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Bogotá 2015: el sueño es nuestro para construir

Columnista invitado EE
04 de enero de 2015 - 02:00 a. m.

El 2015 será un año decisivo para Bogotá.

Y tiene que serlo, porque desde ya tenemos que empezar a reversar lo que ha sido una secuencia de años no tan afortunados para la ciudad y para quienes en ella vivimos. Si bien es un año de elecciones y lo que se decida en las urnas será determinante, lo más significativo tendrá que ver con la reacción que la ciudadanía escoja frente a los retos que enfrentamos. Bien podemos seguir quejándonos al tiempo que autodestruimos buena parte de nuestra calidad de vida con nuestros comportamientos y apatía, o podemos empezar a proponernos y proponerles a los demás actitudes más generosas y constructivas frente a lo que significa vivir en la ciudad.

A pesar de los nefastos liderazgos que han maltratado la ciudad y que se han probado incapaces de tomar decisiones de fondo que muevan la ciudad hacia delante, ya va siendo hora de que los ciudadanos entendamos y asumamos que el problema es nuestro y que de nosotros dependerá sacar a Bogotá del hueco. Y tenemos afán, porque ya hemos perdido demasiado tiempo confiando las soluciones de la ciudad en unos líderes que no han llegado. Entonces, la apropiación del futuro de la ciudad por parte de sus ciudadanos tendrá que coexistir con la posibilidad de que sigan llegando malos gobernantes; desde ya podemos y debemos ser mejores que ellos. Eventualmente les ganaremos el pulso y les cerraremos la puerta.

Corría el año de 1997 cuando Jaime Garzón le dijo esto a un grupo de estudiantes de la Universidad del Valle: “Si ustedes los jóvenes no asumen la dirección de su propio país, nadie va a venir a salvarlo. ¡Nadie!”.

Pues esas mismas palabras se las estaría exhortando a los bogotanos en estos momentos. En términos de liderazgos políticos para Bogotá veo una elección de alcalde muy poco promisoria, con una elección demasiado contaminada de política nacional. Una política nacional rapándose la ciudad, pensando en sus respectivos proyectos de poder, pero no en verdaderos proyectos de ciudad. Es la historia de los pasados 12 años y 3 administraciones (7 alcaldes). Ya veremos.

Así que tendremos que ver cómo en medio de lo que tendrá lugar el año entrante, buscamos la manera de posicionar una agenda ciudadana para la ciudad que obligue a la política a tenernos mucho más presentes. Poner en el centro de la agenda temas como: calidad de vida, responsabilidad política e institucional, pensar obsesivamente en los ciudadanos y que el centro del discurso y la política pública sea su gente. En los temas de ciudad no hay izquierda o derecha de valga; el centro de todo consiste en mejorarles la calidad de vida a sus ciudadanos y de construir una ciudad para vivir y ser felices. No podemos seguir tragando entero y nos haría mucho bien plantarnos escépticos frente a promesas de revoluciones urbanas o cuentos de que en 4 años lo habrán resuelto todo. La reconstrucción de la ciudad les exigirá su cuota de sacrificio a todas las partes y será un camino que tendremos que ir tejiendo entre todos.

Ya hemos padecido lo suficiente como para volver a creer en charlatanes y el costo de la apatía ha sido inmenso.

Digo todo esto sin ánimo pesimista. Todo lo contrario. Esta es mi manera de ser optimista frente a una ciudad que lo único que no puede permitirse es que su gente renuncie a soñar con una mejor Bogotá.

Eso sí, el sueño es nuestro para construir.

 

@miblogota 

 

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