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Zika es la última batalla de la guerra contra los mosquitos

Los mosquitos también desarrollaron resistencia al insecticida DDT.

Bloomberg News
03 de febrero de 2016 - 04:25 p. m.
El zika parece haber llegado a América Central y del Sur de la noche a la mañana. / Bloomberg News
El zika parece haber llegado a América Central y del Sur de la noche a la mañana. / Bloomberg News

El zika parece haber llegado a América Central y del Sur de la noche a la mañana, pero no es esperable que se vaya con la misma rapidez. Para acabar con esta emergencia de salud pública será necesario un ataque persistente contra los mosquitos portadores del virus.

Se trata de un trabajo meticuloso que debe avanzar en dos frentes, en el laboratorio y la calle: no sólo limpiar toda la basura y otros reservorios de agua quieta donde los mosquitos ponen sus huevos sino también crear nuevas herramientas y técnicas científicas como insecticidas avanzados e insectos genéticamente modificados.

Dada la magnitud del desafío, puede ser motivador, aunque también algo frustrante, recordar que una iniciativa similar en los años 50 y 60 eliminó en gran parte del hemisferio occidental el mosquito que ahora es portador del zika. Pero para cuando llegaron los 70, las autoridades de salud habían bajado la guardia. Esto creó una oportunidad para que el mosquito Aedes aegypti, afecto a los seres humanos, volviera y se multiplicara como nunca.

Deshacerse del mosquito será más difícil esta vez y sólo en parte porque el mundo es más denso y está más conectado. Los mosquitos también desarrollaron resistencia al insecticida DDT. Y en el medio siglo transcurrido desde que “Silent Spring” advirtió de los peligros del DDT para la salud, el desarrollo de insecticidas se ha paralizado. Se necesitan nuevos compuestos que, como el DDT, puedan rociarse sobre las paredes y las cortinas y tengan efectividad durante seis meses.

Otro abordaje es manipular la biología del mosquito. Es posible, por ejemplo, infectar a los mosquitos con bacterias que les impidan transmitir el dengue y otros virus, probablemente incluido el zika. Los machos (que no pican a las personas) pueden tratarse de este modo y ser liberados en el medio ambiente para que se propague la infección bacteriana.

Los mosquitos machos también pueden ser esterilizados o modificados genéticamente (de manera bastante segura) para que no puedan reproducirse con éxito. Esta estrategia se está probando en Brasil y otros países con resultados impresionantes. Incluso antes de que los mosquitos genéticamente modificados estén listos para su uso generalizado, podrían ser liberados en las zonas más afectadas.

Un esfuerzo incesante para controlar al mosquito, sumado a nuevas vacunas contra el zika, con el tiempo permitirá poner coto a este brote, aun cuando no pueda vencer totalmente las infecciones que transmiten los mosquitos. La lucha entre los humanos y los insectos no tiene fin. El único objetivo realista es mantener siempre la ventaja sobre ellos.

Por Bloomberg News

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