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Bogotá: diálogo necesario

Saúl Pineda Hoyos
23 de abril de 2012 - 11:03 p. m.

Al alcalde Gustavo Petro no le gusta la palabra competitividad, pero esto no fue un obstáculo insalvable para que aceptara la semana pasada una conversación franca con los empresarios capitalinos alrededor de los temas del desarrollo sostenible. La convocatoria realizada por la Cámara de Comercio de Bogotá, resultó oportuna y auspiciosa.

Algunos datos del propio plan de desarrollo “Bogotá Humana” señalan la importancia de mantener este diálogo abierto, a pesar de los evidentes desacuerdos sobre algunas prioridades. El 24% de los bogotanos sufre algún grado de inseguridad alimentaria, el déficit de vivienda hoy afecta al 11,8% de los hogares y la distribución del ingreso (medida por el coeficiente GINI) se deterioró al pasar del 51% en 2007 a 54% en 2011. La buena noticia es que para atender estas realidades, la ciudad cuenta con una estructura financiera sostenible respaldada por una calificación triple A desde 2002 y un prepuesto superior a los 12 billones para 2012.

En medio de las luces y sombras que arroja el diagnóstico del Plan, se confirman desacuerdos en algunas soluciones. Mientras para el sector empresarial resulta urgente insistir en la reducción de la informalidad empresarial y laboral, las prioridades de la administración distrital se centran en el apoyo a la economía popular, aún a riesgo de reproducir esquemas precarios de subsistencia. Existen, además, diferencias en las percepciones sobre los TLC y su impacto en la estructura productiva de la ciudad. Para el Alcalde no hay ninguna duda que el TLC con Estados Unidos es, casi por principio ‘nocivo’ para Bogotá. En estas condiciones, parecería difícil el trabajo conjunto entre la administración y los organismos empresariales para identificar oportunidades y enfrentar las amenazas.

Pero también hay que destacar los consensos. El encuentro dio vía libre a la cooperación público-privada en torno al empleo decente, a través de un ambicioso plan de formación para el trabajo en las apuestas productivas de la ciudad. Así mismo, los empresarios aplaudieron la actitud pragmática del alcalde de acoger las asociaciones público–privadas, contempladas en la Ley 1508 de 2011, para financiar parte de las infraestructuras sociales y físicas presupuestadas en el plan de desarrollo.

Aun así, en el ambiente quedó la sensación de que al alcalde se le acaba el tiempo de la argumentación, en la que es muy bueno, para pasar al ejercicio de la ejecución, en el que todavía deja muchas dudas.

*Director CEPEC, U. del Rosario.

 

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