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Balance del equipo de todos

Antonio Casale
27 de junio de 2016 - 03:52 a. m.

Colombia terminó tercera en la Copa América Centenario. Es el mejor resultado de las últimas cuatro ediciones.

El técnico, José Pékerman, pudo reunir durante un mes al grupo que será la base de lo que viene. Pudieron trabajar, convivir, establecer roles. Ya en la cancha, Colombia jugó un muy buen partido contra Estados Unidos en la primera ronda, un buen primer tiempo ante Paraguay, logró sacar adelante una enredada batalla ante Perú y cerró con argumentos ofensivos el partido que definió el tercer lugar.

En ataque, Colombia depende del momento de sus individualidades estelares, como James Rodríguez, Juan Guillermo Cuadrado y Carlos Bacca, lo cual no es malo. Terrible sería no contar con jugadores de esa clase. Sin la pelota, el equipo tuvo su mejor noche contra Perú, pero en general los centrales y los volantes de marca mejoraron y hoy vuelven a reportar tranquilidad.

En lo individual, Ospina, Murillo, Zapata, Torres y Sánchez sacaron una nota sobresaliente. Cuadrado, James y Bacca fueron irregulares, pero supieron marcar diferencias en tres de los seis partidos disputados, los que se ganaron en los noventa minutos.

Pero también hay bastante por mejorar. Colombia sale nervioso a la cancha en los partidos definitivos. Lo de Chile fue la repetición de la película del partido contra Brasil en el Mundial y del juego ante Argentina en la Copa América de Chile. Los dos primeros lo aprovecharon marcándonos goles en los primeros minutos que resultaron definitivos. Hay que revisar la parte mental para este tipo de compromisos.

En el medio no hubo respaldo para tapar la salida por las bandas. Eso hizo ver mal a los laterales. La salida por los costados tampoco fue constantemente efectiva, porque Cuadrado se excedió en el uno contra uno. Cardona quiso ser tan veloz como James y sólo entendió en el último partido que su gran virtud está en que él es la pausa, tan necesaria para un ataque efectivo.

Pékerman a veces luce confundido. Una de sus grandes virtudes es la lectura del juego y las variantes que implementa, pero contra Perú y Chile se le vio lento en la reacción y confundido en el análisis. Se equivocó en la nómina que puso contra Costa Rica y por eso varios jugadores jóvenes quedaron marcados con el signo de interrogación de cara a lo que viene.

El balance es positivo, pero las oportunidades de mejora requieren de atención inmediata porque faltan seis fechas de eliminatorias en lo que queda del año y resultarán definitivas en el camino a Rusia.

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