Comunidad y Desarrollo

Agro e implementación del acuerdo de paz

Uriel Ortiz Soto
31 de mayo de 2017 - 06:00 a. m.

Muy importante que en los programas de implementación del acuerdo de paz, firmado entre el gobierno y las Farc, en La Habana, Cuba, se tenga programada la entrega de tres millones de hectáreas para ser adjudicadas a campesinos, que no obstante serlo, carecen de una mínima parcela para trabajar la tierra; de otro lado, se dispone la legalización de siete millones de hectáreas, puesto que sus actuales propietarios son simples tenedores de buena fe.  

Es de vital importancia que el gobierno esté reconociendo que en la implementación del acuerdo de paz, esté implícita la urgente necesidad de saldar la deuda de muchas décadas atrás con el sector rural, el pequeño y mediano productor desde siempre, ha sido maltratado y vilipendiado en sus derechos, especialmente por los organismos de crédito, acaparadores y usureros.

Para estos efectos se han dictado varios decretos, que además de implementar el acuerdo Paz, llevan el sello de lo que será en el inmediato futuro el desarrollo del sector rural para el campesino,  que desde tiempos ancestrales, viene padeciendo todo tipo de injusticias, razón que los motivó para ingresar a las filas guerrilleras, paramilitarismo, a cultivar ilícitos, o pertenecer a otras organizaciones al margen de la Ley.

Bien vale la pena hacer el sacrificio de poner en orden el sector rural, que siempre ha sido el caballito de batalla de los politiqueros en vísperas electorales, pero, que después de pasada la contienda, se olvidan que la Colombia rural existe, que es de vital importancia para sostener una paz estable y duradera.

Valdría la pena entrar en una serie de consideraciones sobre la reestructuración de la Colombia rural, hay que entender que la mayoría de las veces cuando los gobiernos anuncian proyectos de alivio o de ayuda al campesino, aparecen los redentores de nobles causas, constituidos en organizaciones piratas: fundaciones, asociaciones y cooperativas, pero siempre con el ánimo de esquilmar al Estado y apropiándose de estos recursos.

Por consiguiente y así lo hemos dicho varias veces por esta columna: se hace indispensable, para evitar todos estos tropiezos, se sigan las siguientes recomendaciones:

1º- Reorganizar y reorientar el sector rural: esto quiere decir que todos los predios que lo conforman, estén en orden catastralmente, puesto que actualmente existe todo un despelote, en miles de ellos, sus propietarios son simples tenedores de buena fe, razón por la cual caen en manos de delincuentes comunes, que los acosan para que los abandonen o les sean vendidos a precios pírricos.

2º- Crear por Ley  la cédula campesina, para que sean ellos y nada más que ellos, los beneficiarios de las prebendas y políticas del Estado para su gestión y desarrollo, traducidos en programas de: protección social, vivienda, salud, educación, obras de infraestructura, industrialización y comercialización de sus productos.

3º- Acercar más el Estado al sector rural: no se justifica que en Colombia existan una serie de organizaciones rurales, que perciben los beneficios que otorga el Estado, para generar desarrollo, que  en la práctica es muy poco lo que aportan a quienes deben ser realmente sus beneficiarios.

 4º Entregarles el manejo de sus propios recursos: debemos entender que el campesino de hoy, no es el mismo de hace cincuenta años, ellos, están preparados para organizarse por sus propios medios, para hacerlo se deberían fortalecer las Umatas o las Juntas de Acción Comunal rurales, para que sean los que aboguen directamente por sus propios intereses.

5º- Organismos de Control: valdría la pena que los Organismos de Control, iniciaran una investigación sobre cada una de las ONG, del sector rural, con la absoluta seguridad que nos llevaremos grandes sorpresas, no todas la veces los gobiernos han sido injustos con los campesinos, lo que sucede es que muchas de estas ayudas o prebendas, van a parar a manos de organizaciones piratas o delincuentes de cuello blanco

6º Industrialización del sector rural: es una de las falencias que desde siempre ha tenido el campesino, que por lo regular deja sus productos en la fase primaria, puesto que no existe la cultura de la agroindustrialización, factor fundamental para competir a través de la oferta y demanda con los mercados locales e internacionales.

7º Proyectos Productivos Posconflicto: Si los proyectos productivos de la etapa posconflicto, no  tienen programas de agroindustrialización, podemos estar seguros que la etapa de la comercialización, no va a tener éxito y los proyectos productivos posconflicto, estarían condenados al fracaso, con grave peligro de que se afecte el acuerdo paz.  

Por eso es recomendable que todo producto de la etapa posconflicto antes de iniciar su fase productiva, tenga un programa de agroindustrialización definida, esto con el fin de asegurar su mercado.

urielos@telmex.net.co

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