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Alta y baja tecnología

José Fernando Isaza
05 de junio de 2013 - 11:03 p. m.

Los avances médicos han permitido un aumento en la esperanza de vida y la mejora en su calidad, así como una reducción y el control de las epidemias.

La alta tecnología al servicio del diseño de resonancia electromagnética, de tomógrafos, de sensibles ecógrafos, permite realizar diagnósticos con mínimo riesgo. El cáncer, palabra asociada a la muerte, hoy se convierte, gracias a la combinación de la química, de la energía nuclear, en una enfermedad curable o crónica.

Las vacunas han reducido la mortalidad infantil y controlado las epidemias; la peste es cosa del pasado. Algunos laboratorios sobredimensionan los riesgos de epidemias para mejorar sus finanzas.

Una vacuna producida con una tecnología sencilla acabó la viruela, la única enfermedad en la historia de la medicina erradicada totalmente. Parte significativa de la investigación en nanotecnología, un nuevo estado de la materia, se orienta al diseño de medicamentos que ataquen los tumores y no afecten los tejidos sanos.

Por razones económicas y culturales, los tratamientos de diagnósticos y curación de alta tecnología no están al alcance de la mayoría de la población, en particular en países en vía de desarrollo.

En paralelo a estas investigaciones se han obtenido resultados en la disminución de la mortalidad y la morbilidad, con sistemas de bajo costo, tecnología soft, pero que involucran ingenio, observación y sabiduría. La peste en Europa empezó a ceder en el siglo XVII con prácticas higiénicas como lavarse las manos, cuando se conoció que la enfermedad no era un castigo divino, sino generada por un ser microscópico. La reducción de la mortalidad en los recién nacidos se logró gracias al lavado de manos de las comadronas. El programa canguros ha sido un factor determinante en la reducción de la mortalidad de bebés prematuros; es gratuito y puede reemplazar a la incubadora.

La deshidratación infantil, una de las mayores causas de mortalidad, se trata hoy con un caldo hecho en casa. Ante la dificultad de disponer de una vacuna contra la malaria, en los países africanos se ha disminuido la incidencia de esta enfermedad recurriendo a prácticas sencillas: el uso de toldillos con repelente de insectos.

Al tiempo que se conoce la estructura del virus del VIH, gracias al trabajo interdisciplinario, apoyado por supercomputadoras, que permitirá producir medicinas o vacunas para combatirlo, se ha logrado bajar las tasas de contagios con medidas educativas que estimulan el uso del condón y con políticas que eliminan el uso de jeringas usadas por los adictos.

Recientemente se han divulgado (Appropedia) los resultados obtenidos en Bangladesh para reducir los riesgos posparto. La mayoría de las mujeres tienen sus hijos ayudadas por parteras, que no diferencian la hemorragia natural del parto con una pérdida adicional de sangre que pone en peligro la salud de la madre.

El nacimiento tiene lugar sobre una esterilla o un sari. El Dr. Quaiyum diseño un apósito de 50 cm de lado, de algodón y papel absorbente, que se coloca sobre la esterilla o el sari; si la pérdida de sangre supera los 400 cc, se satura, indicando que hay un riesgo para la madre. El costo es de unos mil pesos. En 77.000 partos se han evitado 37 muertes. Buen ejemplo de usar el conocimiento para soluciones simples y efectivas.

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