomar la mejor decisión. El primer paso es que se le realice una “ecografía de detalle” para evaluar si el bebé tiene el diámetro craneo-encefálico adecuado. Si el médico encuentra señales de microcefalia, entonces podrá acogerse a la sentencia C-355 por tratarse de una situación que afecta su salud mental.

“El diagnóstico de microcefalia se puede hacer en manos expertas entre las semanas 12 a 14”, explicó el genetista.

El ministro de Salud, Alejandro Gaviria, dice que frente a este dilema, “la posición del Ministerio no puede ser otra que la de la Corte Constitucional. Es el médico el que evalúa cada caso y la mujer la que decide”. El ministro recordó que en Colombia, en promedio, las mujeres embarazadas tienen tres controles prenatales. Y aunque en algunas zonas se siguen presentando algunas barreras de acceso, en general las embarazadas son atendidas por algún médico que puede guiarlas y ofrecerles información.

Para la abogada Mónica Roa, más allá de las dudas médicas en torno al zika, las mujeres en Colombia deben saber que cualquier situación que perturbe su salud mental es una razón suficiente para invocar los derechos consagrados en la Sentencia C-355. “Lo que estamos pidiendo es información y opciones. Esa información no la tienen las mujeres. Son ellas las que eligen”, apunta Roa.

Esto en el caso de Colombia, donde mal que bien, hoy existe un marco jurídico que favorece a las mujeres. No es el caso de otros países de la región donde el zika también hace estragos. En El Salvador, como lo recuerda la organización Women´s Link Worldwide, “el aborto está totalmente restringido y actualmente hay muchas mujeres con condenas de hasta 40 años de cárcel acusadas de practicarse un aborto”.

En medio de la preocupación por la epidemia, el ambientalista Gustavo Wilches escribió “Tanta arrogancia humana, tanto desprecio por otros seres vivos... y nos tiene contra la pared un zancudito”.

Por Pablo Correa

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