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Aclaración

Hernán Peláez Restrepo
26 de noviembre de 2007 - 09:18 p. m.

Ni los directores técnicos están para descalificar la labor del periodista deportivo, ni éste está para congraciarse con ellos. Un director técnico estudia, planifica, adopta el sistema que considera más eficaz y consigue los jugadores que por características especiales se adapten al sistema y no al revés. Por eso, años atrás, los periodistas elaborábamos la lista de los mejores en cada puesto y pretendíamos fueran llamados para conseguir una clasificación al mundial. Si por ejemplo el arquero era el mejor por lo visto en un torneo, exigíamos su presencia en la titular.

Con el paso del tiempo el asunto cambió. Es probable que el arquero citado arriba no fuese convocado porque el técnico de la selección prefería uno de menor calificación, pero que entendía el plan de juego de sus defensas. Ahí, en ese momento, los técnicos quedaron en plena libertad de elegir a los que consideraban ideales para su esquema de juego.

El periodista, a diferencia del técnico, va a un partido con el objetivo de "ver" y transmitir la sensación que le produce, a sus lectores, oyentes o televidentes. Es cuando, y todo es subjetivo, lo que parece bueno y bien jugado, no coincide con la lectura que hace el técnico del partido. O el caso contrario, porque el periodista como el aficionado está en pleno derecho de calificar y descalificar, más allá si gusta o no al oído del técnico.

Los técnicos disponen de argumentos para justificar su procedimiento. Por ejemplo, Totono Grisales para mí debiera jugar los 90 minutos. El técnico Pinto considera que es preferible que actúe 45 minutos. Magnelli Torres, como ocurrió alguna vez con El Palomo Usurriaga, es para jugar un pasaje del partido y nada más. Pinto tendrá sus razones, así no las comparta con nosotros.

Lo que quiero aclarar es que cada uno juega su papel y debe ser respetado. Los técnicos se miden por resultados y ellos intentan sostenerse en sus cargos y eso es válido. El periodista debe cumplir una misión con honestidad, sin rencores ni envidias y ante todo concordante con su propia conciencia. Para tranquilidad, en el caso concreto de la selección, aún no hemos clasificado al mundial, aunque creo vamos por buen camino. Lo importante es que no exista descalificación de parte de los técnicos al trabajo del periodista, ni éste se considere dueño de la verdad, porque en el fútbol nadie la tiene.

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