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Barajar de nuevo

Iván Mejía Álvarez
01 de julio de 2015 - 03:35 a. m.

Ricardo Gareca llegó hace sólo dos meses al fútbol peruano. Venía de un sonoro fracaso en el Palmeiras, donde le fue como a los perros en misa. Ya había trabajado en Universitario y allá, al igual que en Colombia, había dejado una buena imagen como técnico serio y de características profesionales asociadas al fútbol ofensivo y al buen trato de la pelota.

Gareca se va de la Copa América dejando una magnífica impresión por su tarea con la selección inca. Un arbitraje localista del venezolano Argote contribuyó notablemente para que Gareca haya abandonado Chile tras caer ante el local, pero no sin antes dar una dura pelea y dejando elementos interesantes para el análisis.

Gareca tuvo una virtud al convocar a los jugadores importantes del fútbol inca regados por el mundo y después hizo un buen proceso de selección de los locales. Trece futbolistas de la nómina de 23 juegan en el torneo de primera división. Es imposible abstraerse de llamar a Guerrero, Advincula, Farfán y Carrillo, pero también es importante darles juego a los que actúan en la casa, potenciarlos, sumarles conocimientos y elevarlos a un nivel de selección.

Mientras en Colombia se desechan los valores del torneo local, donde hay buenos jugadores, y se cree que todos los que están en el extranjero son mejores, Gareca recurre a los que ve dominicalmente. Es una apuesta diferente, pero más sensata.

Por ejemplo, no se puede creer que no haya en Colombia mejores jugadores que Darwin Andrade, Harrison Mojica o Andrés Rentería, los últimos llamados por el técnico Pékerman. Al cabo de tres años al frente de la selección, el adiestrador ha ido desechando nombres, cerrando puertas a algunos jugadores que todavía siguen siendo útiles y cuya vigencia es superior a la de otros que carecen del prestigio y el juego. Mojica no es más que Macnelly o que Aldo Leao, Rentería no es superior a Darwin Quintero o Dorlan Pabón, para citar algunos ejemplos que llevan a una conclusión: no están los que son, no se está llamando a los que mejor andan, hay puertas cerradas para algunos que fueron del riñón y hoy no son y parecen definitivamente desechados.

Cierto, el técnico esta en libertad de escoger los suyos, pero sería bueno que tras el fracaso rotundo en Copa América volviera a abrir el libro y buscara soluciones en puestos claves, inclusive citando a quienes sacó de su llavero y que conocen sus ideas y ya han trabajado con él. No se puede olvidar, por ningún motivo, que esta convocatoria fue caprichosa, mal armada, desbalanceada, y no todos los que trajo estaban listos para jugar y no todos los que dejó por fuera merecían esa suerte.

Gareca dio una lección. Vale la pena copiarle muchas cosas.

 

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