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10 años sin Enrique Grau

Manuel Drezner
03 de junio de 2014 - 03:00 a. m.

Uno de los más grandes artistas colombianos, Enrique Grau, murió hace diez años y aunque la casa que lleva su nombre en Bogotá ha organizado homenajes (que poca difusión tienen, hay que decirlo) este aniversario, donde se debería recordar a uno de los más importantes exponentes de las artes plásticas del país, no ha sido conmemorado como la importancia del pintor lo merece.

Conocí por primera vez al pintor cuando fue el primer director de escenografía de la recién fundada Televisora Nacional y aunque su paso por allí fue breve, dejó los parámetros para el futuro desarrollo de sus elementos escenográficos. Vale recordar que Grau hizo muchas escenografías, algunas de ellas ganadoras de premios en diversos festivales de teatro. Igualmente mostró interés por el cine, y rodó algunas películas en 16 milímetros. Una de  ellas, basada en la “María” de Isaacs, será mostrada en el aniversario.

La importancia de Grau en la pintura colombiana puede verse en el hecho de que en el Salón de Artistas Colombianos de 1957, ganó (con Lucy Tejada) el primer premio y quienes quedaron de segundos fueron Botero y Obregón. Fue la gran época de la pintura nacional, donde importantes pintores como los mencionados, y también como Wiedemann, como Manzur y como Luciano Jaramillo entre otros, surgieron en un florecimiento increíble de las artes plásticas del país.

Grau cambió en varias ocasiones su estilo y pasó de un abstraccionismo geométrico a un figurativismo lleno de fantasía y amabilidad. Ocasionalmente esa amabilidad era tenebrosa como cuando dibujaba sobre la mano de una hermosa mujer, un insecto depredador, que creaba un contraste macabro o cuando mostraba un surrealismo peculiar en el retrato de un descabezado que llevaba en las manos una bandeja con esa cabeza que faltaba. Pero a pesar de esos cambios, en toda su obra siempre se vio a un artista creador y lleno de imaginación.

Grau hizo una importante donación de su obra y de sus colecciones a la ciudad de Cartagena, pero a diez años de su muerte aún no ha logrado encontrar sede donde se exhiba el generoso regalo. Este rueda de un sitio al otro y muchos temen que sea dañada o robada, puesto que parece que a nadie le interesa crear un sitio permanente para que Cartagena pueda gozar de esa donación. Sería un excelente homenaje en este aniversario que Cartagena se decidiera a encontrar un sitio donde la figura y la obra de Enrique Grau sean recordadas y donde el público pueda conocer de primera mano a uno de los grandes artistas nacionales. Es lo menos que se puede hacer por figura tan importante.

 

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