Asando pollos con las regalías

Mario Fernando Prado
24 de marzo de 2017 - 02:00 a. m.

La corrupción nacional da para casos entre inverosímiles y ridículos. Ya no solo son los sobornos y las coimas en el alto gobierno sino en todo lo ancho y largo de nuestra geografía, porque para quienes tienen el manejo de los sagrados dineros del Estado, el mal ejemplo cunde.

¿Si por allá por Bogotá hay repartiñas y serruchos, por qué no vamos a hacer lo mismo aquí en la provincia?, se debieron preguntar los funcionarios que alegremente dispusieron de dineros de las regalías en el departamento del Cauca, y actuaron en consecuencia.

Alegremente, con una parte de los 16 mil millones que estaban destinados a “fortalecer las capacidades tecnológicas y competir en el mercado global con actividades de formación en estudios de posgrado a empresas de emprendimiento que tuvieran componentes de innovación o tecnología” se montaron —atérrense— un spa y un asadero de pollos.

¿Qué tienen que ver estos negocios con el objeto de las regalías? ¡Absolutamente nada! Y uno se pregunta: ¿Dónde diablos estaban las entidades de control como las fiscalías, las contralorías, las procuradurías y demás ías y asustadurías? Seguramente andan de mucho pollo asado y haciendo pilates y spinning para bajar barriga porque nadie va a creer que todo se hizo a sus espaldas...

Ha dicho el señor contralor que se va a hacer lo de siempre: “una exhaustiva investigación para que a los responsables les caiga todo el peso de la ley”. Quisiéramos creerle. Ojalá así sea, pero ya veremos que tristemente todo quedará en folios y más folios y en derechos de petición y en tutelas, cuando no en vencimiento de términos y en los requete sabidos “archívese”.

Nuestro país no puede seguir asíy a esto de las regalías hay que meterle muela porque ahí hay otro desangre producto de la delincuente impunidad y el manirrotismo que borra de tajo las cosas buenas que se supone traerían estos dineros para todo el territorio nacional.

Que se profundice en el tema y que el asadero y el spa caucanos —que no son otra cosa que la punta del iceberg de la podredumbre de las regalías— nos alerten para seguirle la pista a un filón más de la corrupción nacional.

Pregunta final: ¿Qué político caucano estará detrás del asadero y del spa? Allá hay muchos a quienes les gustan los pollos asados —y si están con tenis mejor— y que necesitan quemar la empella de todo el puerco con que se han indigestado a costillas de los —repito— “sagrados” dineros de este podrido país.

 

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