Ante Maduro, Unidad

Luis Carvajal Basto
03 de abril de 2017 - 02:00 a. m.

Mientras insistimos en “devorarnos”, lo que nos puede llevar a una situación como la que hoy tiene Venezuela, tenemos derecho a pedir un mínimo de razón a nuestra dirigencia ante una amenaza real.

Tanto el cierre de la Asamblea Nacional como la reversa del Tribunal Supremo que la “revive”, son síntomas de la pérdida de control de un gobierno  que ha perdido el rumbo. Acciones erráticas, como la provocación a Colombia, cuando un destacamento militar cruzó la frontera la semana pasada, demuestran que  Maduro se debate entre seguir mostrando un rostro democrático o avanzar en el camino de la dictadura.

El contexto de la economía venezolana es muy difícil y nuestros hermanos comienzan a afrontar una espinosa situación humanitaria. La respuesta de ese gobierno ha sido profundizar las crisis política e institucional, cosa que ha hecho desde que perdió las elecciones con la oposición. Vale recordar que la Constitución actual, las reglas que ahora está violando y remendando, fueron creadas por las mayorías Chavistas en los años dorados del petróleo a 100.

La ruptura del equilibrio constitucional, o sus remiendos, dejan la gobernabilidad fundamentada en el respaldo de las Fuerzas Armadas a los representantes de un sector de la población. A pesar de  formalidades, con o sin parlamento, ha revelado la verdadera tenaza  que hoy manda. Un gobierno  que se sabe perdedor de las mayorías y ya suspendió las elecciones regionales, frente al que la presión ciudadana, por lo pronto, es insuficiente para buscar una salida negociada, comenzando por un calendario de elecciones. Maduro tiene un ojo puesto en la situación interna y otro en la  presión de la comunidad internacional mientras espera un eventual mejoramiento en los precios del petróleo, lo que no se va a producir en el corto plazo. Sabe que hacer elecciones ahora, con tan mala situación, es un suicidio político.

El escenario mundial en que esto ocurre es casi inédito, un momento en que se están transformando  protagonistas y reglas. Mientras el retorno al proteccionismo de Estados Unidos e Inglaterra aumenta la incertidumbre, evidenciando cambios en el orden mundial, Europa intenta salir de su momento más difícil en 60 años. La oposición en Estados Unidos no para de invocar la intromisión Rusa en sus elecciones, abriendo la incógnita sobre la manera como actuarán en Venezuela. ¿Apostará Putin, de frente, por un contrafuerte a la situación Siria y obtener un factor de negociación para consolidar su posición en Crimea, lo que le permitiría, a la vez, fortalecerse en su país? ¿Hasta dónde llegará China, objetivo  de la nueva política comercial de  Estados Unidos y fuerte acreedor de Venezuela? ¿Seguirá siendo tan solidario el gobierno norteamericano  con las instituciones democráticas en países situados abajo del proyectado muro?

Mientras tanto en Colombia atendemos el asunto, y la amenaza que se cierne, en medio de una fuerte división política en un año preelectoral. Las acciones de Maduro han concitado, sin embargo, un consenso tácito sobre su carácter desaforado y dictatorial. El gobierno colombiano no puede hacer nada distinto a seguir solicitando una salida negociada mediante el dialogo, entendiendo que la situación mantiene tendencia a empeorar.

Un conflicto es impensable pero ante un gobierno dispuesto a jugarse sus restos con el cuento del enemigo externo, cualquier escenario debe ser considerado. El Presidente Santos debe convocar con urgencia a la oposición para encontrar   una postura unificada y razonable. Es lo mínimo que podemos esperar, sin olvidar  que se trata de nuestros propios hermanos. Más razón de Estado y menos politiquería, exige este difícil momento.

@herejesyluis

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