Bolsa de boxeo

Marcos Peckel
15 de marzo de 2017 - 03:00 a. m.

De todas partes le llegan golpes, de chicos y grandes, viejos y nuevos, de adentro y de afuera, la zarandean, la patean, la sacuden. La bolsa de boxeo de moda no es otra que el viejo continente, la Europa que de ser por siglos el centro del mundo parece convertirse en foco de agravios y afrentas.

El último round lo comenzó el premier turco, quien en su gesta por convertirse en nuevo sultán la emprendió con toda contra Holanda y Alemania, acusándolos de nazis y utilizando una retórica propia de quien a paso lento acaba con la democracia en Turquía y le comunica a Europa inequívocamente que a su país ya no le interesa ser miembro de la Unión Europea tras años de golpear infructuosamente en la puerta.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, vela por sus campos de golf y hoteles en Europa pero no ha ahorrado epítetos para amenazar con reducir su compromiso con la OTAN, el principal esquema de seguridad europeo, y poniendo el dedo en la llaga ha dicho repetidas veces que el brexit es “fantástico”. La posibilidad de un mega acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos queda enterrada en el “America First” y el orden mundial liberal promovido por Europa y Estados Unidos es otra víctima de las políticas “neojacksonianas” que rondan Washington por estos días.

Otro que ha golpeado la bolsa ha sido el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, quien considera que Europa es hostil a su país y permanentemente les da lecciones de historia a los europeos. Rodrigo Duterte, el excéntrico mandatario de Filipinas ante las críticas europeas por su política antidrogas, los acusó de hipócritas y les recordó sus propios pecados históricos.

Del trópico saltó al ring el sátrapa de Caracas, quien se ha despachado contra Europa, particularmente contra España, a cuyo mandatario, Mariano Rajoy, ha acusado de “sicario”, de “asesinar la democracia” y de “franquista”.

Con varios golpes a su haber en Europa, terroristas islámicos deambulan por el continente en búsqueda de su próximo blanco.

El gran bocado de Europa ya se lo había tragado Vladimir Putin al anexar Crimea y comenzar una guerra secesionista en Ucrania. Así le puso Putin límites a la expansión de la OTAN y de la Unión Europea, a la cual está además subvirtiendo desde adentro apoyando partidos populistas antieuropeos y con su sola sombra atemorizando los Bálticos y los Balcanes.

Del interior de la bolsa también llueven los golpes, comenzando por el contundente propinado por los británicos históricamente escépticos frente al “continente”, y polacos, húngaros y otros que quieren el producido de la Unión sin someterse a Bruselas.

La bolsa es un reflejo de la crisis económica, política, social y de identidad por la que atraviesa Europa. Habrá que ver si los golpes que recibe la fortalecen o terminan de hundirla.

 

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