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1946-1957

Columnista invitado EE
16 de agosto de 2013 - 11:00 p. m.

El informe del Centro de Memoria Histórica establece que el esclarecimiento histórico del origen del conflicto y el reconocimiento de la responsabilidad del Estado son elementos fundamentales para alcanzar algún día la paz en Colombia.

Sin embargo, al determinar el año de 1958 como punto de partida, se desvirtúa un período indispensable para lograr estos propósitos.

En un país donde impera la impunidad y el olvido, un informe de tal envergadura no puede reducir la violencia entre 1946-1957, a las prácticas de los dirigentes de los partidos tradicionales para perpetuarse en el poder e ignorar por completo la persecución sistemática contra los seguidores del proyecto político socialista encabezado por Jorge Eliécer Gaitán.

Sin desconocer que en esos años el oficialismo de los partidos tradicionales seguía azuzando el odio entre el pueblo colombiano para mantenerlo dividido por colores, también se debe subrayar con mayúsculas, la existencia de una disidencia dentro  del Partido Liberal que cambió el rumbo del enfrentamiento bipartidista en Colombia.

La disidencia gaitanista no solo estaba logrando unir al pueblo para conquistar por la vía electoral la restauración moral y democrática de la República, sino que despertó la dignidad y la conciencia política de hombres y mujeres para defender sus derechos.

En 1945, mientras el oficialismo del Partido Liberal rodeó a Gabriel Turbay para mantener su hegemonía, el pueblo seguidor de las ideas de Gaitán lo eligió como su candidato a la Presidencia de la República. En ese momento, la violencia bipartidista cambió de punto de mira.

En entrevista con Rocío Londoño y Medófilo Medina,  José María Villareal, confesó que “para las elecciones presidenciales de 1946: …en conversación con Álvaro Gómez Hurtado y Jorge Leiva (del Partido Conservador), me pidieron que yo fuera la persona que les ayudara a organizar el conservatismo de Soatá (Boyacá), que el presidente Lleras (del Partido Liberal) daba todas las garantías… Lleras Camargo reforzó las garantías diciendo que si tenía que echar una bomba de dinamita sobre Soatá, lo haría. Al fin pudimos votar y ganamos, como era previsto. Ahí fue cuando ingresé a la política nacional al llegar al Senado, pero a comienzos de ese año me nombraron Gobernador de Boyacá… y el presidente me pidió organizar la Popol, la Policía Política”. Este hecho que comenzó con la idea de frenar la llegada de las ideas gaitanistas al poder, se convirtió en el origen del conflicto de hoy.

Mariano Ospina Pérez, como presidente de Colombia, creó la policía política Chulavita y la Popol, con el propósito de desbordar la violencia bipartidista, persiguiendo y asesinando a esa corriente política gaitanista de todos los partidos que avanzaba con mucha fuerza. En 1947, al lograr la mayoría indiscutible en las votaciones para el Congreso, las asambleas y los concejos de todo el país, Gaitán logró la jefatura única del Partido Liberal, asegurando su victoria para las siguientes elecciones presidenciales.

El ambiente hostil y la persecución contra el gaitanismo arreciaron hasta convertirse en una persecución sistemática, premeditada y generalizada. Hechos que fueron recopilados e  investigados por Gaitán, como se demuestra en los informes que acompañaron sus denuncias oficiales y que se conservan en el Archivo Gaitán.

Con el asesinato de Gaitán en abril de 1948, el pueblo de todos los partidos seguidores de las ideas gaitanistas quedó totalmente desamparado y a la deriva. Para defender sus vidas y las de sus familiares,  tuvieron que ir internándose en el monte, como fue el caso de Manuel Marulanda Vélez, Tirofijo, quien después de 15 años de represión del Estado, fundó las Farc. Fue también el caso del gaitanista Rafael Rangel quien organizó las guerrillas en Santander, que dieron origen al Eln.

Igualmente, la tarea de la policía política de aniquilar la oposición al sistema, se incrustó como práctica en la estructura del Estado, sembrando, con el tiempo y las circunstancias, el origen del paramilitarismo. Desde entonces, el asesinato político se convirtió en Colombia en la forma más extrema de censura contra cualquier oposición al sistema político oficial y la impunidad la norma.

A pesar de que la Ley de Víctimas estableció que el 9 de abril fuera el día nacional de la memoria y solidaridad con las víctimas de este conflicto, el Gobierno Nacional,  no responde a las solicitudes de la familia Gaitán de avanzar de manera sistemática, sincera y transparente con la verdad histórica del conflicto en Colombia. ¿Cómo interpretar este constante silencio oficial frente a los hechos del genocidio al movimiento gaitanista y la impunidad con el magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán?

 

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