Bioenergy: otro descalabro de Ecopetrol

Salomón Kalmanovitz
24 de julio de 2017 - 02:00 a. m.

La forma como se hacen los negocios en Ecopetrol es bastante casera. Uno de los gestores del proyecto de producir etanol estuvo en su junta directiva; para ejecutarlo, se contrató a una empresa española reconocida por su corrupción e incompetencia. La propia Bioenergy actuó como interventora de sus malos manejos; además, se compró tierra apropiada indebidamente por Víctor Carranza en su guerra del Llano que no se pudo utilizar; por fin, se está experimentando con nuevas variedades de caña de azúcar para ver si, en efecto, pueden producirse adecuadamente en tan hostil hábitat.

Comencemos con las proyecciones del negocio: su rentabilidad dependía de que la propia Ecopetrol comprara el etanol a US$2,50 el galón, cuando en el mercado internacional costaba entre US$1,30 y 1,50; el supuesto es que el consumidor colombiano va a seguir siendo explotado para siempre por su empresa pública y los dueños del azúcar en el país. Los cultivos de caña en 17.000 hectáreas se hicieron precisamente con los que saben: Riopaila y Manuelita-Castilla. Llamo la atención a cómo se fija el precio de la gasolina en el país, ejemplificado con lo que pasó en el mes de julio, cuando se decretó una reducción por la baja del precio internacional de la gasolina (US$1,56), pero después se reversó porque se aumentó el contenido de la mezcla de etanol (que se paga a US$2,70) de 8 % a 10 %.

El grandioso proyecto se inició en la primera administración Uribe. La rentabilidad proyectada de Bioenergy iba a ser de 13,3 % sobre el capital, pero la Contraloría la calculó en 1,2 % en 2016, y solo entrará en plena producción en 2019. Es casi cierto que la rentabilidad termine siendo negativa y que no alcance para pagar los intereses ni amortizar el crédito que cubrió el 65 % de la inversión total. Inicialmente esta iba a ser de US$344 millones y terminará superando los US$750 millones.

No hubo licitación para entregarle el contrato a Episol, conocida en Argentina y Chile por haber sobornado a los funcionarios encargados de varios proyectos. En el primero de ellos, el día de la inauguración de una planta eléctrica estalló una de sus calderas. La Contraloría llama la atención de que Episol no tenía experiencia en el diseño y construcción de plantas de etanol, aunque en el Valle del Cauca hay varias factorías operando, o sea que existía experiencia en el país para ponerla en marcha. Episol llamó a un concurso de acreedores el pasado 18 de julio, siguiendo una de las mayores quiebras en la historia empresarial española. Sin embargo, Ecopetrol no fue llamado porque perdió un pleito fallado por la Cámara de Comercio Internacional de Houston, que no tuvo a bien preparar con debida diligencia y ahí se perdieron US$170 millones.

El consorcio nacional que remplazó a Episol cuando dejó tirada la planta en medio de la nada, conformado por Ismacol y Morelco, tampoco fue convocado por licitación pública; sin embargo, parece haber completado la planta destiladora con el disparo de los costos anotado.

Uno se debe preguntar para qué existe una empresa “pública” como Ecopetrol en elpaís, si lo que hace es defender los intereses privados contra los ciudadanos que debemos pagar costos de transporte más altos que los internacionales. Peor aún si se alía con empresas depredadoras como Episol, lo que nos costó recursos públicos que ciertamente no nos sobran.

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