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Las preocupaciones de Uribe

En cable enviado por la Embajada de EE.UU. en Bogotá a su central en Washington, Álvaro Uribe manifestó su preocupación sobre el panorama regional y la dificultad de emplear a los 48 mil desmovilizados, acogidos por Justicia y Paz.

El Espectador
21 de agosto de 2011 - 11:30 a. m.

En octubre de 2008, tres años después de que entrara en vigencia la Ley de Justicia y Paz, el expresidente Álvaro Uribe sostuvo una reunión con el exembajador de Estados Unidos en Colombia, William Brownfield; el exsubsecretario de Diplomacia y Asuntos Públicos, James Glassman, y el entonces alto comisionado para la Reintegración, Frank Pearl.

Este encuentro quedó plasmado en un cable enviado por la Embajada de Estados Unidos en Bogotá a su central en Washington. El tema: la visión de Uribe sobre el panorama político de la región y, en particular, la preocupación del entonces jefe de Estado para reintegrar a la vida laboral a los más de treinta mil paramilitares desmovilizados. Una dificultad que no solucionó y que hoy por hoy al parecer se evidencia en la aparición de las llamadas bandas criminales.

El cable empezó relatando que el expresidente Uribe le comentó a Glassman que, aunque el gobierno colombiano apreciaba los esfuerzos del expresidente George W. Bush para la aprobación de la extensión de la Ley de Promoción de Preferencias Arancelarias Andinas y Erradicación de Drogas (Atpdea) en el Congreso de Estados Unidos, estaban preocupados de que la crisis económica del país norteamericano impactara de forma negativa a Colombia.

Luego aprovechó para hablar sobre la situación de varios países latinoamericanos y aseveró que líderes que habían sido elegidos democráticamente podrían caer en una dictadura fácilmente. Así, advirtió que el expresidente de Bolivia, Carlos Mesa, le había dicho que su país estaba cayendo en una crisis social tremenda a causa del problema de hidrocarbono. Sobre Venezuela, mencionó que aunque estuviera experimentando un período de prosperidad por la producción del petróleo, esta prosperidad iba a declinar por el deseo del presidente del vecino país, Hugo Chávez, de bloquear la inversión privada; cuestión que dijo también afectaría a Colombia, que exportó 5 billones de dólares en manufactura y comida en 2007.

El expresidente Uribe añadió que la victoria del nuevo referendo del presidente de Ecuador, Rafael Correa, daría entrada libre al socialismo. Entonces afirmó que la asamblea constitucional de Ecuador tomaría decisiones erradas, como limitar la libertad de prensa y restringir las privatizaciones en la transición de la nueva legislatura. Glassman, por su parte, señaló que tenía las mismas impresiones sobre Venezuela y Ecuador.

Entrando en temáticas locales, el expresidente Uribe dijo que aunque el programa de desmovilización y reintegración seguía siendo un éxito, éste era difícil y costoso. Según él, 48 mil personas se habían desmovilizado, 13 mil pertenecientes a las Farc y al Eln, y agregó que las bandas criminales, que eran una combinación de desmovilizados y narcotraficantes, no peleaban en contra de los grupos armados ilegales. Así, Uribe dijo que los programas de educación y de entrenamiento continuaban funcionando de manera eficaz, pero que el programa de reintegración estaba enfrentando grandes obstáculos a la hora de emplear a los desmovilizados.

Entonces, el alto comisionado para la Reintegración, Frank Pearl, dijo que el programa había creado 2.800 trabajos, incluyendo 600 en el sector privado y 800 en diversos proyectos empresariales. Sin embargo, el 70% de los desmovilizados había tenido que entrar a laborar en el sector informal por necesidad.

Cambiando el tema de forma drástica, Uribe felicitó al subsecretario Glassman por la visita que haría al municipio de Vista Hermosa, en el departamento del Meta. Dijo que lo que solía ser tierra de violencia y de cultivo de coca, era ahora un municipio próspero, a pesar de las demandas de los pobladores por una mejor infraestructura, puestos de salud y de educación. Y agregó que el programa del Gobierno, Familias en Acción, ayudaba a los pobladores, que a la vez eran alentados para trabajar por la erradicación de la coca.

Finalmente, Glassman tomó las riendas de la conversación y presentó a Uribe una iniciativa del gobierno de Estados Unidos que buscaba conectar a los desmovilizados de las Farc a redes sociales en internet para que desvirtuaran al grupo armado ilegal. Esto, dijo el subsecretario, para acabar con el romanticismo que muchos jóvenes conservaban con respecto a este grupo y sus ideas revolucionarias.

Glassman explicó que los desmovilizados también tenían que dictar conferencias en las universidades, para contar la realidad de los grupos terroristas y sus tácticas de reclutamiento, y que la iniciativa de las redes sociales podía empezarse a través de Facebook. El presidente Uribe alabó la idea, no sin mencionar que, a pesar de los obstáculos, no permitiría que se cambiara el rumbo que supuestamente llevaba el país: la seguridad, la democracia y la paz.

Por El Espectador

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