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Asombro

Mauricio Rodríguez
15 de diciembre de 2008 - 12:51 a. m.

En materia de educación en años recientes, Colombia y Latinoamérica han progresado mucho en cuestión de cobertura.

Pero lamentablemente en cuanto a la calidad el avance ha sido nulo. Nuestro país y el resto de los de la región siguen obteniendo muy malas calificaciones en todas las pruebas internacionales que miden el saber en ciencias y humanidades.

La calidad de la educación depende de varios factores como, por ejemplo, el pénsum, el tamaño de las clases y la infraestructura de los colegios. Pero hay abundante evidencia empírica que demuestra que la clave del éxito está en la calidad personal y profesional de los maestros. Finlandia, la nación que tiene los mejores resultados en educación en el mundo, tiene profesores con preparación académica y salarios superiores a los de la media del mercado laboral.

Pero si bien es cierto que dicha formación y compensación son indispensables para mejorar la calidad de la educación, no hay que olvidar que la labor docente implica ante todo una vocación muy especial. Como la que se registra en este caso estupendo extraído del libro Déjenlos leer-Los niños y las bibliotecas, ( Editorial Fondo de Cultura Económica), de Genevieve Patte:

“Recuerdo a una joven maestra a quien llamábamos señorita Orcutt, que una vez dijo en clase: “El hecho de que el agua se transforme en hielo a cero grados centígrados y que además en ese momento pase del estado líquido al sólido, es algo muy perturbador…”. Se puso entonces a presentarnos intuitivamente el movimiento browniano y las moléculas, y lo hizo con tal manifestación de maravilla que rebosaba todo aquello que por aquel entonces atraía mi curiosidad (…). Tenía alrededor de diez años de edad.

En realidad me estaba invitando a ensanchar mi mundo  de  asombro  para incluir el suyo. No se conformaba con informarme. Negociaba con nosotros un mundo lleno de maravillas y posibilidades. Las moléculas, los sólidos, los líquidos y el movimiento no se reducían a simples hechos; era posible utilizarlos para reflexionar e imaginar. La señorita Orcutt era un ser excepcional. No era una simple herramienta de transmisión: era un acontecimiento humano”.

Ojalá a partir de 2009  logremos comenzar a elevar —año tras año— el nivel de la educación colombiana. Tarea que debe partir de un trato mucho mejor –en todo sentido— a los maestros de las escuelas, institutos técnicos y universidades de nuestro país.

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